Los límites de la dolarización

No es difícil estimar como impactará en Argentina una dolarización. Durante una década el país experimentó con un régimen monetario que es la prima hermana de esta: la Convertibilidad. Entenderla entonces se vuelve fundamental, aprender del pasado para no repetir sus errores. Por: Iván Ordóñez- Economista especializado en AgroNegocios – Todos conocemos su gran virtud, […]
septiembre 27, 2023

No es difícil estimar como impactará en Argentina una dolarización. Durante una década el país experimentó con un régimen monetario que es la prima hermana de esta: la Convertibilidad. Entenderla entonces se vuelve fundamental, aprender del pasado para no repetir sus errores.

Por: Iván Ordóñez- Economista especializado en AgroNegocios –

Todos conocemos su gran virtud, fue la punta de lanza de un plan integral que pulverizó la inflación, una condición permanente de la Argentina de la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, lo hizo a un enorme costo para implementarse, mantenerse y posteriormente salir de ella.

Empecemos con los costos de ingreso. El país, que contaba con exiguas reservas primero enfrentó un proceso de deterioro muy acelerado del valor del Austral contra el Dólar: en abril del 88 el tipo de cambio era de 7.3 (en el 85 estaba 1 a 1 con el Dólar), en abril del 89 ya era de 79, en abril del 90 había explotado a 4.900 y para abril del 91 cuando entró en vigor estaba en 9.800 Australes por Dólar. Una devaluación de 10 mil veces en el lapso de 5 años, una verdadera locura. Sin embargo con eso no alcanzó, debieron incautarse todos los depósitos de la población vía Plan Bonex, aquellos que no fueron transformados en bonos corrieron al dólar generando la segunda hiper de Menem.

Austral

Esos dos eventos no alcanzaron para mantener en pie la caja de conversión que respaldaba la base monetaria del circulante en 1 a 1 con reservas. Se renegoció la deuda externa con bancos norteamericanos y se la securitizó para que pudiera ser transada en el mercado bajo el plan auspiciado fuertemente por el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Nicholas Brady. Las privatizaciones no solo fueron claves a la hora de pulverizar el déficit fiscal (en pesos) del Estado argentino, también alimentaron las reservas del BCRA durante toda la década con 24 mil millones de dólares. Eso tampoco alcanzó, y fue necesaria la emisión de deuda en dólares por 35 mil millones de dólares más.

“Hoy el destino nos enfrenta nuevamente a una decisión, hacer lo correcto o buscar el atajo mágico. No repitamos el error

Iván Ordóñez

Nada de todo este menú está disponible para realizar la dolarización hoy, desde el apoyo de Estados Unidos (en un inicio la Convertibilidad tampoco lo tenía) a los activos para vender o la capacidad de tomar deuda.

Si en un pase de magia eso se eludiera, la dolarización es difícil de sostener no desde el punto de vista de reservas internacionales, sino también de productividad total de la economía argentina. Una moneda es un reflejo de la productividad de un país, todos los países del mundo regulan con el tipo de cambio su relación comercial con el mundo; como administran correctamente su Estado, el movimiento del tipo de cambio demora años en trasladarse a los precios: eso les permite ajustar su economía a los vaivenes del mundo sin, básicamente, elevar el desempleo. Así, Brasil, desde que abandonó el 1 a 1 del Real hace 25 años solo depreció su moneda por 5. ¿Imaginan competir con la soja brasileña en estas condiciones? Sería imposible. Como los recursos impositivos en pesos seguirían siendo necesarios, ¿imaginan dolarización con retenciones?

Hacia el final de la Convertibilidad los productores rurales hicieron un tractorazo reclamando por la reducción del “costo argentino”. El Estado argentino era la mitad del actual (20% del PBI contra el 40%) y aún así era asfixiante y se pedía por baja de impuestos (retenciones al aceite de soja y cueros que eran apenas del 3% e impuesto al gasoil).

¿Qué más reclamaban los productores? La reducción de los otros componentes: menores costos logísticos que implicaban reducción de los peajes y tasas de intereses más bajas. Le pedían a la economía argentinas rutas, trenes y puertos buenos y baratos como los de Illinois; y algo más difícil aún, que el perfil de riesgo de todo el país sea igual al norteamericano, para que nuestros bancos prestaran a la misma tasa que Wall Street le prestaba a los farmers de Iowa. Eso era sencillamente imposible.

El costo de salida del régimen fue enorme: retornaron las ideas del populismo que hoy nos trajeron a este presente triste. Hoy el destino nos enfrenta nuevamente a una decisión, hacer lo correcto o buscar el atajo mágico. No repitamos el error.

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