En el 2004 Tom Hanks quedaba varado en un aeropuerto porque su país dejaba de existir y Mel Gibson cargaba la cruz mientras le daban latigazos. El celular más canchero era el Motorola Razor y las BlackBerry que apenas tenían 2 años circulaban poco por América Latina. Argentina aún no había renegociado un solo bono del default de diciembre del 2001, Lavagna no había denunciado el cartel de la obra pública, Guillermo Moreno era un ignoto Secretario de Comunicaciones y la pobreza estaba en 44%. La inflación en marzo, el mes que HorizonteA vio por primera vez la luz era del 1%.
En el 2004 la cosecha fue objetivamente mala, se sembraron 24,4 millones de hectárea, pero se cosecharon 63 millones de toneladas, un millón de toneladas más que el año pasado, pero casi 4 millones de toneladas menos. Durante el primer año en circulación de HorizonteA se sembraron un millón de hectáreas más con una cosecha de 81 millones de toneladas. La revista trae suerte, como La Chiqui. Luego de la salida de la convertibilidad las exportaciones de carne vacuna se habían multiplicado por 4 y eran un cohete a la Luna, se exportaba el 20% de la producción. Argentina atravesaba, como toda Sudamérica, el boom de las commodities. Si bien había muchas razones para ser muy optimista, mientras todos estaban distraídos se incubaba el huevo de la serpiente. Fue en esos primeros años de la gestión de Néstor Kirchner en los que se construyó la nueva macroeconomía que perduraría durante 20 años, inspirada en los mandatos de Remes Lenicov, Lavagna y De Mendiguren; una cárcel de la que Macri no pudo o supo salir y que Milei declara que quiere destruir.
Apenas una década más tarde el modelo ya estaba totalmente agotado: el área agrícola estaba estancada en 30 millones de hectáreas con los cereales reducidos a la mitad, las exportaciones de carne virtualmente prohibidas habían vuelto a los niveles de 2001, pero ahora representaban un 7% de la faena. Para ese momento se prohibía la exportación de carne, leche, trigo y maíz, todos los rubros de exportación tributaban retenciones y el cepo cambiario estaba en plena; el INDEC totalmente intervenido decía que el país tenía menos pobres que Alemania.
En 1990 Brasil producía 20 millones de toneladas de soja, el doble que Argentina en aquel momento e importaba carne y trigo argentino; era imposible para ellos autoabastecerse de la dieta europea que heredaron de su colonización y proceso de inmigratorio. Hoy no solo producen 3 veces la cosecha argentina de soja: la producción total de granos de Argentina es inferior a la cosecha anual de soja brasileña de 152 millones que se proyecta mayor aún este año. Adicionalmente, Brasil se transformó en el mayor exportador global de proteínas animales y elevó su consumo per cápita de carne vacuna y coquetea todos los años con el autoabastecimiento de trigo. Mientras en los últimos 30 años la producción de leche se duplicó, la argentina está estancada.
“Durante el primer año en circulación de HorizonteA se sembraron un millón de hectáreas más con una cosecha de 81 millones de toneladas. La revista trae suerte, como La Chiqui“
Brasil fundó su crecimiento en 6 pilares: i) el respeto a rajatabla de la propiedad privada, ii) el productor agropecuario brasileño siempre accedió al precio lleno por lo que vendía desde el Plan Real, iii) fuerte reducción del costo logístico con el combo obras de infraestructura, legislación laboral, crédito barato para renovar parque automotor y etanol, iv) crecimiento monumental del consumo de granos por parte del enorme mercado brasileño y su foco exportador de proteínas animales, v) facilidades crediticias y una macro muy estable para invertir en la formación de stock de capital y vi) el rol de Embrapa investigando variedades de semillas mejor adaptables a las áreas que se colonizaban.
Ellos hicieron todo bien, nosotros casi todo mal. Cuando quisimos recuperar la senda del crecimiento no supimos, no pudimos. En todo inicio de ciclo se genera la oportunidad de una revancha, y por lo pronto Vinicius, te vemos en la final de la Copa América.
