Por: Margarita Sillon, M.F. Magliano, L.Valetto, J. Martinotti
Entre los patógenos con mayor impacto sobre la productividad se destacan las enfermedades foliares, que pueden afectar al cultivo desde macollaje, registrándose alta prevalencia de las mismas en todas las regiones cerealeras de la Argentina. La aparición y severidad de los síntomas de las mismas en la región I ha dependido de las condiciones ambientales favorables, siendo el último ciclo agrícola el de mayor intensidad de enfermedades desde 2004.
El cultivo de trigo puede ser afectado por manchas foliares como la mancha amarilla (Drechslera tritici-repentis), y la septoriosis (Septoria tritici). Otras enfermedades emergentes han sido detectadas, como mancha borrosa del trigo y la cebada (Bipolaris sorokiniana) y diversas especies de Alternaria spp. En cuanto a las enfermedades de espigas, sigue siendo el golpe blanco (Fusarium graminearum) la más importante, que se presenta regionalmente muy ligada a las condiciones ambientales imperantes.
Las royas del trigo están presentes en todas las regiones donde este cereal es cultivado. Los daños, que se manifiestan con un menor rendimiento de granos, dependen del estadío de desarrollo en que ocurre la enfermedad y principalmente de la severidad. Dentro de las royas que presenta el trigo, la roya del tallo es una de las enfermedades más destructivas. Todas las royas causan daño debido a la reducción del área fotosintética. Las plantas infectadas, normalmente, producen menor número de espiguillas y forman menor cantidad de granos por espiga (Carmona, 2000).
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