Evidentemente el día 21 de enero marcó un cambio en la política económica del gobierno cuando éste decidió una devaluación abrupta en un solo día. Este cambio que parecía se podía llegar a encarrilar dentro de otros, terminó siendo lo único que sucedió, y lo cierto es que el gobierno argentino no ha cambiado en nada su actitud económica, lo único que ha habido fue una devaluación pero se niega a llamarla como tal, y va a continuar con el mismo ritmo. Es decir la devaluación está subiendo, por lo tanto esta ganancia de la devaluación del 17% en un mismo día, hará que en 3 meses estemos en la misma situación que antes.
El gobierno espera tener cierta estabilidad y espera una gran entrada de dólares que llegará con una buena cosecha de soja. Nuevamente, giro paradójico, el mejor aliado que tiene el gobierno en la economía sigue siendo el productor agropecuario quienes son el gran sostén del gobierno de CFK.
Esto es muy interesante porque si bien ellos sostienen que son muy avaros quienes acaparan, quienes acopian y no salen a vender, estos productores agropecuarios que no están de acuerdo con este gobierno, están por darle al mismo la mayor producción de soja de la historia de la argentina. Para ser golpistas son bastante malos, porque si realmente quieren joder al gobierno deberían no producir. Gracias a Dios jamás un productor agropecuario argentino haría esto, porque necesita producir más allá de quienes gobiernen.
Lo que está haciendo el gobierno es tratar de ganar tiempo para llegar al mundial, y como los desequilibrios financieros y fiscal siguen estando, la emisión de moneda va a seguir creciendo. Es esperable que ésta haya sido la primera mini devaluación de varias que seguiremos teniendo a lo largo de este año, hasta que finalmente se entienda que lo que se necesita es un plan antiinflacionario y nuevas reglas que nos permitan caminar hacia el futuro.
Argentina ya no necesita seguir creciendo con consumo interno y gasto público, necesita volver a crecer con inversiones y exportaciones, y para eso es necesario un dólar competitivo y un horizonte, para el cual se requiere de estabilidad macroeconómica y una apertura al mundo que hoy no tenemos.