Entrevistamos en las oficinas de ASA a Alfredo Paseyro, presidente de la asociación. Bajo su mandato se plantean desafíos a resolver. Aquí algunas de sus reflexiones.
Por Juan Carlos Grasa
Cuando alguien asume un cargo con un compromiso como este, calculo que se propone objetivos o busca algunos ejes de referencia para la gestión, ¿cuáles son los tuyos?
Lo que nos parece muy importante es rescatar el cambio de generación y uno de esos puntos es plantear modificaciones en materia de comunicación por medio de lo que llamamos el ASA 360. ASA 360 significa hablar con todos, antes hablábamos solo con uno porque era del sector, pero hoy tenemos que hablar con todos, porque seguro hay alguna arista que nos toca, por ejemplo el caso de CILFA, (Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos) o la industria de los medicamentos.
Otro punto importante es el acompañamiento a toda la gestión llevada a cabo en China e India y quizá será África en otro momento. El tema es acompañar todas las gestiones de comercio exterior para los países emergentes y la nueva revolución tecnológica, pero a su vez atender los cuestionamientos de ambientalistas sobre todo, algunos intencionados y otros desinformados.
Estos son los ejes por donde encaramos la gestión, el primero lleva mucho de mi forma de ser, y el resto es gestionar los temas.
¿Cómo llegaste a la presidencia de ASA?
Mira te voy hacer una síntesis de cómo llegue a ASA. Yo trabajo en Satus Ager, que es una empresa de capitales nacionales líder en producción de semillas como servicios y tiene en sus socios un perfil que marca la diferencia, de hecho el presidente de la empresa es Lic. en ciencias políticas. Y esto te permite pensar no solo en términos de agronomía sino también con otros parámetros. Y fue de casualidad, un día el presidente que era el representante de la empresa en la comisión de ASA, no podía ir a la reunión de Comisión Directiva y me pidió si yo podía asistir. Me gustó mucho esa posibilidad ya que siempre me interesó la institucionalidad
Eso fue hace mas de seis años, a partir de allí ví el mapa de cómo funcionaba esto, pedí autorización a la empresa para empezar a participar y así empecé. Y el gran mentor de que hoy yo tenga esta responsabilidad es Carlos Basso, de Basso Semillas, nuestro gran competidor en lo que refiere a semillas de maíz pisingallo. Vieron en mí cualidades que quisieron aprovechar para este cargo, y la verdad que fue algo que me impresionó mucho porque yo vengo de los agronegocios y no de las semillas. Esto sucedió en mayo del 2012.
¿Cómo se sucedió tu asenso y cuáles fueron las primeras impresiones en cuanto a lo institucional?
Primero fui vocal, después Secretario y cuando estaba terminando la gestión de Oscar Domingo sobre el final de 2010 se trabajó sobre un plan estratégico de cuatro años. La conclusión más importante es que ASA tiene en lo técnico una fortaleza indiscutible, pero hace agua en el relacionamiento político institucional, o sea la faz gremial de una Cámara. Entonces se armaron los objetivos y se propuso cambiar el sistema de gobernanza. La propuesta fue armar lo que se llama Consejo de Gestión, o sea 6 áreas y 6directores que le dieran soporte y pudieran trabajar con el director ejecutivo, Miguel Rapella para acompañar a la gestión y en algunos casos a la representatividad.
Y hoy después de un año y medio ¿cómo te sentís en el cargo y cómo ves el desarrollo de los objetivos que te planteaste?
Estoy muy conforme con este cargo. Desde el punto de vista político Argentina tiene necesidad de un cambio de dirigencia e institucional muy grande, tanto a nivel global como en lo referente a instituciones. Se busca gente jóven en cargos altos. La primera propuesta fue empezar a trabajar ASA con las puertas abiertas para buscar mayor integración institucional. Comenzamos con las cadenas, mismo acá en el piso funcionan ASA, Argenbio, Casafe, Arpov, con quienes antes no nos relacionábamos.
¿Crees que la industria semillera es consciente del rol que desempeña?
Obvio, nosotros hablamos de semillas que es el primer eslabón de la cadena de alimentos, por eso hacemos alimentos de forma indirecta, y eso hace que tengamos diferencias con otras actividades y la responsabilidad social es más fuerte.
Hablamos que hasta ahora siempre se le había comunicado al sector, ¿hay alguna estrategia para llegar a toda la sociedad?
Hoy ese tema es un replanteo dentro de ASA. Debemos decidir a quién va dirigida la información. Es un gran desafío llegarle a la sociedad en su conjunto. Necesitamos de los medios para lograr este objetivo. Debemos llegar a la agricultura familiar, al que tiene una huerta, a los colegios, para que sepan de qué se trata la actividad agropecuaria y además derribar mitos que se han arraigado en la gente, como por ejemplo, los productos orgánicos. Falta mucha información. Para esto hay que saber escuchar cuestionamientos, sentarnos de igual a igual para saber explicar nuestra parte. Es un cambio de paradigmas.
¿Por qué crees que la biotecnología tiene “mala prensa”?
En general no se sabe a qué se refiere el tema. Hay una asociación automática con manipulación genética. La realidad nos dice que mejora rindes, protege los cultivos contra insectos, contra el uso de agroquímicos para control de malezas, colabora en la resistencia y adaptación a sequias, a enfermedades. La biotecnología es a los cultivos, lo que los remedios son al ser humano.
¿Existe una sinergia de la biotecnología y la globalización?
En este último año, el gobierno, las empresas y las asociaciones hicimos un trabajo de posicionamiento con China, y esto es posible gracias a la biotecnología, a los paquetes tecnológicos que apuntan a que con una misma superficie de cultivo se pueda abastecer una mayor demanda mundial. Hay un desafío mayor que son las barreras culturales, por eso me siento un privilegiado de estar en este puesto y ante esta situación.
Lideramos, a pesar de los errores. Seguimos siendo protagonistas. En lo referente a maíz, EEUU, Brasil y Argentina formaron una alianza siendo los 3 países exportadores de maíz y eje de adopción de biotecnología.
¿Cómo ves la relación con el Gobierno?
Creo que este gobierno, en lo referente a nuestro sector, nos presentó las 2 caras de la moneda. Un ministerio de agricultura con quienes hemos tenido muy buen diálogo, pero por otra parte la tensión permanente con el mercado, con el sector productivo. La oportunidad que el mundo nos da, depende de la apertura del mercado que el gobierno establece. El gobierno es el que hace alianzas con otros países como China, Vietnam, Corea y él mismo es quien pone las trabas. Gobierno y Estado no están alineados con otras áreas. Lo que debemos destacar es que Argentina no perdió el tren tecnológico.
¿Cuál es la política que llevará a cabo ASA con respecto a los diferentes cuestionamientos que se presentan en el día a día?
Los cuestionamientos mundiales tienen varias caras, tanto las tecnologías, los conceptos de propiedad intelectual, al uso de la tierra, la trazabilidad y la certificación del modo de producción. Debemos estar a la vanguardia para que no existan barreras arancelarias. Desde ASA hay un cambio de actitud para enfrentar las situaciones problemáticas, como fueron las de condiciones de trabajo – una experiencia que nos hizo crecer como institución, donde trabajando en forma conjunta logramos revertir una resolución que era inaplicable – Tomando el ejemplo del agua para riego complementario vemos que tenemos un problema, no está bien la reglamentación, entonces como institución nos presentamos ante el organismo correspondiente y trabajando en conjunto, logramos tener una resolución específica del uso de los pozos de riego. Así creo que es la manera de trabajar.
La regulación de uso de semillas autónomas ¿qué reflexión merece?
Hay 2 elementos que se conjugan y serán parte de la solución. Uno es el generacional, donde un joven productor cuenta con un nivel de tecnología que no tenía hace años atrás y eso conlleva a una protección de propiedad intelectual. Por otro lado el tema de la bolsa blanca y el uso propio, donde se aprovechó uno de otro.
La bolsa blanca es algo ilegal, donde se vende a otro productor lo que es de uso propio y en ese uso propio hay que seguir trabajando para lograra mayor reconocimiento a esta propiedad intelectual. Lo está haciendo ARPOV y nosotros bregamos por tener una nueva ley de semillas. La vigente tiene 40 años, o sea es de la época no democrática, hasta políticamente sería conveniente su modificación.