33 Diputados participaron del Congreso en Tucumán, 18 eran abogados, 11 sacerdotes y 4 militares. Allí comenzó nuestra vida institucional, allí se declaró la independencia, que no se limitó a “la casita” que tanto dibujamos en la primaria, esa que a la hora de hacer las molduras ubicadas a ambos lados de la puerta principal, pedíamos ayuda a nuestros viejos, que según los libros representaban columnas salomónicas.
Lo que no fue salomónico fue la primera discusión – que no fue si se declaraba o no la independencia – sino cómo restablecer el orden: cómo volver a unir a los pueblos y sobre qué bases superar las diferencias. Si nos paramos aquí y ahora en esta nueva reconstrucción, no hemos avanzado mucho que digamos, la grieta es tan vieja como la injusticia y sin dudas a lo largo de nuestra historia hubo gobiernos que la alentaron y otros que han tratado de unirla.
En esos tiempos libertarios, la agricultura era escasa. Se reducía a los pequeños terrenos o chacras en los alrededores de las ciudades para su abastecimiento. Los cabildos fijaban los precios del cereal, lo que limitaba las ganancias de los labradores y hacía poco atractiva la actividad, una especie de retenciones del principio de la patria. La importancia de la ganadería fue en aumento por el valor del cuero en el mercado internacional. A comienzos del siglo XIX se practicaba la ganadería extensiva, que no requería grandes inversiones y aseguraba rentabilidad.
Ahora bien, cuando hacemos referencia al año del aniversario de la patria, pareciera que hablamos de una clase de historia o algo que quedo en el pasado, aislado del presente, cuando en realidad estamos hablando de nosotros, de lo que fuimos capaces de construir y de destruir, desde nuestro orgullo por San Martin, que murió en el exilio, al de Favaloro que terminó pegándose un tiro en el corazón por las deudas de su Fundación. De la honestidad de Arturo Illia, al que derrocamos con total indiferencia y ahora reivindicamos como un gran gobierno, al peronismo que gobernó nuestro país 13.278 días y hoy se pregunta: cómo se llegó a esto?
5 Noveles, Carlos Saavedra Lamas, Perez Esquivel, Houssay, Milsten y Leloir; 2 Películas argentinas ganaron el Oscar, y dos estrellitas están bordadas en la camiseta de la selección por los 2 mundiales ganados. Un Papa que es un líder mundial, menos para nosotros; la Reina de Holanda es argentina, y el mejor jugador de futbol del mundo también – aunque lo destrozamos todo el tiempo. Somos el dulce de leche, el colectivo y las huellas digitales. Somos también la Siembra Directa, que ojalá pronto todos la pongamos en la lista de inventos argentos.
Amigo lector, estamos viviendo buenos vientos de cambio en el año del bicentenario, el paradigma de que “en este país nadie va preso” se está derrumbando y estamos frente a una nueva oportunidad de hacer un país serio, sin desigualdades. Construir un futuro para nuestros hijos y nietos es fundamental, pero también para nosotros, para que el orgullo por los Milsten y los Leloir sea más fuerte que la vergüenza por los Lopez, los Jaime y los conventos truchos.
Con buenas entrevistas, temas de investigación y el invalorable aporte de nuestros columnistas, en el mes del bicentenario los invito a recorrer las páginas de la edición 82 de Horizonte A
Hasta la próxima edición