Ing. Agr. Matías Cambareri – Caburé
Cerrando el año 2024, se puede decir que el tiempo no viene siendo tan complicado como lo fue en campañas anteriores. Desde el punto de vista hídrico, creo que el brindis de fin de año será pensando en que las cosas continúen como vienen hasta ahora en términos meteorológicos: temperaturas no del todo extremas y precipitaciones adecuadas (más allá que en algunos sitios en los últimos días alguien abrió el grifo más de lo debido).
Con más de 700 estaciones meteorológicas distribuidas principalmente en toda la región productiva de nuestro país la red de Caburé (www.cabure.com.ar), permite construir las isohietas del 2024 (hasta el 15/12), mostrando que la precipitación acumulada es muy variable en el espacio, así como lo es su predicción. En términos numéricos, la precipitación acumulada durante el año (Figura 1) tuvo valores tan altos en la provincia de Misiones que superaron los 1800 mm, mientras que en otros sitios de Córdoba y Buenos Aires, por ejemplo, hubo sitios donde el valor de precipitación acumulada no superó los 400 mm. En términos más generales, es un año donde las precipitaciones, dependiendo del sitio están por debajo o por encima de lo normal (y esto no es una novedad), pero lo que si parece es que es un año donde el agua, no fue tan escasa como lo venía siendo y eso merece un brindis.
A pesar de algunos meses donde las precipitaciones estuvieron muy por debajo de lo normal, las lluvias que ocurrieron fueron generando recargas en el perfil del suelo, por lo que el nivel de agua en el suelo actualmente, es un tanto alentador pensando en los diferentes cultivos implantados. Superficialmente, que es lo que rápidamente está disponible para evaporación (primeros 10 cm; Figura 2), puede observarse alguna limitante fundamentalmente donde no ocurrieron precipitaciones en los últimos días (colores más rojizos); mientras que en profundidad (Figura 3), los niveles de agua en el suelo están entre adecuados a abundantes (más del 50% de agua útil en el perfil), en la Mesopotamia y sur de Buenos Aires y adecuados en el norte y centro del país, indicando que en toda esta región, el agua no limitaría el crecimiento de los cultivos.
Esta “foto” del nivel de agua en el suelo, junto a los pronósticos a largo plazo, nos permitirán realizar un correcto análisis para tomar las mejores decisiones en nuestro sistema productivo. Como la evolución del nivel de agua en el suelo puede ser estimada a partir de un balance entre la “demanda” (de la atmósfera o del cultivo una vez implantado) y la “oferta” de agua (precipitaciones), conociendo cuál es la tendencia a largo plazo (más allá de los 30 días) de las variables determinantes, puede predecirse de forma aproximada su comportamiento.
Con distintos niveles de probabilidad de ocurrencia, el pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ayuda a dilucidar cómo serán las condiciones de oferta (precipitaciones) y demanda (evapotranspiración, determinada en parte por la temperatura del aire) que hacen al balance de agua en el suelo, durante los próximos meses. El pronóstico trimestral del SMN para el próximo trimestre de diciembre-enero-febrero indica: (i) mayor probabilidad (40-45%) de tener una temperatura media normal o superior a lo normal sobre el norte del Litoral y sur de la Patagonia y (i) mayor probabilidad (45-55%) de tener temperatura media superior a la normal sobre todo el resto del país (Figura 4). Esto significa que la temperatura media del trimestre mencionado sería al menos 0,5 °C mayor a los valores de temperatura media que observamos en la Figura 5. Por lo tanto, como gran parte de la demanda atmosférica está asociada a la temperatura, es esperable que la evapotranspiración acumulada en este período sea mayor a lo normal en prácticamente todo el país y debemos pensar en estrategias (si aún no lo hicimos) que ayuden a conservar el agua o bien, a conocer que nuestros cultivos sufrirán estrés hídrico durante este período de no existir precipitaciones que compensen la pérdida de agua por evapotranspiración.
Por otro lado, las precipitaciones acumuladas para el próximo trimestre diciembre-enero-febrero) tienen mayor probabilidad de estar dentro de lo normal en toda la región central productiva de nuestro país (Provincias de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa; Figura 6). Es decir que se esperan, dependiendo de la zona, precipitaciones acumuladas en los tres meses mayores a los valores presentados en la Figura 7 y menores a los que se observan en la Figura 8. Así, el balance hídrico atmosférico (diferencia entre la demanda atmosférica y las precipitaciones) tendería a ser negativo en prácticamente todo el país (tal vez el partido salga empatado más sobre la zona cordillerana), por lo que es probable que entrado el verano, aparezca alguna restricción hídrica puntual para los cultivos.
Con respecto a la actualización del fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un impacto negativo (o positivo!) sobre las precipitaciones, el último informe indica que estamos transitando la fase fría del evento y que seguirá así por los próximos 2 meses (La Niña), para luego volver a presentarse la condición neutral (Figura 9). Afortunadamente, pareciera que la señal de este evento no está manifestándose en toda la región productiva, ya que otros forzantes están permitiendo la ocurrencia de precipitaciones. El tiempo dirá si La Niña, queda sólo en un dato estadístico anecdótico o si realmente determina que se corten las precipitaciones.
En resumen
La continuidad de la campaña gruesa se dará bajo las fases fría y/o neutral del fenómeno ENSO y aunque el pronóstico en el corto/mediano plazo indica que el agua no será una limitante en los próximos meses. El pronóstico trimestral del SMN, indica que la sprecipitaciones estarán dentro de los normal en la zona central productiva del territorio argentino y con suficiente agua en el suelo, el panorama es bastante alentador, así que por unos días (al menos una semanita) a pensar en el brindis, que el tiempo hará el resto. Utilizar la agrometeorología como una herramienta más que permita maximizar el uso del agua, haciendo economía del recurso hídrico es siempre clave. Como siempre, recomiendo hacer monitoreo de las condiciones actuales -una estación meteorológica sería lo ideal-, analizar los pronósticos (a mediano y corto plazo) y recopilar DATOS para la construcción de estadísticas que ayuden a tomar las mejores decisiones.
Este artículo muestra sólo un pantallazo general de lo que puede ocurrir y debe seguir ajustándose a medida que la campaña avance, contando con mayor certeza en los indicadores. En una escala temporal menor (por ejemplo, mensual) podría ocurrir que llueva más de lo que el pronóstico trimestral indica por lo que estemos atentos a los pronósticos de corto plazo (7-15 días). La atmósfera es caótica y dinámica y las previsiones climáticas que acá presentamos se refieren a condiciones medias durante el periodo analizado, por lo tanto, no contemplan la ocurrencia de eventos puntuales tanto en la escala intra-estacional como en una escala espacial menor a la regional.