@juanmartinmelo
La Fundación Mediterránea alertó sobre los ingresos resignados por productores y la distorsión de precios relativos. Además se advierte que si no hay correcciones de la actual política triguera, la cadena del cereal “seguirá mostrando una foto preocupante”
En los últimos tiempos uno de los principales reclamos que realizaron los dirigentes de las entidades agropecuarias fue poner fin a la intervención del gobierno en los mercados de trigo, carne, maíz y leche, como así también eliminar los permisos de exportación.
Durante Expoagro, realizada en Ramallo, los candidatos de la oposición que visitaron la exposición se comprometieron a eliminar las restricciones para comercializar la producción agropecuaria y disminuir la fuerte presión impositiva, a través de una modificación del actual sistema de retenciones a las exportaciones.
Pero mientras tanto, el gobierno continúa desarrollando una política agropecuaria cuyos efectos son negativos y que generaron que por estos días tres entidades que conforman la mesa de enlace, organizaron por tres días un cese de comercialización de hacienda y de granos.
Un informe de la Fundación Mediterránea publicado recientemente, nos permitió conocer las consecuencias de la intervención del gobierno en el mercado de trigo, situación que perjudicó a productores y consumidores.
Para los especialistas, desde 2006 el mercado de trigo cuenta con una doble intervención pública: por un lado a través de los derechos de exportación, y por el otro, el volumen de exportación se encuentra regulado a partir de un esquema de cupos y permisos de exportación no automáticos.
Este mecanismo ha generado una enorme transferencia de recursos desde los productores de trigo hacia otros actores de la economía, que incluyen al Estado, los exportadores del cereal, la industria molinera y de productores derivados de la harina y los consumidores internos de productos finales elaborados con trigo.
De acuerdo a las estimaciones que se publican en el informe de la Fundación Mediterránea, basadas en precios observados (FOB, FAS), precios estimados (FAS teórico), operaciones de compra-venta de trigo declaradas en el Ministerio de Agricultura y volúmenes efectivamente exportados (SENASA/WITS), se estima que los productores de trigo del país han transferido en el período 2006-2014, fondos por un total de 9.148 millones de dólares con la siguiente distribución: 3.607 millones de dólares al sector público vía pago del impuesto a la exportación, 1.632 millones de dólares al sector exportador y 3.908 millones de dólares a la industria molinera y consumo interno.
En el caso de las transferencias al Estado, se trata de fondos ingresados a las arcas públicas. En el caso de las transferencias al sector exportador, se trata de la renta que ha sido generada al sector exportador por cotizar el trigo en el mercado interno a un precio inferior al de paridad internacional. Finalmente, los ingresos a la industria molinera/el consumidor interno, son fondos ahorrados por esos últimos al cotizar el cereal a un precio menor al que regiría sin el esquema de intervención.
Precios: Comparaciones
El informe cuando ingresa en el terreno de los precios, también realiza una interesante comparación entre Argentina y países de Latinoamérica importadores de trigo como México, Colombia, Brasil y Chile, a partir de precios de supermercados en internet, muestra que los panificados industriales (pan de molde, bollos de pan) se pagan mucho más caros en Argentina que en los países referidos (en una misma unidad de medida, dólares por kilo).
En efecto, en los países de la región el precio por kilo se encuentra en un promedio de US$ 2,9 para el pan de molde y de US$ 4,2 para los bollos de pan. En el caso de Argentina, las primeras marcas de estos productos tienen un valor de US$ 7,8 y US$ 10,2 respectivamente, mientras que las segundas marcas US$ 6,1 y US$ 7 respectivamente.
Todos estos números sugieren que un consumidor de Argentina está pagando por un producto de base trigo hasta más del doble que un consumidor de algún otro país de la región.
Los economistas de la Fundación Mediterránea, consideran que el hecho en el cual aparece un trigo barato con panificados industriales caros, “sólo puede explicarse por un desequilibrio en todos los demás costos que hacen a la elaboración, transporte y comercialización. Desde otra perspectiva, la doble intervención mantiene barato el trigo pero esto no compensa costos muy elevados medidos en moneda extranjera, de mano de obra, transporte, servicios públicos, insumos importados, impuestos, etc”.
Además, el desequilibrio de la macro economía (inflación) y un conjunto de factores micro adversos (elevados impuestos, acceso restringido a insumos/equipamiento importado, ausencia de financiamiento de largo plazo, baja productividad, pobre infraestructura de transporte, etc.) están por detrás de los elevados costos que hoy enfrentan las actividades económicas del país.
Para terminar, los especialistas advierten que de no haber cambios en el esquema que regula el mercado de exportación y en los factores económicos antes mencionados, “la cadena de trigo seguirá mostrando una foto preocupante: producción primaria estancada y/o en retroceso, productores reclamando por un precio más justo, industriales enfrentando un serio problema de competitividad externa y consumidores pagando elevados precios por los productos derivados del cereal”.