El optimismo asoma en el horizonte ganadero. Por Nicolás Razzetti

Luego de años de ceder espacio y rentabilidad la ganadería recobra protagonismo. Las expectativas de cambios en las políticas y la incertidumbre que genera la coyuntura llevan a que los productores busquen cubrirse con la compra de hacienda. Se espera que por convicción o por pragmatismo el próximo Gobierno permita la reinserción en un mercado […]
noviembre 21, 2015

Luego de años de ceder espacio y rentabilidad la ganadería recobra protagonismo. Las expectativas de cambios en las políticas y la incertidumbre que genera la coyuntura llevan a que los productores busquen cubrirse con la compra de hacienda. Se espera que por convicción o por pragmatismo el próximo Gobierno permita la reinserción en un mercado mundial cuya demanda sigue mostrando interés por el producto.

El gobierno que intentó casi desde su inicio boicotear los precios de la hacienda con las más variadas y sorprendentes medidas de control, termina su gestión con una recuperación en los valores de los reproductores, de la invernada y con cierta tendencia al alza también en los de la hacienda para faena.

El cambio comenzó a vislumbrarse en la primavera de 2014 cuando los vientres tuvieron su primera recomposición de precios que se terminó de confirmar con las ventas de reproductores de este año. La invernada se afirmó a partir de mediados de año y desde mitad de octubre, la demanda comenzó a dar señales de que ante la escasez no le queda otra que pagar más por la poca oferta de gordo.

Las causas de la recomposición de los valores son varias.

Raza Angus

Raza Angus

 

En primer lugar hay que destacar la crisis del sector agrícola que obligó a mirar con mejores ojos a una actividad que había cedido terreno a expensas de la siembra de granos. Ese retorno a la ganadería es posible en aquellos que mantuvieron algo de stock y parte del campo dedicado a la actividad; para los que se habían olvidado de las vacas, volver, implica una inversión demasiado alta en animales e instalaciones.

Por otro lado, con el recambio presidencial resurgen las perspectivas positivas en el horizonte ganadero, tan necesarias para una actividad de largo plazo. Al cierre de este número todavía no se conoce al nuevo presidente pero los productores desde hace tiempo daban por descontado que, con matices, cualquiera de los candidatos se vería obligado a tomar medidas que le permitiese al sector reinsertarse en el mercado global, capturar mejores precios y recuperar rentabilidad.

Además de las expectativas de cambios en sentido positivo, también juega su papel las necesidades de posicionamiento en hacienda a causa de la incertidumbre económica y de las limitantes para resguardar el capital en otros bienes y negocios.

En el caso de la hacienda de cría el interés por renovar planteles y mejorar la genética redujeron la oferta e incentivaron los precios. En los remates de fines de octubre las vaquillonas preñadas se vendieron en $11.000/12.000 pesos la pieza, lo que implica un incremento de entorno al 20% interanual.

El proceso de retención de vientres que se instaló en los meses recientes llevó a que la faena de hembras se redujera al 42% lo que espantó al fantasma de la liquidación que durante 2014 causó tanta preocupación. Ese indicador tuvo picos en 2008 y 2009 de hasta 51%.

Al tiempo que baja la faena de hembras crece la de machos y también el peso medio por res en gancho que según las últimas mediciones privadas, se encuentra en torno a los 224 kilos, lo que supera los promedios de los últimos dos años.

¿Por qué crece la producción de machos más pesados?

Por la necesidad de licuar el diferencial de compra venta y porque para ello el valor del maíz es muy conveniente. Este año los terneros se vendieron en torno a los $25 y en las últimas semanas la escasez obligó a los feedlots y recriadores a pagar en torno a los $30. El deferencial con un animal gordo estuvo la mayor parte del año por encima del 30%. Por eso el que pudo alargó el proceso de terminación de la hacienda y llegando a último tramo del año, el que tiene ganado en encierre o en recría intenta retenerlo hasta tener mayores precisiones respecto de la política económica y sectorial de la próxima gestión. Además el que vende tiene que salir a reponer para no quedar en pesos y, como ya dijimos, la invernada escasea y es cara para un gordo que reaccionó pero de manera todavía incipiente y con poca fuerza. En efecto la brecha entre invernada y gordo es del 30%, muy por encima de los promedios históricos y convenientes para la reposición.

La invernada se encareció desde mitad de año pero la suba se potenció en los últimos meses en gran medida por la escasez propia de esta etapa del año, pero también por retención de los criadores que se combina con el interés de recriadores y feedlots que tienen el negocio integrado con la venta de carne.

Históricamente el mercado del gordo fue el motor de la suba de las demás categorías ganaderas, pero este año pasó lo contrario. La cría y la invernada reaccionaron a los motivos antes expuestos mientras que la venta para faena quedó condicionada a la colocación de carne en un mercado interno debilitado.

Los frigoríficos y matarifes tienen su capacidad de compra súper recortada.

El consumo doméstico absorbe todo lo que se ponga al alcance de la mano, pero no pueden pagar mucho más. Además, los precios de los subproductos tuvieron en el último año una caída importante que llevó a que las fábricas que prestan el servicio de faena terminen cobrando a los matarifes cuando antes pagaban por la venta de cueros, cebos, achuras, etc.

Los frigoríficos informan un valor por kilo de cuero salado, el principal subproducto de la ganadería, de $8,70. Un año atrás su valor era el doble. La baja fue tan marcada que el crédito bruto de matanza se redujo a cero luego de significar $4 por kilo de res en gancho lo que permitía pagar $1,50/2 a los matarifes. Ahora son los usuarios los que pagan por el servicio de faena a las empresas.

Cuando el recupero era de $2 en una res 230 kilos (400 kilos x 58% de rinde) implicaba un ingreso extra de $460 por animal y en una faena de 500 cabezas mensuales significaba un ingreso de 230 mil pesos por matarife lo que le daba mayor poder de compra y a su vez margen para no tener que trasladar a la góndola las subas que pudiera tener el ganado en pie o cualquier otro costo que se incrementase como por caso el gasoil. Ese ingreso desapareció y junto con el deterioro del consumo interno presionaron durante meses los valores del gordo.

Pese al recorte en los ingresos de los compradores, el faltante está inclinando la balanza en favor de una mejora de los precios que se mostró de manera incipiente a mediados de octubre pero que muchos esperan con más fuerza a fin de año. Ese faltante es consecuencia del estiramiento de la estadía en los feedlots y de la mayor participación en el negocio de los recriadores a pasto, figura que reapareció y que tuvo un peso relevante en la comercialización de invernada este año, esa hacienda aparecerá en el mercado más adelante.

¿Por qué se cree que el año próximo será bueno para la ganadería?

vacas en Alfalfa IV 28-12-04

 

Porque por convicción o pragmatismo se descuentan cambios del próximo gobierno en las políticas económicas, y porque el faltante de dólares (las reservas reales del Banco Central sin contar el swap con China ni los encajes de bancos son menores a los 10.000 millones de dólares) obligará a tomar medidas que incentiven las exportaciones para lo cual primero será necesario recuperar la competitividad cambiaria vía mejora del valor del dólar y/o quita de retenciones.

En ese escenario quienes tengan animales en recría se verán incentivados a su retención para terminarlo en kilajes altos y así atender a la demanda exportadora. Esa revalorización también profundizará la retención de hacienda de cría. Por lo tanto, la captura de mejores precios por la reinserción en el mercado mundial y el faltante que se agudizará por la retención sostendrán los valores de todas las categorías. El mercado interno será el que sufrirá los efectos hasta que aparezcan en la oferta los animales en retención. Es que la demanda local es poco elástica y ante una reducción en los ofrecimientos reacciona elevando los valores. No sucede lo mismo con el pollo cuyo mayor abastecimiento fue castigado con subas menores en la góndola.

Sigue siendo bueno el escenario mundial para la carne vacuna

El USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) estima que en 2016 crecerá la producción de carne pero otra vez a un ritmo menor que las exportaciones, lo que implica que las condiciones de mercado seguirán siendo buenas.

Este año asustaron las devaluaciones del euro, el rublo, el real y otras monedas que redujeron los precios de venta de algunos países aunque la baja fue mucho menor a la experimentada por otros commodities como los granos.

El USDA estima que en 2016 la producción crecer poco más de 1% pero las exportaciones lo harán 3%. Cabe destacar que entre 2011 y 2015 la producción de carne vacuna aumentó apenas 2% mientras que las exportaciones mundiales lo hicieron 22% lo que da cuenta de que la demanda sigue intacta y que la producción reacciona a un ritmo mucho menor.

Si se agregan las carnes de cerdos la cuenta indica que en los últimos 5 años la producción de las 3 especies (carne vacuna, de cerdos y de pollos) creció 7,2% y las exportaciones 13%. Esto implica que la demanda que crece fuertemente es la del sector vacuno y eso se refleja en el sostenimiento que están teniendo los precios mundiales cuya baja es mucho menor a la de otros commodities. Para la FAO el índice de precios de los cereales tuvo una baja de 13% en la comparación octubre 15 vs octubre 14. En tanto, el índice de los precios de la carne no tuvo cambios significativos.

 

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