Tercer año consecutivo de evento “La niña”. Una frase que lo dice todo: precipitaciones escasas, heladas tardías y la necesidad de mirar el pluviómetro (o el pluviógrafo de la estación meteorológica) de manera constante, además de mirar el cielo, obviamente.
Por: Matias Cambareri – CPO Caburé
Durante el mes de octubre, comenzaron a asomar algunas precipitaciones que permitieron en ciertos casos, ayudar a que la valga la pena realizar la cosecha de fina llegado su momento y por otro lado sembrar la gruesa que permita compensar las pérdidas que la sequía dejó. Sin embargo (y a pesar que las lluvias nos permitieron ilusionar), el mes de octubre dejó acumulados por debajo de lo normal: en algunas áreas los valores fueron tan bajos que representaron menos del 10% del valor mediano (y hasta 150 mm menos); mientras que en otros (muy pocos y puntuales sitios) la precipitación acumulada estuvo levemente por encima del valor mediano (oeste/sudoeste de la Provincia de Buenos Aires).

Fuente: Red pluviométrica de Caburé.
La red de estaciones meteorológicas con la que cuenta Caburé que permite determinar de manera muy precisa el comportamiento espacial de las diferentes variables meteorológicas, nos dará una idea de cómo varío la precipitación acumulada en octubre en nuestro país (Figura 1). Similar al mes de septiembre, el máximo valor de precipitación acumulado ocurrió en la Provincia de Misiones (447 mm). En la red, se recopiló que sólo el 3% de los puntos de medición (apenas de 31) tuvieron una precipitación acumulada menor a 5 mm y sólo el 36% de los puntos tuvo una precipitación acumulada mayor a 50mm. En la Provincia de Misiones también, se dio la mayor cantidad de días con precipitación superior a 10 mm (10 días) y el valor más alto de precipitación acumulada en un día (superando los 90 mm en Posadas).

El nivel de sequía asociado a la escasez de precipitaciones (principalmente por el evento Niña) de los últimos 3 meses es considerado como “sequía excepcional” en la región Litoral de nuestro país (Figura 2), según el SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica), significando precipitaciones muy por debajo de los valores normales.
Así como ocurre en otros sectores de la cadena productiva, el ajuste también llegó a la agro-meteorología. Un ajuste hídrico, donde el agua sigue siendo limitante y ya no sólo en el agua que cae, sino también en el agua que está como reserva en el suelo.

Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA
Si bien las precipitaciones de octubre hicieron que los niveles de agua en el suelo en los primeros centímetros de suelo sean regulares a buenos en gran parte de la región pampeana (Figura 3), en el primer metro de profundidad donde se encuentra el agua que no está fácilmente sujeta a la evaporación directa, los niveles de agua en el suelo continúan siendo insuficientes en prácticamente todo el país (exceptuando Misiones), significando limitaciones hídricas para el normal crecimiento y desarrollo de cultivos (menos del 50% de AU; Figura 4).
El impacto que estos bajos niveles de agua en suelo tengan sobre el rendimiento final, dependerá del estadío fenológico en que se encuentren los cultivos, y de las precipitaciones que puedan llegar a ocurrir de aquí en más.

Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA
Esta foto de cuál es la condición actual de agua en el suelo nos permitirá junto a los pronósticos a largo plazo, realizar un correcto análisis que nos permita tomar las mejores decisiones para nuestro sistema productivo. Como la evolución del nivel de agua en el suelo puede ser estimada a partir de un balance entre la “demanda” (de la atmósfera o del cultivo una vez implantado) y la “oferta” de agua (precipitaciones), conociendo cuál es la tendencia a largo plazo (más allá de los 30 días) de las variables determinantes, puede predecirse de forma aproximada su comportamiento.

Con distintos niveles de probabilidad de ocurrencia, el pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ayuda a dilucidar cómo serán las condiciones de oferta (precipitaciones) y demanda (evapotranspiración, determinada en parte por la temperatura del aire) que hacen al balance de agua en el suelo, durante los próximos meses. El pronóstico trimestral del SMN para el próximo trimestre (meses de noviembre-diciembre-enero) indica (i) mayor probabilidad (40-50%) de tener temperatura media por encima de lo normal en todo el país desde el norte de la provincia de Córdoba hacia el sur y (ii) mayor probabilidad de tener valores normales de temperatura desde el norte de la provincia de Córdoba hacia el norte y desde el centro de Santa Cruz hacia el sur (similar al pronóstico del trimestre anterior; Figura 5).

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de octubre de 2022.
Esto significa que donde tenemos mayor probabilidad de tener temperatura media por encima de lo normal, la temperatura media del trimestre mencionado sería al menos 0,5 °C mayor a los valores de temperatura media que observamos en la Figura 6. Como gran parte de la demanda atmosférica está asociada a la temperatura, es esperable que la pérdida de agua desde el suelo (o desde los cultivos), sea mayor a lo normal donde se espere mayor probabilidad de temperatura media por encima de lo normal.

Por otro lado las precipitaciones acumuladas en el trimestre noviembre-diciembre-enero, tienen mayor probabilidad (45-55%) de ser inferiores a lo normal en todo el país, exceptuando la región de Cuyo y NOA (Figura 7). Es decir que se esperan menos de 300 a 250 mm en la zona norte de la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo y menos de 250 a 200 mm en el sur de la misma Provincia (Figura 8).
El balance hídrico atmosférico tendería a ser negativo (nuevamente!) en toda la región productiva de nuestro país (mayor demanda y precipitaciones iguales o por debajo de lo normal) y habría mayor pérdida de humedad del suelo (mediante evaporación o a través de los cultivos), limitando el crecimiento inicial de los cultivos de gruesa en algunos lugares y acelerando la finalización de los cultivos de fina en otros (seguir de cerca el índice de peligrosidad de incendios en cultivos y cosechadoras elaborado por Caburé!)

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de octubre de 2022.
Además, la actualización del fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un impacto negativo sobre las precipitaciones, sigue firme. La probabilidad que en el próximo trimestre (noviembre-diciembre-enero) se mantenga la fase fría del evento (“La Niña”) es mayor al 90% y se mantendría por encima del 50% hasta el trimestre febrero-marzo-abril (Figura 9). La NIÑA por tercer año consecutivo será recordada por bastante tiempo, pero todo indica que el próximo año pasaríamos al menos, a la fase neutral del evento.

El ajuste hídrico no sólo tiene que ver con la restricción de las precipitaciones, sino también con estrategias de manejo que permitan hacer un mejor uso del recurso hídrico. Una de esas estrategias, es el seguimiento de los pronósticos de un plazo menor.
El pronóstico Global Ensemble Forecast System (GEFS), del NOAA indica valores de precipitación acumulada que van de 20 a 60 mm en la Región Pampeana en la semana que va del 17 al 23 de noviembre (Figura 10) y otros 2 a 20 mm en la semana que va del 24 al 30 de noviembre (Figura 11), en la misma región, dando un acumulado de 40 a 70 mm (dependiendo de la región) en los próximos 15 días. Ajustar estrategias y planteos pensando en estos valores de precipitación puede significar una ventaja al final de la carrera.

En resumen
La condición del fenómeno ENSO y los pronósticos trimestrales indican menores precipitaciones y en un ambiente más seco. Sin embargo tenemos en nuestra mano herramientas y estrategias de manejo que permiten maximizar el uso del agua. Es una campaña donde tenemos que aprovechar esto y utilizar todo lo que está a nuestro alcance. Utilicemos más la agrometeorología como herramienta en la toma de decisiones para decidir las mejores prácticas que ayuden a hacer “economía del recurso hídrico”. Hagamos monitoreo de las condiciones actuales, analicemos los pronósticos y la recopilemos DATOS para la construcción de estadísticas, para así poder tomar mejores decisiones.

Quitando los últimos dos pronósticos que son de una escala temporal menor, este artículo muestra un pantallazo general de lo que puede ocurrir y debe seguir ajustándose a medida que la campaña avance, contando con mayor certeza en los indicadores. En una escala temporal menor (por ejemplo, mensual) podría ocurrir que llueva más de lo que el pronóstico trimestral indica por lo que estemos atentos a los pronósticos de corto plazo como el mostrado (7-15 días). La atmósfera es caótica y dinámica y las previsiones climáticas que acá presentamos se refieren a condiciones medias durante el periodo analizado, por lo tanto no contemplan la ocurrencia de eventos puntuales tanto en la escala intra-estacional como en una escala menor a la regional.