La importancia de Cumbre de los Sistemas Alimentarios para la COP26

Por: Gabriel Delgado, representante en Brasil del IICA En el mes de noviembre, las atenciones mundiales se han centrado en Glasgow por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP26, pero en la última semana de septiembre se llevó a cabo en Nueva York otra muy importante reunión de líderes mundiales […]
diciembre 3, 2021

Por: Gabriel Delgado, representante en Brasil del IICA

En el mes de noviembre, las atenciones mundiales se han centrado en Glasgow por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP26, pero en la última semana de septiembre se llevó a cabo en Nueva York otra muy importante reunión de líderes mundiales sobre sistemas alimentarios, organizada por Naciones Unidas, que tuvo por objetivo discutir la transformación de los sistemas alimentarios del mundo para encaminar al planeta hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los ODS.

La Cumbre de Nueva York fue precedida por la pre-cumbre en Roma, en julio. Hasta la realización de la Cumbre, el contenido preparatorio para la reunión estaba muy focalizado en la transformación total de los sistemas alimentarios y en la mirada de los consumidores urbanos.

La principal razón para esto es que los números del Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos, el IPCC, predicen que la temperatura de la tierra aumentará entre 1,5 y 2 grados, a menos que las emisiones globales de los gases que causan el efecto invernadero se reduzcan a la mitad en la próxima década. El hecho de atribuir un tercio de las emisiones a los a los sistemas alimentarios – números que aún están en franca discusión – justificaba dicho radicalismo.

Pero al final del encuentro de Nueva York quedaron atrás las ideas de la transformación total de los sistemas alimentarios actuales, el reemplazo de las proteínas naturales por las sintéticas, la idea de dejar de utilizar a la tierra como factor de producción y otras propuestas.

La idea de “transformación total” fue reemplazada por términos como “mejora” y “transición para la transformación”, algo muy importante para los sistemas alimentarios americanos ya que se reconoció la posible coexistencia de diferentes métodos de producción y la necesidad de fortalecer y mejorar los sistemas alimentarios actuales.

“El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) tuvo un rol muy importante en el proceso de preparación de la Cumbre de los Sistemas Alimentarios”

Conducido por el director general, Manuel Otero, el IICA trabajó con todos los países de las Américas para lograr una acción colectiva entre ellos que permitió fijar una posición común de cara a la Cumbre.

El trabajo estuvo encabezado por todos los Ministerios de Agricultura en coordinación con el sector privado. Con el IICA como facilitador, los países de las Américas concordaron 16 puntos, desde de la perspectiva de la agricultura de las Américas, para fijar posición. El documento fue presentado en la embajada de Brasil en Roma y tuvo amplia repercusión. 

Esos mensajes resaltan que los productores agropecuarios y los trabajadores de los sistemas alimentarios son un eslabón imprescindible y central, y que sin producción agropecuaria no hay materias primas para transformar en alimentos. Los mensajes destacan, además, la agricultura como una actividad fundamental para erradicar la pobreza, impulsar el desarrollo rural y proteger el medio ambiente.

La declaración final de Cumbre dista mucho de la original amenaza que parecía ser para los sistemas de producción americana. Se logró una mejor comprensión de que la agricultura es la única industria que puede sumir carbono y eso ubica a las Américas en un lugar único de cara al futuro.

A lo largo de este proceso, los gobiernos y las partes interesadas encontraron nuevas formas de trabajar conjuntamente para dar así un nuevo impulso al diverso y rico ecosistema de escenario multilateral. Es importante recordar que las organizaciones del sector privado tuvieron un rol relevante, casi en igualdad con los países.

Es precisamente esta la mayor contribución de la Cumbre de los Sistemas Alimentarios, en donde hubo aportes de más de dos mil ideas para una acción acelerada, y que encuentra ahora un nuevo escenario, en la COP26, para afirmar que el futuro de los alimentos y de los servicios eco sistémicos tiene un largo camino por recorrer y tenemos todo para aprovecharlo.

“El futuro de los alimentos y de los servicios eco sistémicos tiene un largo camino por recorrer en estas latitudes”

En el IICA firmamos una alianza con los interesados ​​directos, como gobiernos, sector privado y academia, en la acción Suelos Vivos de las Américas, de captura de carbono, con el objetivo de facilitar la adopción y escalada de prácticas de restauración de la salud del suelo. Esperamos resultados para la producción y el crecimiento económico, el desarrollo de la vida rural, la protección de la biodiversidad, la mitigación y adaptación al cambio climático, y la restauración y gestión de los recursos naturales. La alianza es solo el comienzo de una serie de esfuerzos conjuntos.

La cumbre realizada en Nueva York tuvo resultados equilibrados y en línea a lo que los países habían planteado y abrió muchas oportunidades. Creo que todos los seres humanos, luego de una tragedia como la que resultó el COVID 19 para la humanidad, necesitamos esperanza, nuevos proyectos, pensar en prosperidad y la Cumbre de Nueva York ha logrado introducir una agenda muy relevante para el fortalecimiento de los sistemas alimentarios.

Como en todas las Cumbres, al final del encuentro de Nuevo York, hubo una declaración de acción del Secretario General: “Hacer que los sistemas alimentarios sirvan para las personas, el planeta y la prosperidad”. El análisis de la declaración muestra que hay mucho que aclarar, por ejemplo, cómo se hará el financiamiento para llevar a cabo la transformación, cosa poco abordada en toda la declaración, que hacehincapié en la financiación pública y privada con especial énfasis en ciencia e innovación.

Es un tema tan importante que debería estar más desarrollado en toda la declaración, ya que a la valentía hay que dotarla no solamente con gestión sino también con recursos. Queda sabor a poco respecto del financiamiento para la velocidad requerida.

El documento invita a los países a trabajar en un ámbito local, cuando muchos países, como el caso de los del Cono Sur de América, cuentan con un probado valor agregado cuando actúan conjuntamente. Otros desafíos más globales son el tema del comercio, de las regulatorias relacionadas con los alimentos (CODEX) y las cuestiones relacionadas a la geopolítica de los alimentos. Son elementos muy importantes como para dejar afuera en semejante acción transformadora.

El precio de los alimentos, el comercio internacional, el aporte global de los sistemas alimentarios actuales, la función clave en el desarrollo económico y territorial que cumplen, la tecnología utilizada, entre otros tópicos cruciales, tampoco fueron abordados cabalmente y con nitidez.

Se definió que los países contarán con el apoyo de coordinadores residentes y de los equipos de País de las Naciones Unidas para desarrollar e implementar las vías de acción nacional.  Otro punto es que, aunque sea indiscutible la importancia del rol del sector privado y la sociedad civil, la declaración debería dejar con mayor claridad y énfasis que el desafío lo tienen los países y sus instituciones. Aparte de todo lo que quedó de costado, fue un ensayo importante para las Américas y para toda la coordinación que será aún más necesaria para alcanzar los compromisos asumidos en la COP26.

La agricultura americana es responsable de una buena parte de la alimentación mundial y, desde el IICA, estamos convencidos que juega un rol determinante en la cultura, ocupación del territorio y desarrollo de los países como ha quedado aún más claro durante la pandemia, cuándo el sector fue el único a registrar crecimiento.

Estos son los temas que enmarcarán las discusiones de política agrícola a nivel multilateral por varios años. Es muy importante conocerlos, darle seguimiento y enriquecerlos. Para ello trabajamos a diario desde IICA. El futuro de los alimentos y de los servicios eco sistémicos tiene un largo camino por recorrer en estas latitudes. Tenemos todo para aprovecharlo.

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