IT’S ONLY COSTILLAR BUT I LIKE IT
Por: Luis Fontoira
http://historiasdelacarne.blogspot.com.ar/
En la tierra del churrasco, los músicos argentinos cambiaron aquella máxima del rock “Sexo, droga y rock and roll” por “Asado, milanesas y rocanrol”. Podrá haber, es cierto, algunas dosis de droga y de sexo, pero la obsesión carnívora de las pampas se trasladó a las letras del rock, que no dejan afuera ni siquiera al mondongo.
Algunos días después de aquel nefasto “Si quieren venir que vengan”, voceado a lo Perón por el General Leopoldo Galtieri con voz etílica desde el balcón de la Casa Rosada, comenzaban las bajas argentinas en las Islas Malvinas. Al mismo tiempo, una orden de tintes castrenses llegaba a todas las radios del país: “queda terminantemente prohibido emitir canciones en inglés”.
Allí comenzó –pese a la funesta situación que le dio origen al fenómeno- la época de mayor popularidad del autoproclamado “Rock Nacional”, que rápidamente se encargó de describir casi todos los aspectos de esa época de sangre en la que se derrumbaba la peor dictadura de la historia argentina.
Y entre canciones que criticaban la guerra, la represión y daban cuenta de los muertos y los desaparecidos, el asado irrumpió en la temática rockera, ocupando un lugar casi tan importante como el que habían tenido los “burros” y la “timba” para el tango de la década del cuarenta.
Uno de los pioneros fue, cuándo no, Charly Garcia que en la canción “No bombardeen Buenos Aires” –una ironía sobre la guerra de Malvinas y la paranoia urbana- graficaba la situación asegurando “ni siquiera puedo comer un bife y sentirme bien… ¡tengo hambre!”.
“Virus”, una de las bandas emergentes, realizó por aquel tiempo una primera pintura de la argentinidad de los ’80 con su irónico “Me fascina la parrilla”: “Me fascina la Argentina, con la parrilla yo me puedo copar…”.
El “ser nacional” también fue retratado por “Los Violadores”, pioneros del tardío punk argento, desde una postura más visceral: “Hermosas tierras de amor y paz, hermosa gente cordialidad, fútbol, asado y vino son los gustos del pueblo argentino”[1]. Y no era para menos, ya que en 1982, pese a la crisis, la inflación, la guerra, la desocupación y el default, cada argentino consumía 72 kilos de carne vacuna por año, número que durante el gobierno de Raúl Alfonsín treparía a los 83 kilos por habitante.
Ratificando aquello de la que la canción es siempre la misma, años más tarde León Gieco y Andrés Calamaro completarían el retrato del argentino promedio al cantar “Nacimos en el pasto, asado y mucho vino, pero nunca seremos un gordito argentino”[2] y “…detrás de la puerta de entrada de Ezeiza están el bife de chorizo y el vino”[3].
El origen
Algún desprevenido lector de esta crónica, de aspecto demodé un tanto hippie y una calvicie incipiente o radiante, asegurará para sus adentros o a viva voz que el rock nacional no comenzó en los 80. Y tiene razón.
Hurgando entre vinilos y magazines –aquellos toscos “padres” del cassette- podemos asegurar que la carne vacuna fue protagonista de los años de furor beat de fines de los sesenta. En “30 minutos de vida”, considerado uno de los primeros “disco de rock” del país, Moris cantaba que un tal “Pato” trabajaba en una carnicería[4]. El tema fue retomado por el joven Miguel Abuelo que, en su primer simple, incluyó el tema “Señor carnicero”: (“Caerá la tarde y usted, señor carnicero, estará ahorcado en sus quehaceres, siempre cortando carne”) [5].
Más allá de la versión rockera de “El Arriero”[6], de Divididos, el “trabajador de la carne” sería, desde ese momento, una presencia constante en otras letras, como la de “Matadero”, de La Mississippi, que relata la dura vida del despostador: “El flaco entra como siempre al matadero a las diez y todo el día corta carne, hueso y media res. ‘Este trabajo no es para mi, cómo fue que llegué aquí’ (…) carga la carne sobre el camión y siente la vista del patrón”.
También Pity Álvarez, “metamorfoseado” a lo Kafka en un exótico Joaquín Sabina del conurbano, grafica sus devaneos existenciales en el tema “Frasco Vacío”[7], en el que asegura sentirse como “un carnicero sin carnicería” o como la “carne sin mayonesa”.
La vaca y el bife
En los noventa, en medio del reinado liberal y las privatizaciones, el asado siguió siendo protagonista de todas las vertientes del rock vernáculo, como en el absurdo “La vaca y el bife” de Las Pelotas (“Aberdeen Angus tenía una vaca, Aberdeen Angus, hacía mucha caca, pero un día cuando yo dormía, la amordazaron, ni ‘mu’ decía, la llevaron y terminó echando humo en una parrilla”[8]) o en el contestatario “Olvídalo y volverá por más” de “Hermética”, referente del Heavy Metal de las pampas (“Politiqueando un doctor de la ley, ganó un lugar con sólo prometer, carnes asadas convidó al pueblo, que dio su voto creyendo”).
A principios de esa década caracterizada por la nefasta poesía nihilista “ramal que para, ramal que cierra”, el consumo de carne era de 72,5 kilos por habitante, con un stock similar al de los ’80 pero casi diez millones de habitantes más y 300 mil toneladas de exportación.
El nuevo milenio trajo nuevas bandas y nuevas formas de describir el siempre complejo “ser nacional”, como la exaltada “Argentinidad al palo” de la “Bersuit” (“Descuartizan vacas en el norte…”), pero siempre con la presencia indiscutible del asado (“Nos comimos una vaca cruda y nos parece poco”[9]).
Los ejemplos pueden ser tan extensos como caprichosos, pero para botón de la muestra se pueden mencionar grupos como “The Asado” y “Asado Violento” -con su CD “Chory Invaders”-, o discos como “Un Asado en Abbey Road”, de los festivos Kananga (ver recuadro).
“Alguien encedía un asado, alguien de lejos llegaba”[10], proclamaron Los Piojos, referentes de la nueva escena local, mientras que Andrés Calamaro, radicado mayormente en España, sufría síntomas de abstinencia y cantaba “Voy a seguir hasta encontrar una parrilla en Dolores”[11] con una sensación de angustia gastronómica que años después retomaría el Indio Solari en “To beef or not to beef”[12].
Milanga, hamburguesas y salchichas
Dejando de lado los “huevos de toro” de la Bersuit Vergarabat[13], los cortes y subproductos también ocupan un lugar destacado en la mesa rockera: “Me quedé sin molleja, me quedé sin riñones, no habrá choripán en mi mesa por culpa de esos ladrones”[14].
“Dónde están los patys, dónde está el pan…[15]”, se preguntaban unos rabiosos Attaque 77 en su disco “Amateur”, mientras que el combo más rockero de Pappo y sus camperas de cuero aseguraba“otra vez llegó la noche con hambre de sensación, y mi hamburguesa no promete gran acción”[16] y los under de “Encías Sangrantes” le cantaban al “Jugo de Paty[17]” (“Ahora el mendigo pasó a millonario y paga asados para todo el barrio”).
Hasta esas pequeñas hijas bastardas de la vaca tienen su lugar en el extraño rock and roll “Caviar y salchichas” de Claudio Gabis –uno de los próceres de la guitarra- que en 1987 formó un grupo llamado “La nave” y editó un disco que pasó casi desapercibido.
Más allá del bife, Charly García como buen argento también le cantó a las “milongas” (¿Hey, papa frita, qué vas a sentir cuando no tengas milanesas que freir?[18]), al igual que los festivos rockeros-cuarteteros Caligaris (“Vos sos mi milanesa con puré”[19]), los Tulipanes, hijos adoptivos de los Auténticos Decadentes (“Porque en el cielo no hay vino y cerveza, no hay milanesa, no”[20]), y “Superhéroes” que, con terminología de Peter Capusotto, arremetieron con “Carne ensobrada sobre huevo agitada en astillas de pan (milanesa) $185” en su disco “César Luis Menotti”.
Alfredo Casero le cantó al “sanguche de chorizo”[21] y hasta el edulcorado Alejandro Lerner se animó a bautizar un tema como “salsa parrilla”[22]. Los subterráneos punk Superuva le entraron al “Churrasco violento”, los “Hermanos de la calle” -con diez años sobre las tablas aunque aún poco conocidos- le cantaron al típico gusto gastronómico argentino: “Hoy la cena será algo especial si en la mesa hay churrasco con papas para cenar”[23] al igual que La Renga en su clásico rock de fonda “Buseca y vino tinto”[24] (“Esta noche, nena, te invito a morfar”). Y ya que hablamos de buseca, Greco se las ingenió para meter al mondongo en su pegadizo “Ojo con los Orozco” de 1997.
Un aplauso para el asador
Actualmente, más allá de los avatares que moldearon el espíritu del rock criollo desde aquel boom de 1982, el asado sigue siendo un componente esencial de la cultura joven, exaltado hasta el paroxismo por los bizarros metaleros de Asspera (“Hay un aplauso para el asador, mandibuleando pintó el bajón”[25]) o por el aguardentoso Dylan del metal de las pampas, Ricardo Iorio (“Día domingo lejos de la ciudad bajo el sol compartiendo entre amigos carne asada pan agua y vino”[26]).
Y para himnos parrilleros, qué mejor para finalizar esta crónica que “Asado y fernet”, el rock cuartetero de Los Caligaris, una pintura que hasta se da el lujo de incluir la más típica de las expresiones etílicas de los asados argentinos: “Viva Perón, carajo”, en la voz del Negro Álvarez. “¿Compramo’ una pizza?, ¡NO!, ¿hacemos mondongo?, ¡NO!, ¿comemos puchero?, ¡NO!, ¿Entonces qué hacemos?… Hagamo’ un asado, tomemo’ ferné, hagamo’ un asado, tomemo’ ferné”.
[1] “Represión” (Disco “Los violadores”, 1983).
[2] “Los Salieris de Charly” (Disco “Mensajes del alma”, 1992).
[3] “Vigilante medio argentino” (Disco “El Regreso”, 2005).
[4] “Pato trabaja en una carnicería” (1969).
[5] Miguel Abuelo et Nada (1974)
[6] Canción compuesta por Atahualpa Yupanqui
[7] Viejas Locas, “Contra la pared” (2011)
[8] Disco “Corderos en la noche” (1991)
[9] “La bolsa” (Disco “Hijos del culo”, Bersuit Vergarabat, 2000)
[10] Disco “Civilización” (2007).
[11] “El Día de la Mujer Mundial” (Disco “El regreso”, 2005).
[12] Disco “El tesoro de los inocentes” (2004)
[13] “Que tengo huevo’e toro y alma de buey” (La del toro, Disco “Hijos del culo”, 2000).
[14] La vaca y el bife (Las Pelotas, “Corderos en la noche”, 1991).
[15] “Me siento mal” (2002).
[16] Riff. “El malo de la película”. Disco “Zona de nadie” (1992).
[17] Disco “Encías sangrantes” (2005).
[18] “Rock and roll yo” (2003).
[19] Mi Sí bemol (Disco “Grasas totales”, 2004).
[20] “El Ángel”. Disco “Los tulipanes” (2001).
[21] “Bailando en la Sociedad Rural”. Disco “Alma de camión” (2000).
[22] “Sus primeras canciones” (1979).
[23] “Churrasco con papas”. Disco “Empiecen a gritar” (2008).
[24] “Esquivando charcos” (1991).
[25] “De lo bueno muy poco” (Disco “Hijo de puta”, 2010).
[26] “Toro y pampa” (2006).