Por Juan Carlos Grasa
Gentileza Fertilizar Asociación Civil
Entrevistamos en su oficina de la calle Suipacha a David Hughes, presidente de ArgenTrigo, asociación que se encarga de la promoción y el desarrollo del trigo y de sus derivados. Con una mirada basada en el corto y largo plazo, nos detalla la realidad del trigo en un contexto de reciente cambios políticos.
Sabemos que ArgenTrigo es la típica asociación de la que participan toda la cadena, pero ¿quiénes son los actores realmente?
Argentrigo tiene a la mayor parte de las instituciones que representan los actores de toda la cadena de trigo, el INTA, los semilleros, las empresas de insumos, de producción, las técnicas – Acrea y Aapresid – de los molinos, todo lo que es comercio – Bolsa, Cámaras Arbitrales, acopiadores, exportadores – y también tenemos a la UIFRA, que es la Cámara de los fideos secos, es decir, están todos los interesados en el trigo, ya sea como insumo o producto. Aquí se debate, se charla y se discute de todos los temas que hacen al trigo.
¿También sobre el precio?
No es un lugar donde se debate precio porque no es un espacio comercial, eso se maneja en otros ámbitos, acá apuntamos a la eficiencia de la cadena, como mejorarla, como disminuir los costos, pero sin meternos en los negocios de nadie.
¿Cómo tomó la Cadena las medidas del nuevo gobierno sobre la eliminación de Roes y otras restricciones que sufría el cereal?
La cadena estaba totalmente en contra de los derechos de exportación, como así también en contra de las restricciones, porque entendía que afectaba al normal funcionamiento. Hoy sin Roes, sin restricciones tuvimos una cosecha de grano de trigo que es el resultado de la siembra del año pasado. Esa siembra se hizo en un marco político económico que llevó a que el productor usara la mínima cantidad de insumos y que la superficie sembrada fuera chica. Entre 2000 y 2007 el promedio de hectárea sembrada en Argentina eran 6 millones; del 2008 a hoy, 4 millones y el año pasado fueron 3,6 millones.
¿Y cuál es la expectativa de siembra con estas nuevas reglas de juego?
La expectativa para este año es volver a las 6 millones de hectáreas, pero la realidad es que el productor tiene la cabeza puesta en como levantar la cosecha del campo.
Mucho se habla por estos días de la mala calidad del trigo argentino
El trigo es una especialidad, no es un commoditie, porque quien lo compra lo hace para un uso especifico. Tiene que servir para hacer pan. Lo que ocurrió es que la mayor parte del trigo que tenemos en nuestro país no sirve para hacer pan, o sea, compite en precio con el maíz y con la cebada forrajera como alimento animal
¿Podemos decir que como no cerraban los números de la última campaña, hoy se pagan las consecuencias de contar con un trigo de mala calidad?
Y eso sucede básicamente porque no se fertilizó como correspondía, y el clima no acompañó. Los parámetros que usan las industrias que utilizan harina como insumo, son parámetros de calidad –proteína, gluten y W – la proteína promedio en nuestro país es tan bajo que hace que ese trigo no sirva para hacer pan. Si no entra en la categoría de hacer pan, se ve si entra para galletitas, tapas de empanadas o pan dulce.
¿Cuáles son las cuestiones a tener en cuenta para que en la próxima cosecha el trigo argentino vuelva a tener la calidad que nunca debió perder?
Este tema se soluciona de dos maneras: la genética, es decir, saber qué es lo que se siembra, cual es la genética, la variedad. En nuestro país, en general, no se sabe que se siembra fundamentalmente porque hay una ley de semillas que es vieja. El manejo es la segunda pata para lograr calidad, y en esto entra fuertemente el tema de la fertilización de fosforo y de nitrógeno, porque la proteína es nitrógeno por eso hay que darle suficiente nitrógeno a la planta para que cuando haga el grano tenga suficiente cantidad de proteína que le permita hacer pan. Lo que se mide es proteína y gluten. La molinería una vez que mide la proteína, va al gluten (24 para gluten y 10 y medio para proteína para hacer pan).
Enfocándonos en la fertilización y teniendo en cuenta la buena relación de precios, no tendría que haber excusas para tener trigos de calidad en la próxima campaña.
Los dos principales nutrientes son fosforo y nitrógeno, y éstos además deben estar balanceados. Se recomienda hacer un análisis del suelo, con una mirada de un profesional para que asesore al productor, porque hoy están dadas las condiciones de la relación kilos nitrógeno y fosforo/kilos de trigo. Hoy se compra mucho más de lo que se compraba en los últimos 20 años. Sí, es como decís, es una gran oportunidad para lograr un buen trigo, porque el trigo que no va para pan se vende barato donde se puede, es un trigo que va para animales.
El trigo forrajero estimo, no es algo a lo que apunte el productor por una simple cuestión de precio de mercado.
Hablamos de 140 -145 dólares aproximadamente en el forrajero y de 170 dólares en adelante en el trigo para hacer pan. Sobra trigo forrajero en el mundo. Debemos apuntar a lograr una excelente calidad de trigo pan.
Existe un trabajo realizado por el INTA donde se pueden ver los posibles resultados, según los grupos de calidad en semillas de trigo.
Si, y es muy interesante. Existen grupos de calidad de trigo, donde si se hacen las cosas correctamente y el clima acompaña, se logran muy buenos resultados. Hay excelente genética disponible en el país, el tema es que no se está retribuyendo la propiedad intelectual y no se reconoce el esfuerzo a la inversión y el riesgo. La ley no nos permite saber bien qué sembramos.
¿Cuál es la perspectiva de ArgenTrigo de acá en adelante respecto de la producción para esta campaña?
Este año tenemos buena humedad en el suelo, el precio es muy interesante –debería estar entre 160 y 180 dólares – la relación fertilizante trigo es muy buena, una de las mejores de los últimos 20 años, es decir, esta todo apuntado a que este sea un muy buen año para el trigo. Vamos a cosechar con mucho trigo en el mundo, pero tenemos que volver a ganar mercados. El principal comprador de trigo en el mundo es Egipto, luego le sigue Brasil, con 6 millones de toneladas por año.
Mucho se habla de la rotación de cultivos y el trigo, ¿si hacemos un trigo en condiciones desfavorables, esa importancia en la rotación se conserva o disminuye?
Disminuye, porque el trigo tiene un montón de ventajas, es una manera de agregar hectáreas al campo, porque después del trigo uno puede hacer soja, maíz etc. Es un cultivo complementario. Se logra un movimiento económico muy grande, se implanta siendo una gramínea y eso hace que mejore la aireación del suelo, entonces al intercalar una gramínea con una leguminosa, se van rotando los principios activos y es muy bueno. La SD que es muy utilizada en el país, permite proteger el suelo. Tiene un montón de beneficios directos e indirectos que muchas veces no se le puede poner un valor pero que va más allá de la coyuntura.
Hay un tema muy importante que es las regalías a las semillas. ¿Cree que es fundamental para posicionarnos con competitividad ante otros países?
Si, es fundamental para saber qué trigo uno está haciendo. No entendemos la importancia como política argentina. La ley de semillas como política nacional permitiría pedirle al semillero un trigo especial para un pan específico, sabiendo que el semillero lo va a hacer porque se lo van a pagar. Hoy sembramos el mismo trigo en Bahía Blanca como en Tucumán y eso es algo que no debería suceder. Esto hay que cambiarlo para poder competir en el mundo.
La ley de semillas sé que la están tratando en el Ministerio pero no sabemos cuánto han avanzado.
¿Considera que el productor debería tener algún tipo de incentivo para que aplique más tecnología y más fertilización?
El productor es un empresario y la sociedad le está pidiendo hacer un buen trabajo. Debe ser parte de la ecuación. Lo que es interesante es saber que si hay un beneficio para el productor para que use fertilizantes que sea “a cambio de” es decir, un ida y vuelta entre el productor, el Estado y la sociedad.
Las buenas prácticas agrícolas siempre son importantes, es algo que deberíamos resaltar.
Es fundamental, en el mundo de hoy no se puede estar a medias, siempre hay que hacer las cosas bien. Las Buenas Prácticas ordenan el trabajo y la manera en cómo se debe desarrollar. Siempre hay que apuntar en hacer las cosas cada día un poquito mejor.