El año arranca con buena humedad en el suelo, pronóstico de buenas lluvias durante la primavera y buena relación insumo producto. Una alta inversión tiene retorno. Las recomendaciones para fertilizar el trigo, maíz, girasol y soja de Martín Zamora, Gustavo Ferraris, Martín Díaz Zorita y Andrés Grasso.
Por Gabriel Quáizel
La agricultura recuperó la normalidad. Hoy productores y asesores piensan menos en las acciones del gobierno a la hora de definir el plan anual y se concentran más en lo agronómico: el diseño del plan de rotación de cultivos (incluso con ganadería); el momento de siembra pensando en el clima; la genética, las densidades, el manejo en general, los niveles de tecnología a aplicar.
Así, la nutrición del cultivo volvió a la mesa de toma de decisiones luego de ser la variable de ajuste: cuando los márgenes eran flacos o negativos, la primera desinversión se hacía en la fertilización. Este año, la relación insumo-producto entre valor del fertilizante y del grano vuelve a ser favorable para la inversión.
Por otra parte, el ciclo 2017/18 arrancará con los perfiles de suelo recargados de humedad y se pronostica una primavera lluviosa, situaciones ideales para apuntar a rendimientos altos (y mejorables aún con más tecnología).
Horizonte A consultó a cuatro especialistas, Martín Zamora, del Inta Barrow; Gustavo Ferraris, del Inta Pergamino; Martín Díaz Zorita, de Monsanto BioAg y Andrés Grasso, de la Asociación Civil Fertilizar, sobre las recomendaciones para la fertilización del trigo, maíz, girasol y soja de la campaña 2017/18.
Trigo
La siembra comenzó en muchas zonas de la Argentina pero aún no se generalizó en la principal región triguera: el sudeste bonaerense. A diferencia de otras, esta zona tuvo lluvias “normales” durante la pasada campaña 2016/17. Atento a los pronósticos de un año climático bajo influencia de “El Niño” (lluvias abundantes en la primavera) el cereal volvería a niveles “históricos” de siembra. “Esto trae ventajas a la sustentabilidad de todos los sistemas productivos”, destacó el ingeniero agrónomo Martín Zamora.
En los ciclos anteriores, además de perder terrero, el trigo tuvo problemas con la calidad, lo que perjudicó el negocio. Por esto, el objetivo será llegar a una cosecha alta y lograr buen nivel de proteínas en grano.
“Para alcanzar calidad debemos realizar una fertilización estratégica”. El consejo de Zamora es fertilizar al momento de la siembra con nitrógeno, azufre y zinc, los nutrientes más importantes para ayudar al potencial de rinde; y concretar una aplicación complementaria de nitrógeno para que impacte en la formación de proteína ¿Cuándo? El momento surgirá de lo que marque el medidor de clorofila SPAD, que monitorea el verde de las hojas. “Cuando se desvía de colores óptimos se aconseja una fertilización de N en el momento de hoja bandera”, marcó el técnico del Inta.
En la zona de Tres Arroyos, partido al que pertenece Barrow, el ajuste de nutrientes promedia los 150 kilos/N, menos los 40-50 kg que aporta el suelo. En espera de un ciclo húmedo “se debe apuntar a más: el valor óptimo será 200 kilos de nitrógeno, menos los 40 del suelo a la siembra”.
Trigo: relación Insumo/Producto (I/P)
Período | u$s trigo | u$s/tn DAP | u$s/tnUrea | I/P DAP* | I/P Urea* |
Junio 2017 | 138,65 | 520,00 | 395,00 | 3,75 | 2,85 |
*Kilos de trigo y kilos de fertilizantes.
En el caso de la cebada, las recomendaciones son similares. La atención pasa porque además de la calidad, hay que enfocarse en “no pasarse de proteína: una cebada con más de 13% no sirve para maltear y hacer cerveza”.
Maíz
Para este cereal, el año arranca con muy buenas reservas de humedad y con la posibilidad de una primavera con lluvias. Para el ingeniero agrónomo del Inta Pergamino, Gustavo Ferraris, estas condiciones “generan un sistema de alto potencial de rendimiento y favorecen las siembras tempranas, que siempre tienen que sortear el momento crítico de la floración, en diciembre”.
“Es un año para buscar la intensificación. Hay condiciones propicias para sembrar con densidades más altas y hacer fertilizaciones nitrogenadas de mayor nivel”, enfatizó.
El ajuste de N se puede concretar a lo largo del ciclo con una gran cantidad de herramientas (visuales, digitales, por sensores). Una sugerencia general fue que “un rinde de 10 toneladas se logra con un nitrógeno –en suelo más fertilizante- de 150 ó 160 kilos. Si vamos a rindes de 12 ó 13 mil kilos, el óptimo será de 170 a 200 kg/N”. Si hay riesgo de ‘lavado’ es prudente hacer una fertilización dividida: a la siembra y –fundamental- en el estado de 6ta hoja “cuando el cultivo genera alta demanda del nutriente”.
Para el manejo de fósforo lo importante es hacer una reposición de 15 kilos de fosfato monoamónico por cada tonelada de grano producido (por caso, la dosis de reposición de 10 tn será de 150 kg de fosforado).
“Y siempre en un planteo de alto rendimiento y siembra temprana, el azufre y el zinc son nutrientes muy relevantes”, advirtió.
Más allá de los pronósticos climáticos, Ferraris subrayó que hoy en maíz conviven sistemas de siembra temprana, tardía y ‘de segunda’ que requieren atenciones diferentes. “En un tardío, que viene de un barbecho largo, el suelo se carga de nitrógeno y tiene menores necesidades. En el otro extremo está el maíz de segunda que, si tuvo trigo o cebada, va a tener el perfil complemente ‘descargado’ de N. Y los tempranos se ubican en el medio. Por eso, para hacer un manejo adecuado es muy importante medir cuánto hay en el suelo”.
“El maíz es un cultivo muy respondedor a la tecnología”, resumió.
Maíz. Relación insumo-producto (I/P)
Período | u$s maíz | u$s/tn DAP | u$s/tn Urea | I/P DAP* | I/P urea* |
Junio 2017 | 110,64 | 520,00 | 395,00 | 4,70 | 3,57 |
*Kilos de maíz/kilos de fertilizantes
Girasol
Martín Díaz Zorita apuntó que, por la fecha en que se siembra y por el tipo de estructura del oleaginoso, “es crítico tener un arranque rápido”. Por lo cual la práctica recomendada es la fertilización de base con nitrógeno y fósforo abundante. En tanto, advirtió que hay que hacer un manejo cuidado del N ya que casi 50% de los cultivos manifestaron deficiencias.
Para esto aconsejó, además del análisis de suelo, realizar “diagnósticos variables”. En este orden, resumió las siguientes situaciones:
-Habrá respuestas a la aplicación de N si la primavera es húmeda o fría;
-Si el lote viene de años de agricultura, con barbechos cortos o condiciones de baja capacidad de mineralización del suelo;
-O en sistemas de girasoles en siembra directa.
Díaz Zorita alertó que en los suelos arenosos del oeste bonaerense “hay frecuencias positivas a la fertilización con boro en aplicaciones foliares después de la etapa vegetativa e inicio de la reproductiva”, en especial en condiciones de muy alta productividad.
La cantidad a aplicar variará según región y textura del girasol. En fertilizantes fosfatados se recomiendan, al momento de siembra, 45-50 kilos en el oeste de Buenos Aires, y 65-70 en el sur. En nitrogenados, a la siembra entre 40 y 60 kg en el oeste, y 10 kg más en el sudeste.
“Más que la dosis –corrigió- el punto crítico es la oportunidad y la aplicación: en girasol es muy importante no tener exceso de nitrogenado tardío porque afecta a la concentración de aceite. Y es importante evitar las aplicaciones de fósforo en dosis muy altas porque pueden generar daño en la implantación por el contacto directo en las semillas”.
Girasol: relación Insumo/Producto (I/P)
Período | u$s girasol | u$s DAP | u$s/tn urea | I/P DAP* | I/P urea* |
Junio 2017 | 274 | 520 | 395 | 1,90 | 144 |
*Kilos de girasol/kilos de fertilizante
Soja –Maximizar el Rendimiento
Por Andrés Grasso
Numerosos ensayos demostraron importantes limitantes nutricionales en la soja. Y también, que las fertilizaciones balanceadas con altas dosis de fósforo anticipado, azufre y micronutrientes son buenas herramientas para elevar los rendimientos promedio históricos.
En este cultivo, el área fertilizada alcanza el 62% de la superficie, con dosis de 40 a 80 kilos de super fosfato, que responden al concepto de “arrancador”. Esta práctica tiene dos consecuencias directas sobre el sistema productivo: la primera es que en gran parte de la superficie no se logra el rinde alcanzable con la tecnología disponible debido a una subnutrición; la segunda es el empobrecimiento de los niveles de fósforo y azufre del suelo.
En situaciones normales la soja logra cubrir sus necesidades de nitrógeno vía fijación biológica y la respuesta a la fertilización sólo es evidente en casos en que la nodulación haya fracasado. Debido a esto, son el fósforo y el azufre los nutrientes que en mayor medida limitan la productividad de la soja. Es importante tener en cuenta que la fijación de nitrógeno es mayor cuando la disponibilidad de P y S es adecuada. Esto se reflejará en rendimiento y en la concentración de proteína (aumentó 0,6% en sojas fertilizadas correctamente con fósforo y azufre).
Fósforo
En base a ensayos de larga duración desarrollados por Fertilizar durante los últimos 7 años, las respuestas a P aumentaron en forma significativa respecto a experiencias anteriores. Las respuestas alcanzan hoy a más de 1000 kg/ha, especialmente en suelos arenosos con bajos niveles de fósforo disponible (menos de 13 ppm P-Bray). Los resultados en estos años confirman que la práctica del productor promedio (dosis de arrancador a la siembra de entre 40 a 80 kg/ha de superfosfato triple) es eficiente, ya que logra un incremento de 523 kg/ha con dosis bajas de P, pero no alcanzan para lograr los rindes potenciales. En esos ensayos se lograron aumentos de 917 kg/ha respecto del testigo cuando se fertilizó con dosis adecuadas de P (100 a 150 kg/ha de superfosfato triple).
En este sentido para elevar la dosis de fertilización es muy importante cambiar la forma de aplicación. Los mejores resultados se lograron con aplicaciones divididas, 70% al voleo anticipado durante el invierno y 30% como arrancador a la siembra. Así, además de la eficiencia agronómica, se evitan la sobrecarga de la sembradora y los problemas de germinación.
Azufre
La deficiencia de azufre está muy extendida en Región Pampeana. Numerosas evidencias muestran respuestas promedio de 348 kg/soja/ha. Las dosis habituales incluidas en la mezcla “arrancadora” no superan los 7 kg/S/ha y no resuelven completamente la deficiencia. Se precisan dosis mínimas de 12 a 15 kg/S/ha. Como en el caso del fósforo, las aplicaciones anticipadas son altamente eficientes.
Micronutrientes
El boro es reportado como un nutriente con respuesta frecuente en aplicaciones foliares entre R1 y R3 en cultivos bien manejados (con inoculación, fósforo y azufre). En la red de Fertilizar, el tratamiento con zinc a la siembra logró respuestas interesantes en suelos con contenidos por debajo del umbral de 1 ppm.
Para lograr un cultivo bien nutrido hay que fertilizar la soja de la misma manera que al trigo o maíz: con un paquete completo que incluya P, S y B. Es importante pensar en una fertilización balanceada y no aislada por nutriente de manera de poder captar los beneficios de esa interacción.
Soja. Relación insumo-producto
Período | u$s soja | U$s/tn DAP | U$s/tn SPS | I/P DAP* | I/P SPS* |
Junio 2017 | 207,9 | 520 | 310 | 2,50 | 1,49 |
Kilos de soja/kilos de fertilizante