Hacer desde el corazón, máxima de la que Gabriela Iturrioz se ha apropiado y vuelto un hecho. Joven y apasionada mujer, hoy sus pisadas son fuertes y audaces allí donde siempre los rastros eran dejados por hombres. A lo largo de sus cuatro décadas de vida ha recorrido un largo camino, cada actividad emprendida quedó marcada de su pasión y dedicación irreprochable.
Por: Bettina Cucagna
–Soy la única martillera de remates ganaderos físicos en Argentina. Hay que tener mucho carácter para subir al carro, a pesar de que los hombres son muy respetuosos conmigo y recibo siempre un buen trato -afirma Gabriela, quien desarrolla admirablemente la profesión de rematadora de hacienda en la firma Néstor Fuentes Consignaciones, de General Acha, La Pampa.
Pero esto no alcanza para definirla justamente. Habla, además, cuatro idiomas, desarrolla varios trabajos en simultáneo, dónde su contagiosa energía nunca deja de estar presente, y es una gran conversadora cuando se trata de su familia o finaliza el remate ganadero.
Su recorrido académico y profesional tampoco pasa desapercibido. Gabriela estudió la Licenciatura en Comercio Internacional en la UADE, luego se desenvolvió como investigadora en Economía Alimentaria/agroindustrial en INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), como profesora en la Universidad Nacional de La Pampa, como Responsable del Departamento Financiero de la Filial Madrid, PUPA ESPAÑA SA y, asimismo, colabora incansablemente con las Cooperadoras Salesianas. Ha recibido múltiples reconocimientos y premios por sus trabajos y publicaciones ligadas a los sistemas productivos rurales. Pero, ante todo, Gabriela es una apasionada de la ganadería y, no menos importante, madre de tres hermosos hijos: Cecilia, de casi 15 años, Santiago de 10 y, el más pequeño, Benjamín de 4 años.
Actualmente ocupa un decidido lugar como Martillera de remates ganaderos en la provincia de La Pampa.
Gabriela, ¿Por qué decidiste ser Martillera de remates ganaderos?
-Hasta los cinco años viví en un campo de Padre Buodo, La Pampa, con mis papás y abuelos paternos. Nuestra salida mensual era al remate de Ferias “El Rodeo”, en el Puesto Caminero Padre Buodo. Con tres o cuatro años mi tío lejano, Don Víctor Promencio, me subía al carro del rematador y, sentada a su lado, disfrutaba como nadie el remate.
Crecí en ese ambiente, es el lugar donde más cómoda me siento, jamás diferencié entre géneros. Siempre trabajé en la hacienda rodeada de hombres y nunca tuve problema en ponerme al nivel de mis compañeros para encerrar o clasificar animales, vacunar o castrar terneros. Mi mamá y mi abuela no estaban muy convencidas de que anduviera “entre los hombres”, como ellas decían, pero para mí era algo natural subir al caballo y, junto a mi papá, reunir vacas en el monte.
Sabemos que tu profesión primaria no es la de rematadora, ¿Cómo nació esta actividad desafiante para una mujer?
-Me encanta el comercio, cuando tuve que elegir qué estudiar opté por la Licenciatura en Comercio Internacional. Ésta carrera me dio una base de conocimiento muy importante y la Universidad UADE el vínculo necesario para crecer como persona y profesional. Luego, la vida me llevó a vivir en España por dos años y, después, cuando retorné a mi país, trabajé diez años en INTA. Siempre me gustó estudiar, cursé un master en agro-economía y un inconcluso doctorado en ciencias agrarias. Al casarme con Néstor Fuentes comencé a trabajar con él porque entendí que la firma necesitaba un martillo más, además de mi esposo y Germán Scheffer. En ese entonces había terminado mis estudios de martillera y estaba lista para empezar a rematar. Mi marido tardó un año hasta decidir ponerme arriba del carro, creo que fue un proceso de aprendizaje mutuo de ambos, nos costó llegar al entendimiento que tenemos hoy.
Convencer, en los remates de Néstor Fuentes y Asociados, al productor pampeano y a quienes llegan desde todo el país de comprar “genética de punta” no es tarea sencilla. ¿Cuál es tu estrategia para vender en cada remate?
-Lo más importante para un martillero es entender de qué se trata lo que tiene enfrente. Si no se conoce el negocio ganadero, y muy especialmente en nuestro caso, la cría, es muy difícil que se pueda convencer al cliente. A mí lo que más me gusta es rematar vacas, a pesar de ser una tarea muy difícil que hay que preparar muy bien, hablar con el comprador en la previa, describir el lote que se va a ofrecer a la venta y llegar a un acuerdo de lo que debería valer ese producto. Es una puja de dos partes y vos estás en el medio, dándole voz al vendedor que es quien no puede defenderse salvo con tu trabajo de buen martillero.
Has viajado mucho, ¿Qué destinos sedujeron tu mirada? ¿Alguno modificó tu forma de ver el mundo?
-Sí, es verdad que he viajado y viajo mucho. Nos gusta hacerlo en familia. Dos lugares que me encantan son Australia y Sudáfrica, este último por su historia y cultura. Me enamoré de la selva, un destino apasionante con una vida difícil para los africanos pero ideal para pasear, no así para vivir. El destino que, sin dudarlo, elegiría para vivir es Madrid, una ciudad maravillosa que nos acerca a la familia y a las tradiciones. Bueno, en realidad, me pasa esto en toda España.
No hay dudas de que el campo tiene magia e invita a recorrerlo y saborearlo. ¿Qué crees que tiene para, desde tu infancia, influir tanto en tus elecciones de vida?
-Desde siempre estuve conectada con el campo. Los primeros cinco años de mi vida han sido para mí los más lindos. Recuerdo el monte de caldén con médanos y ojos de agua en el medio y, del otro lado del monte, un arroyo con un salitral. La Pampa enamora en un amanecer o un atardecer. Quien visita esta provincia debe bajar varios cambios y disfrutar el silencio y la paz rural. Vivimos muy cerquita de la Feria y alejados de la ciudad, mis hijos andan en bicicleta solos, hoy con un poco más de cuidado pero, igual, es incomparable este estilo de vida.
Para muchas mujeres ser madre significa realizarse, alcanzar su deseo más profundo. ¿Compartís esta afirmación?
-Ser madre…Qué buena pregunta.
Soy hija única y siempre soñé tener más de un hijo, pero creo que ser mujer es mucho más. En mi vida el trabajo es lo primero, una gran discusión que siempre he tenido con mis parejas. Yo necesito vivir la adrenalina del trabajo, tener objetivos a mediano y largo plazo. No soy una madre ultra presente, tampoco invasiva. Soy alguien que acompaña y ayuda a decidir, pero no decido por mis hijos. Siempre viví así. Mis hijos gozan de total libertad para tomar decisiones, viajan solos desde muy niños a visitar a su padre que vive en España. Ellos conocen muchos destinos pero les gusta Argentina y son muy apegados a su mamá, tenemos un hermoso vínculo.
Vislumbro que sos una persona refinada, de buen gusto. ¿Cuál sería, para vos, el placer más caro y el placer más simple a la hora de elegir disfrutar?
-El más simple comer un asado en medio del campo. Quienes vivimos en el interior lo hacemos siempre. En La Pampa es moneda común, donde vayas hay un trozo de carne para compartir.
Lo más costoso para mí no es material, sino la independencia. Mi libertad me ha costado mucho esfuerzo, es una batalla que debo vencer todos los días porque socialmente te encasillan en una imagen de mujer.
Mujer rural o mujer urbana, ¿De qué lado estás?
-Soy 100% rural. Me gusta ir a la ciudad, conocer lugares, pasear, pero me identifico con la mujer que vive en el campo todo el año. Viajo una vez por mes a la ciudad de Buenos Aires, me gusta la moda, la decoración del hogar, comprar de todo (un tema de discusión con mi esposo), traerme ensaladeras, cuencos. A pesar de eso, siempre tengo la misma necesidad: volver a mi lugar, a mi hogar.
Has transitado ya cuatro décadas en tu vida, ¿Te sentís realizada o crees que te falta algo más?
-En lo laboral no tengo más ambiciones, con lo que he hecho me alcanza. Quizá estudiar y terminar el doctorado en ciencias agrarias. Tengo la tesis inconclusa porque cambié de trabajo, me fui de INTA y comencé a trabajar con Néstor. Quizá, también, algún día vuelva a dar clases en Santa Rosa.
Néstor Fuentes es un nombre muy reconocido en el ambiente ganadero, pero es también con quien compartís un hermoso hijo, Benjamín. ¿Nos hablarías un poco de esta historia de amor?
-Él es mi compañero en la vida y en el trabajo diario. Cuando Néstor arrancaba con la actividad de consignación yo terminaba la secundaria e iba a los remates con mi abuelo, Raúl Santos Iturrioz, y mi padre, Carlos Alberto Iturrioz. Éramos habitué de los remates por ser ganaderos y remitir hacienda a esta maravillosa casa Néstor Hugo Fuentes SA, servicios ganaderos. Cada uno hizo su vida y de repente comenzamos a estar más cerca. Me costó aceptar la relación pero al final el amor fue más fuerte y hoy estamos muy bien, a pesar de la diferencia de edad. Yo soy más terrenal y audaz. Lo conozco desde muy chica y siempre lo admiré.
El histórico edificio de “La Moderna”, de gran valor turístico y comercial, integra desde el mes de julio la Red de Almacenes de Ramos Generales Pampeanos. ¿Qué significa para la familia Fuentes-Iturrioz, y también para la ciudad, este importante comercio que está cumpliendo cien años?
-Para Gral. Acha tiene un profundo significado que un comercio cumpla cien años, habla de lo mucho que tenemos para ofrecer a la comunidad y, a la vez, de nuestro compromiso con los antepasados. En “La Moderna” se conservan, entre otros objetos con historia, muebles de pinotea de antaño para colocar tuercas y tornillos. No hay duda de que es el guardián de un cachito de historia en una clásica esquina pampeana. Es un orgullo, en lo personal y también familiar, que esta “joyita” esté en nuestras manos. Se trata de un comercio en continuo crecimiento que ofrece amplia gama de productos y, desde hace un tiempo, por ejemplo, importamos desde China bombas solares con marca propia. También he armado una colección de enlozados, pensando en incorporar productos más femeninos, que llevan el nombre de nuestras abuelas, Alicia, Emma y Delia, mujeres que han dejado huella en nuestras vidas.
¿Qué lugar ocupa en tu vida la solidaridad? ¿De qué manera te acercás a quienes menos tienen y más necesitan?
-Siempre fui muy sensible a las necesidades humanas. Mientras estudiaba en Buenos Aires colaboré durante cuatro años con oratorios salesianos, ubicados en barrios periféricos de La Plata. Cada viernes, tomaba el tren en Constitución hacia esa ciudad y me alojaba en casa de amigos. Mantengo recuerdos hermosos y amistades muy fuertes de aquellos tiempos. Actualmente, junto a mi esposo acompañamos proyectos sociales y colaboramos con instituciones en distintos puntos de la provincia de La Pampa. Siempre lo hacemos muy comprometidos como parte de nuestra idiosincrasia.
Hoy, la mujer ha ganado un lugar importante en terrenos liderados históricamente por hombres. ¿Supone, este logro, un gran esfuerzo para vos? ¿O considerás que es más fácil de lo que parece?
-A mí me toca estar en ambientes donde a veces la única mujer soy yo. Día a día aumenta la aceptación de presencia femenina, igualmente considero que depende de los aportes que hagan las mujeres. No creo en el cupo femenino por obligación ni tampoco impuesto por una ley, sí por capacidad de trabajo. Considero que Argentina ha avanzado muchísimo en este tema.
Para finalizar, ¿Podrías decirme sucintamente qué significan para vos las siguientes palabras?
Amor: mi familia.
Hijos: mis regalos de la vida.
Néstor Fuentes: mi amor.
Amistad: pocos, pero de toda la vida.
Argentina: mi país.
Mi lugar en el mundo: Padre Duodo, La Pampa.
Futuro: la mejor educación para mis hijos.
Buenos recuerdos: mi niñez.
Felicidad: mi trabajo, el tiempo en familia.
Un valor impostergable: Dios, el ancla en momentos difíciles.
Éxito: mi proyecto Establecimiento “La Alicia”.
Fracaso: no haber terminado mi doctorado.
Grieta: diferencias en nuestra sociedad que hacen mal.
Redes sociales: mi comunicación con el mundo.
La Moderna: un desafío personal.
Gracias Gabriela!