Por: Ing. Margarita Sillon
Fitopatóloga docente e investigadora de la Universidad Nacional del Litoral consultora en sanidad de cultivos
Dentro de los escalones necesarios para lograr rendimientos que conformen al productor se deben considerar cada vez más a las enfermedades en la mayoría de los cultivos extensivos, y al manejo eficiente de éstas se llega necesariamente
a través de dos puentes que son el conocimiento y la cuantificación.
El cultivo de trigo es, tal vez el primero donde se abordó esta problemática desde hace tiempo, y tanto productores como técnicos entendieron y aceptaron el uso de parámetros para medir el nivel de patologías a campo. Se ha avanzado mucho en la construcción de estos parámetros, siendo uno de los cultivos con mayor “historia” de determinación de umbrales, y sin embargo los patólogos de campo seguimos recibiendo cada año consultas y casos donde el fungicida no logró los resultados esperados….se trata de nuevas razas de patógenos?; …se trata de problemas en los principios activos?... en algunos casos puede ser, pero en la mayoría se han detectado errores de manejo originados en una cuantificación nula o deficiente, que subestimó el nivel de enfermedades, o por aplicaciones muy tardías que pretendieron abarcar patógenos de características epidemiológicas diferentes, como son las manchas foliares y el golpe blanco, donde deben seguirse criterios patométricos distintos (Annone,J 2003).
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