Por: Ing. Agr. Diego Álvarez
Consultor privado. Docente en la Cátedra de Zoología de la FAUBA.
Los cultivos invernales en el norte de Buenos Aires son una opción válida por distintos motivos, ya sea por la rotación de cultivos o por cuestiones netamente financieras – como puede ser su rentabilidad o la disponibilidad de efectivo en el mes de diciembre-. En este contexto podemos ver que la superficie sembrada con trigo se mantuvo o mostró un leve incremento respecto a la campaña 19-20.
Estos cultivos podrían haber ganado más superficie pero el retraso en las precipitaciones hizo que caigan las hectáreas a sembrar. Se observó una disminución de área implantada de cebada, que fue ocupada por más trigo o arveja. Esta última gana terreno en superficie sembrada en comparación a las últimas campañas. Por lo tanto estos tres cultivos nombrados forman una parte muy importante del negocio productivo en gran número de productores de la zona.

El comienzo de campaña fue difícil por la falta de precipitaciones que se fue agudizando hasta el 3 de septiembre, donde la ocurrencia de lluvias estuvo en el orden de 30 a 50 mm según zona, tomando como referencia unos 70 km a la redonda de Pergamino.
A la sequía se le sumaron las heladas sucesivas, con la particularidad de generarse sin humedad ambiente, originando las llamadas “heladas negras”: se congela el agua en el interior de las células de los cultivos, aumentando su volumen, y originando el estallido de las mismas. A los pocos días se observan hojas con poca turgencia, más tarde clorosis, necrosis y muerte del tejido.
Los efectos nombrados se registraron con distintos grados de afección, esta variabilidad fue producto de la interacción de variables agronómicas, como ser: posición del cultivo en el relieve, variedad/ciclo de madurez, fecha de siembra, antecesor/nivel de cobertura de rastrojo, fertilización, etc. En este contexto la sumatoria de los dos estrés mencionado (sequía+heladas) dio como resultados cultivos Regulares a Malos. Luego de la última lluvia los cultivos muestran recuperación, pero las secuelas más marcadas están siendo la pérdida de hojas como daños leves en ciclos largos y la muerte de macollos en ciclos cortos. Este último daño puede generar un impacto marcado en la potencialidad de rendimiento de estos ciclos de madurez.
El cultivo de cebada fue el que se llevó la peor parte en esta campaña, sufrió mucho más que trigo los efectos de las bajas temperatura y pérdida de macollos. Teniendo que lograr una muy buena espiga en el tallo principal.

Las arvejas de ciclos más largos sembrados a fines de mayo principios de junio tuvieron daño en los 2 a 3 nudos terminales. Mientras que las variedades más cortas sembradas a finales de junio/principios de agosto registraron muertes de plantas. Al punto que hay lotes con 30 a 40 plantas por metro cuadrado, cuando lo que se buscaba eran 80 a 90 plantas por m2.
Las enfermedades se las arreglan para incrementarse paulatinamente a pesar de tener condiciones ambientales adversas, como la falta de precipitaciones. Realizando una comparación podemos decir que ante la ausencia de lluvias una enfermedad se arregla mejor para crecer y desarrollarse en comparación a un cultivo.
En el siguiente gráfico se puede observar cómo creció la enfermedad Roya de la Hoja en la campaña 2019 en comparación a la campaña 2020 mostrando un incremento inicial al día de hoy superior en el 2019 que en el 2020. La fenología mostró un estancamiento entre cada recorrida al lote demostrando la caída de la tasa de crecimiento de los cultivos debido a la falta de lluvias y heladas.

Con los milímetros registrados en la última semana comienzan a movilizarse las enfermedades. Esta semana se registraron distintos lotes con presencia de Roya Amarilla en el orden del 3 a 5% y de Roya de la hoja en el orden del 2%. Las Manchas como Mancha Amarilla se registran en el orden del 10% de incidencia y Mancha en Red en cebada alrededor del 10%. Estos valores son registrados bajo el parámetro de incidencia.

En la mayoría de los cultivos de arveja se registra la presencia de Ascochita Pisi, enfermedad fúngica clave del cultivo, la cual genera pérdida de biomasa aérea, pero en ataques severos pueden llevar a la pérdida de plantas por afección de haces vasculares o daños de vainas.
Éxito en el manejo
Como siempre remarcamos, el monitoreo de cultivos es la llave del éxito en el manejo de estas adversidades. Para poder llevarlo adelante es importante la capacitación de quienes recorren el campo y que se comprenda que se va a estar trabajando con tres pilares fundamentales: Fenología del cultivo, Reconocimiento de las enfermedades y Cuantificación de las mismas. A partir de entender estas variables podremos llevar adelante el manejo de la protección de las adversidades fitosanitarias.