Las “B” en el manejo adecuado de productos biológicos para la nutrición vegetal

Por: Alejandro Perticari (INTA San Luis) -Extraído del Manual BP Los procesos de disponibilidad e incorporación de nutrientes en las plantas se logran, y son naturalmente eficientes, con la participación de abundantes microrganismos. Algunos de estos, o sus productos derivados, al incorporarse en los planteos de producción aportan nutrientes en forma directa (ej. fijación de […]
diciembre 4, 2020

Por: Alejandro Perticari (INTA San Luis) -Extraído del Manual BP

Los procesos de disponibilidad e incorporación de nutrientes en las plantas se logran, y son naturalmente eficientes, con la participación de abundantes microrganismos. Algunos de estos, o sus productos derivados, al incorporarse en los planteos de producción aportan nutrientes en forma directa (ej. fijación de nitrógeno en la simbiosis de rizobios con leguminosas) o derivadas de su actividad sobre fracciones poco disponibles de estos (ej. Pseudomonas sp., Penicillum bilaiae, etc.) y al mejorar el crecimiento de las plantas y su capacidad captar los elementos (ej. Azospirillum sp.). Estos productos, conocidos como inoculantes, se presentan en diversas formulaciones y con variadas recomendaciones de uso dependiendo de los cultivos y condiciones de manejo por lo que para su aplicación responsable es importante considerar algunas pautas sobre la elección del inoculante, del proceso de aplicación y del manejo del cultivo.

Buena elección del inoculante

Los inoculantes son formulados que contienen microorganismos que contribuyen al crecimiento y la nutrición de las plantas. Algunos forman asociaciones con plantas de diferentes especies (ej. Azpospirillum sp.. Pseudomonas sp.) mientras que en el caso de los rizobios fijadores simbióticos de nitrógeno con leguminosas su relación es específica (Tabla 1). Además, estos inoculantes contienen cepas seleccionadas por su infectividad (capacidad de formar nódulos) y efectividad (capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico).

Tabla 1.Principales especies de rizobios recomendables para producir inoculantes para leguminosas cultivadas en Argentina.

CultivoGénero y especie de rizobio
SojaBradyrhizobium japonicum, B. diazoefficiens
ManíBradyrhizobium sp (Maní)
LupinoBradyrhizobium sp (Lupino)
Alfalfa, Melilotus, MedicagoEnsifer meliloti
Lotus glaber, Lotus corniculatusMesorhizobium loti-M. huakii
GarbanzoMesorhizobium cicerii
PorotoRhizobium etli, R. tropici
Arveja, Lenteja, ViciaRhizobium leguminosarum biovar viceae
Trifolium spp.Rhizobium leguminosarum sv trifolii

En su composición, los inoculantes tienen que contener una concentración (número) de rizobios viables tal, que se logre una adecuada y rápida formación de nódulos. Los inoculantes tienen que prepararse y envasarse en condiciones de asepsia tal de estar libres de contaminantes.

Los tratamientos biológicos contienen -además de los microorganismos específicos a aportar- otros compuestos que mejoran su actividad fisiológica, capacidad de nodulación y su tolerancia a condiciones de estrés. Los aditivos de osmoprotección permiten la aplicación de algunos inoculantes con anticipación al momento de la siembra y es recomendable su uso junto con procesos específicos para cada formulación, combinación con otros tratamientos de semillas y condiciones de aplicación y de manejo de las semillas tratadas (ej. temperatura y duración del almacenamiento).

Las condiciones de almacenamiento y de transporte de los inoculantes varían según formulaciones y presentaciones y es muy importante su consideración para el mantenimiento de la calidad de los productos. En la mayoría de los casos evitar la exposición directa al sol, a temperaturas superiores a los 20ºC y su almacenamiento en contacto con productos químicos.

Buena elección de proceso de aplicación (inoculación)

La aplicación de los inoculantes se realiza mayormente a través del tratamiento de semillas y sólo en situaciones con alto riesgo para la sobrevivencia de los microorganismos es conveniente su uso en forma directa durante la operación de siembra (inoculación en el surco de siembra).

Al tratar las semillas se espera aportar los microorganismos a cada una tal que, independientemente de otros tratamientos y las condiciones de manejo de las semillas, se logre una suficiente cantidad en el momento de la siembra tal de lograr los propósitos de su uso (ej. formación de nódulos y fijación del nitrógeno, mejoramiento del crecimiento vegetal, etc.).

Los pasos para lograr una adecuada inoculación de las semillas se aplican indistintamente del tipo de producto a utilizar y sitios de aplicación (i.e. en el campo, en un el establecimiento rural o en un centro de tratamientos distante del campo). Una vez elegido el inoculante (y demás componentes) de acuerdo con el uso con otros tratamientos de semillas y condiciones de almacenamiento de las semillas tratadas, es importante la elección y calibración del equipo para la inoculación.

El propósito es lograr que todas las semillas reciban cantidades equivalentes del inoculante sin afectar su calidad ni la calidad de las semillas tratadas.

Las herramientas disponibles son variadas, entre las que se encuentran equipos para el tratamiento de las semillas en diferentes escalas según cantidades, tiempos y combinaciones de diferentes tipos de productos junto con la adaptación de implementos para la carga de semillas en la sembradora próximo al momento de la siembra. La aplicación directa en el cajón de semillas de la sembradora no logra una distribución apropiada del inoculante, quedan muchas semillas sin inocular, con sobredosificaciones de otros tratamientos y con pérdidas de productos por lo que en ninguna circunstancia es aconsejable su uso.

Del mismo modo que se requiere atender al cuidado de los productos a utilizar durante su transporte y almacenamiento es necesario considerar algunas pautas durante el proceso de inoculación. Entre estos es preferible su realización a la sombra, con temperaturas moderadas (inferiores a los 30°C) y dependiendo del tipo de tratamiento aplicado efectuar la siembra de las semillas tratadas. En el caso de la inoculación sin protectores microbianos o con formulaciones para su uso en el lote tratar las semillas y sembrar dentro de las 12 horas de aplicados los productos. Si las condiciones de riesgo de sobrevivencia de los microorganismos son altas (ej. aplicación combinada con terápicos con compatibilidad desconocida, con alta temperatura ambiente y baja humedad relativa, etc.) acotar la duración entre el tratamiento de la siembra  hasta 4 horas.

En el caso de utilizar tratamientos anticipados de inoculación (“pre-inoculados”) el proceso, y las condiciones de cuidado, se extienden durante el almacenamiento de las semillas tratadas a realizar en ambientes frescos (temperatura media inferior a 20°C) y ventilados. En estos casos recordar rotular las estibas de semillas registrando la fecha de aplicación de los tratamientos tal que, dependiendo de las condiciones de almacenaje y formulación biológica aplicada, su siembra se realice dentro de los tiempos de efectividad de los productos aplicados.

Buenas condiciones de crecimiento de los cultivos

Los resultados de mejoramiento en la nutrición y en el crecimiento de las plantas derivado de la actividad de microorganismos seleccionados y aportados al inocular requieren del activo crecimiento de las plantas cultivadas. La actividad fotosintética (crecimiento) de las leguminosas provee de la energía requerida para la fijación del nitrógeno atmosférico con rizobios. El primer paso para este proceso es la formación de nódulos en las raíces en activo crecimiento requiriéndose de una rápida germinación y vigorosa implantación de los cultivos. Las condiciones hídricas de los suelos alteran la normal nodulación y actividad biológica. Al sembrar en suelos secos (contenidos de humedad inferiores al punto de marchitez permanente) se reduce la sobrevida de los inóculos limitando el logro adecuado de nódulos. En condiciones de salinidad o de anegamiento prolongado (mayor a 3 días) se limita el crecimiento de las plantas restringiendo la energía para el sostenimiento de los nódulos y acelerando su mortandad.

La efectividad de los aportes de los tratamientos biológicos se extiende a todo el ciclo de crecimiento de las plantas. La implementación de buenas prácticas de manejo no solo contribuye al cuidado del cultivo y su logro productivo sino también a la eficiente expresión de las contribuciones propósito de la inoculación.

En suelos con muy altos concentraciones de nitratos la nodulación se retarda y en condiciones extraordinarias se inhibe la actividad del sistema de fijación. Por el contrario, las limitaciones de otros nutrientes (fósforo, azufre, potasio, calcio y varios micronutrientes) reducen el crecimiento de las plantas durante su implantación disminuyendo así la formación de nódulos y consiguiente fijación del nitrógeno. En estas condiciones es importante la fertilización correcta considerando la disponibilidad e incorporación temprana de los nutrientes, así se logra tanto mejorar las condiciones para la formación inicial de nódulos (número) como su crecimiento (tamaño).

Las pautas para el uso eficiente de tratamientos biológicos integra la calidad de los inoculantes en concordancia con el proceso de aplicación (inoculación) en el contexto de un adecuado manejo del cultivo. Los buenos inoculantes dejan de serlo si falla su aplicación o cuando las plantas fallan en su crecimiento.

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