El gobierno sacrifica la competitividad del complejo sojero para no pagar el costo político de los productores ante la promesa del Presidente Macri de no frenar la baja del 0,5% mensual en las retenciones al poroto de soja.
Por: Pablo Adreani
Analista de Mercados
En la segunda semana del mes de agosto el gobierno anunció un nuevo cambio en las reglas de juego sobre el complejo sojero, modificando el sistema de retenciones a las exportaciones de soja y los productos de su molienda, harina de soja y aceites. El nuevo esquema consiste en mantener las retenciones al aceite de soja y harina de soja en el 23%, y continuar con el cronograma de baja del 0,5% mensual para el poroto de soja hoy en el 26%, durante el periodo de los próximos 6 meses. Con este nuevo esquema de reducción diferencial en las retenciones de todo el complejo, luego de pasados los 6 meses las retenciones, estarán todas en el mismo nivel del 23% tanto para el poroto como para el aceite y la harina. Dicho sin preámbulo, “la industria aceitera pierde el diferencial arancelario que le permitía en alguna medida poder competir con el resto de los países productores, consumidores y exportadores, que aplican férreas medidas al ingreso de productos importados para la protección de su industria aceitera y procesadora de soja.”
El gobierno opta por sacrificar la competitividad del sector aceitero, integrado por 25 empresas, en pos de no perjudicar a miles de productores y evita así pagar el costo político que hubiera implicado frenar la baja del 0,5% mensual a las retenciones al poroto. Es la competitividad de la Argentina la que ha sufrido un misil en la línea de flotación, y a partir de este momento habrá sustanciales cambios en el patrón de comercialización de la soja en nuestro país. A la hora de evaluar la medida, el gobierno borra con el codo lo que escribió con la mano y aniquila su frase de campaña y actual slogan cuando pide a las empresas exportadoras exportar cada vez mayor valor agregado. En este sentido la medida apunta a todo lo contrario, con este nuevo esquema de retenciones el gobierno quita competitividad a la industria aceitera que genera mayor valor agregado, y favorece las exportaciones de soja como poroto sin procesar.
Mientras el resto de los países consolidan su proteccionismo para proteger su industria local, la Argentina deja sin protección arancelaria a uno de los sectores más competitivos de la economía de nuestro país. Y el primer impacto sobre el comercio global será una mayor oferta de poroto de soja de la Argentina en el mercado mundial. Cada tonelada de poroto de soja que se exporta como tal, implica un menor volumen de oferta para el sector aceitero, menor volumen de industrialización, menor agregado de valor exportable, menor ingreso de divisas global.
Si hay que buscar conspiraciones, los chinos resultan en cierta forma favorecidos con esta medida, y en especial las empresas exportadoras chinas radicadas en la Argentina. Justo en el momento que China está en plena guerra comercial con Estados Unidos y se sabe de su estrategia de comprar o depender cada vez menos de las importaciones de soja americana.
Se pone a prueba la competitividad del sector industrial aceitero: Nos preguntamos con qué herramientas cuenta ahora Argentina para hacer frente al proteccionismo de las principales potencias mundiales. Este diferencial arancelario que la industria pierde es un instrumento de política pública comercial externa que cobra sentido en el marco de la problemática de la competitividad internacional de la industria aceitera y la industria de biodiesel de Argentina frente a la política sostenida de protección y agresión de nuestros principales países competidores en el comercio mundial. Con el diferencial de aranceles, se contaba con un instrumento de políticas públicas, que desde sus orígenes daban un sólido soporte a la industria local frente a las graves distorsiones del comercio internacional en el complejo oleaginoso como lo son los diferenciales arancelarios de importación (escalonamiento arancelario), los subsidios a las exportaciones, los apoyos internos o subsidios a la producción (precios sostén, créditos subsidiados, compras gubernamentales, etc.), facilidades crediticias y fiscales y las medidas para-arancelarias, mecanismos que son aplicados tanto por nuestros países competidores (Estados Unidos) como por los países importadores (Unión Europea, China, Japón, India, etc.).
A continuación detallamos los aranceles diferenciales a la importación de soja, aceites y subproductos que aplica la Unión Europea a los productos de la Argentina.
Posición | Descripción | Arancel UE |
1201.00.00 | Poroto de soja | 0% |
1507.10.10 | Aceite crudo de soja para uso industrial | 3,20% |
1507.10.90 | Aceite crudo de soja para otros usos | 6,40% |
3428.90.97 | Biodiesel | 6,50% |
No solamente la Unión Europea aplica aranceles a la importación de soja y subproductos, a continuación el detalle de los aranceles que aplican otros países.
Aranceles de importación Soja | |||
País | Aceite | Harinas | Grano |
China | 9% | 5% | 3% |
Tailandia | 20,0% | 10,0% | 0,0% |
Taiwán | 5,0% | 0,0% | 0,0% |
Malasia | 5,0% | 0,0% | 0,0% |
Israel | 8,0% | 7,5% | 0,0% |
EEUU | 19,1% | 0.45 c/kg | 0,0% |
Por qué la medida puede resultar en un boomerang para los productores y el mercado de soja en la Argentina: La opinión generalizada de los productores, que quitando la protección a la industria, el precio de la soja deberá subir por la mayor competitividad del sector exportador de poroto de soja puede ser cierta hasta el momento que la exportación complete las compras de todo el saldo exportable. En el momento que los exportadores dejen de comprar y se retiren del mercado – no estamos hablando de esta campaña sino de la próxima cosecha 2019 – la industria deberá bajar sus precios de compra para poder ser competitiva y recuperar la competitividad perdida. En este sentido la posición de las entidades del agro, comenzando por la Sociedad Rural Argentina, muestran contento y algarabía al pensar que han logrado vencer a la industria aceitera, en su histórico reclamo de la eliminación del diferencial arancelario. No se han medido los efectos colaterales de esta medida anunciada por el gobierno, la industria aceitera deberá descontar la pérdida de la ventaja por perder el diferencial arancelario, y en este punto podremos estar ante la presencia de un nuevo mercado, hecho que ya ha sucedido en el pasado aún con la ventaja del diferencial.
Para la nueva cosecha, volveremos a ver dos mercados como ha sucedido históricamente, el precio de soja exportación condiciones cámara con una prima de 8 u$s/ton a cosecha, por sobre el precio de la soja industria, que podrá tener condiciones de recibo más flexibles, aceptando mayor porcentaje de cuerpos extraños, granos dañados, y otros ítems como la humedad.
El productor, crítico de las grandes corporaciones de trading y de las empresas procesadoras de soja, se olvida que durante la cosecha 2017/18 afectada por la gran sequía y las excesivas lluvias durante la cosecha, los industriales aceiteros flexibilizaron las entregas de soja fuera de condiciones cámara, a la vez que reducían muy fuertemente los descuentos por planilla que correspondían por condición de soja fuera de grado. Los productores deben considerar a la industria aceitera como su aliada, y no como su enemigo.