Desde el INTA recomiendan un constante monitoreo y estar atentos a síntomas de marchitamiento o perforaciones a lo largo del tallo o galerías en el interior de cultivos de soja, poroto o garbanzo. Advierten sobre la dificultad para identificarla a campo y realizar un control efectivo.
Conocida popularmente como mosquita de la soja, la Melanagromyza sojae es una plaga ampliamente distribuida en el continente asiático y reportada en Brasil en 1980 y en Paraguay en 2017. En ambos países causó daños en soja. Recomendaciones del INTA para su rápida detección y control.
Mariela Fogar –investigadora del INTA Sáenz Peña, Chaco– aseguró que, “si bien en Chaco no hay reportes de presencia de la mosquita de la soja, sí se detectaron daños similares en plantas de garbanzo en Jesús María y en el norte de Córdoba”.
Por este motivo, destacó la importancia de estar informados y realizar monitoreos constantes, atender a aquellas plantas que presenten síntomas de marchitamiento, perforaciones en el tallo y galerías en su interior. “Es clave identificar correctamente a la plaga, aprender acerca de su estilo de vida para, después, evaluar las estrategias para controlarla”, señaló Fogar.
En esta línea, destacó la importancia de implementar paños verticales color amarillo impregnados con aceite de comer desde los primeros días de emergida la soja. Además, aconsejó “realizar un muestreo del lote con transectas que cubra la superficie de siembra de modo representativo”.
El periodo crítico para la aparición de las moscas es en las primeras cuatro semanas después de la germinación de las plantas. Asimismo, la especialista reconoció que “la plaga es más fuerte en estaciones secas que en las lluviosas y además, presenta una alta movilidad del adulto y el desarrollo larval dentro de la planta, características que dificultan su identificación y control efectivo”.
“El periodo crítico para la aparición de las moscas es en las primeras cuatro semanas después de la germinación de las plantas, resultando en la muerte y fallas en el stand inicial”.
Mariela Fogar –investigadora del INTA Sáenz Peña, Chaco–
En el caso de que se detecte la presencia de la plaga, Fogar recomendó colocar las muestras de plantas en bolsas y acercarlas a INTA o a instituciones de investigación para la correcta determinación de esta potencial plaga.
La plaga causa importantes daños que van desde la reducción del diámetro de los tallos, la disminución de su altura, hasta la muerte de plantas.
Al detalle
Melanagromyza sojae en su estado adulto es una pequeña mosca negra de entre 2 y 3 milímetros, difícil de observar en campo. Las hembras ovipositan en la parte inferior de las hojas unifoliadas o en trifolio recién abierto cerca de las nervaduras y permanen en ese estado de 2 a 3 días. Luego, nacen las larvas que minan las nervaduras.
De ahí, avanzan desde el pecíolo hasta el tallo, formando galerías en partes o en toda su extensión. El período de larva va de los 9 a los 11 días. Las pupas se forman dentro de las galerías, con una duración de entre 9 y 10 días, aproximadamente. El ciclo de vida de la mosca varía de 20 a 40 días.
La plaga causa importantes daños que van desde la reducción del diámetro de los tallos, la disminución de su altura, hasta la muerte de plantas. En Brasil se reportaron pérdidas en los rendimientos de hasta un 21 % en algunos lotes de soja.
Créditos de foto: Roberto “Beto” Peralta