HORIZONTE A CASI-CLIMATOLÓGICA

Siempre es bueno recordar: “Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. Lord Kelvin* Por: Ing. Agr. Matías Cambareri – Caburé En muchas ocasiones me ha tocado corregir (ahora ya desde hace un tiempo desistí de hacerlo) el uso indistinto de los términos tiempo y clima. […]
julio 5, 2024
Siempre es bueno recordar: “Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. Lord Kelvin*

Por: Ing. Agr. Matías Cambareri – Caburé

En muchas ocasiones me ha tocado corregir (ahora ya desde hace un tiempo desistí de hacerlo) el uso indistinto de los términos tiempo y clima. Me parece que hoy es un buen momento para refrescar la diferencia entre ellos y asociarlos a dos disciplinas con las cuales nos solemos relacionar quienes estamos en el campo: la AGROMETEOROLOGÍA y la AGROCLIMATOLOGÍA.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el tiempo atmosférico es el “estado de la atmósfera en un instante dado, definido por los diversos elementos meteorológicos”. Esos elementos son por ejemplo la precipitación, la temperatura y humedad del aire, el viento. Se relaciona con un estado atmosférico transitorio y determinado, que puede ser normal o no para la localidad en cuestión. Se caracteriza a través de índices meteorológicos como la temperatura media diaria, mensual o anual; precipitación diaria, mensual o anual, etc.

Si tomamos el conjunto de todas estas condiciones de tiempo ocurridas en un determinado lugar y estudiamos su comportamiento a lo largo de muchos años, caracterizando el estado medio de la atmósfera, obtenemos el clima de un lugar. Según la OMM el clima es la “síntesis de las condiciones meteorológicas en un lugar determinado, caracterizada por estadísticas a largo plazo de los elementos meteorológicos en dicho lugar”. El período utilizado normalmente para cálculos climáticos corresponde a 30 años de datos (aunque para algunas variables como temperatura puede establecerse un período menor). Se caracteriza a través de índices climáticos como la temperatura mensual media, la precipitación mensual media, etc. En base a un conjunto de índices climáticos se puede caracterizar el clima de un lugar.

¿Y qué tienen que ver estos términos con la Agrometeorología y la Agroclimatología?

Bueno… ya podemos imaginarnos algo. La Agrometeorología estudia los procesos físicos en la atmósfera que producen el tiempo, y su relación con los seres vivos de interés agronómico. Mientras que la Agroclimatología estudia las relaciones a mediano y largo plazo entre las variables climáticas y los seres vivos de interés agronómico

¿Por qué aclaramos todo esto? Porque en esta edición especial de 20 años de Horizonte A, vamos a mezclar un poco de agrometeorología y de agroclimatología para dejar algunas señales de qué es lo que está ocurriendo o qué ocurrió en nuestra atmósfera en los últimos 20 años.

Para ello, vamos a valernos de información meteorológica y climatológica asociada a por ejemplo las normales climatológicas. Las normales climatológicas (valores medios con base en períodos de 30 años, en general), se actualizan a cada diez años y se calculan iniciándose en un año que finalice en 1 y hasta en un año que termine en 0. Así, la última normal calculada incluye datos registrados entre 01 de enero de 1991 y 31 de diciembre de 2020. La próxima normal solo podrá ser calculada al concluir el año de 2030.

Si bien Horizonte A, con sus jóvenes 20 años aún “no llega a ser climática” ha pasado por tres normales climatológicas y es bueno analizarlas un poco.

Temperatura

Siempre comentamos que una de las principales variables determinantes del desarrollo de los cultivos, que también tiene inferencia sobre el consumo de agua por parte de los mismos (a partir de la demanda atmosférica) y que además delimita climas es la TEMPERATURA. No es novedad, que la temperatura media en los últimos 40 años se ha ido incrementando no sólo en el mundo, sino también en Argentina, sin embargo, no pareciera que hay tanto cambio en la temperatura media tomando diferentes períodos (medias climatológicas del SMN para diferentes períodos; Figura 1). Esto es lo que ocurre cuando vemos datos climáticos muchas veces nos “perdemos” de ver algo de detalle.

Figura 1. Normales climatológicas de la temperatura media anual: tres períodos (1961-1990; 1981-2010; 1991-2020). Fuente: Servicio Meteorológico Nacional.

Cuando vemos el valor de temperatura media anual (dato meteorológico) para nuestro país, es evidente un incremento marcado a través del tiempo. Gráficamente, la Universidad de Reading lo muestra (Figura 2) de manera muy clara utilizando como normal climatológica el período 1961-2010. Y no es la intensión llenarlos de gráficos, pero si fuésemos a ver a qué se debe ese mayor valor de temperatura media, veríamos que es principalmente debido a un incremento del valor de temperatura máxima media.

Con esto, reafirmamos que en estos últimos 20 años en los que Horizonte A nos informó sobre el agro, la temperatura media anual se ha ido incrementando en nuestro país.

Figura 2. Cambio en la temperatura media de Argentina, relativo a la temperatura anual media del período 1961-2010.
Fuente: Universidad de Reading: www.showyourstripes.info
Precipitación

La otra variable, determinante del crecimiento y rendimiento de los cultivos, que también delimita climas y por qué no, tiene un rol no sólo en la economía sino también en el humor de los que estamos ligados al agro es la PRECIPITACIÓN. Y acá si es donde se torna un poco más difícil encontrar alguna tendencia, pero si es claro a partir del análisis de las diferentes medias climatológicas del SMN hacia dónde está yendo la cosa en los últimos años.

La Figura 3, muestra que aproximadamente, se mantienen las isohietas de precipitación anual media (líneas que unen puntos con igual precipitación). Sin embargo y si bien la escala cambia un poco, se puede ver que en los últimos años la frecuencia de días con precipitación (Figura 4) ha ido disminuyendo (y a escala estacional las diferencias son más marcadas aún, pero de nuevo no quiero llenarlos de gráficas). Esto nos hace pensar en que estamos teniendo en términos medios, menos eventos de precipitación con valores más elevados y esto puede dificultar en cierta forma la captura de ese recurso hídrico si no contamos con una correcta estrategia agronómica en nuestros lotes.

Figura 3. Normales climatológicas de la temperatura precipitación anual: tres períodos (1961-1990; 1981-2010; 1991-2020). Fuente: Servicio Meteorológico Nacional.

Lamentablemente, debido a la variabilidad espacial de este elemento meteorológico es difícil obtener un valor medio a nivel país como lo hicimos con la temperatura, pero los invito a que cada uno pueda hacerlo para su lugar de interés.

Figura 4. Normales climatológicas de la frecuencia de días con precipitación (en un año): tres períodos (1961-1990; 1981-2010; 1991-2020). Fuente: Servicio Meteorológico Nacional.
Fenómeno ENSO

En estos 20 años de historia para Horizonte A, no puedo olvidarme ni dejar pasar el fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un determinado impacto fundamentalmente sobre las precipitaciones. Desde 2004 hasta acá (Figura 5), han sido más los eventos “la niña” (fase fría del evento) que los eventos “el niño” (fase cálida del evento) y aunque esto generalmente es así en los últimos 40 años, pareciera que los eventos “el niño” (que son los que más volumen de agua respecto del promedio nos dejarían) están ocurriendo con una menor frecuencia.

En resumen

Tenemos que tomar decisiones en un clima cambiante. Y para tomar decisiones necesitamos medir más y mejor. Hay una frase un poco vieja de Lord Kelvin, pero que siempre es bueno recordar: “Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. La información climatológica que vimos está construida con una densidad muy baja de estaciones meteorológicas de referencia y muchas veces no representa lo que ocurre en nuestros campos.

Figura 5. Variación del ONI (índice oceánico el niño). Valores en rojo por encima de 0.5 representan condición “el niño”, valores en azul por debajo de -0.5 representan condición “la niña”.
Fuente: CPC NOAA.

En estos últimos 20 años, la tecnología nos dio la posibilidad de contar con diferentes dispositivos, algunos de los cuales ni siquiera requieren un soporte técnico para la instalación y/o el mantenimiento y son verdaderas estaciones agrometeorológicas (Figura 6; hasta fotos del cultivo nos permiten sacar!). También, a partir de nuevas plataformas y aplicaciones tenemos la posibilidad de construir redes (como la de Caburé 😉) que permiten conectar diferentes puntos de medición, haciendo más precisas las estimaciones en sitios que no cuentan con un dispositivo de medición.

Figura 6. Estación agrometeorológica de fácil instalación y mantenimiento “Arable” con más de 10 sensores.

Los invito a participar de ese nuevo mundo agrometeorológico y aprovechar esta tecnología que nos permitirá tomar más datos para construir mejores estadísticas y mejores pronósticos; y que en 10 años nos encontremos nuevamente en Horizonte A para celebrar un Horizonte Climático.

*inventor y físico británico, quien determinó la escala absoluta de temperatura, conocida en la actualidad como escala Kelvin

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