Pensando la campaña de 2023/24: Aprendizajes y oportunidades

Por: Martín Sánchez, Santiago Lorenzatti, Agustín Bianchini, Rodrigo Tabasso. OKANDU SA Dando vuelta la página de la 2022/23 La campaña 2023/24 será recordada como la peor de la historia en términos de rendimientos alcanzados. La tercera Niña consecutiva fue un año caracterizado por los bajos regímenes hídricos en una gran parte del territorio argentino, tanto […]
julio 21, 2023

Por: Martín Sánchez, Santiago Lorenzatti, Agustín Bianchini, Rodrigo Tabasso. OKANDU SA

Dando vuelta la página de la 2022/23

La campaña 2023/24 será recordada como la peor de la historia en términos de rendimientos alcanzados. La tercera Niña consecutiva fue un año caracterizado por los bajos regímenes hídricos en una gran parte del territorio argentino, tanto en la ventana de primavera como la de verano, acompañado de muy altas temperaturas y descenso de napas. Por lo extenso en el tiempo, afectó prácticamente a todos los cultivos de verano (Maíz temprano, Maíz tardío, Soja 1° y Soja 2°).

Por ser una situación tan poco frecuente, resultó ser una campaña en la que podemos tomar varias notas y capturar aprendizajes respecto de la producción en condiciones extremas.

En particular el cultivo de maíz fue uno de los que más reducción de rinde presentó, luego de varias campañas en las que venía siendo el cultivo estrella, con rendimientos crecientes, por el avance genético y su alta respuesta a la tecnología.

Al momento de planificar la nueva campaña de producción, por tratarse de un Año Niño, nos preguntamos ¿qué podemos aplicar de lo aprendido en la última campaña? ¿Qué aprendizajes tenemos que tomar de los últimos años Niño?

¿Qué aprendimos?

Gran variabilidad de rendimientos en función de los diferentes ambientes: Muchos ambientes que eran considerados homogéneos mostraron alta variabilidad, lo cual obliga a mejorar el análisis de variables a tener en cuenta para una mejor caracterización ambiental.

Medir agua útil a la siembra y modelizar la recarga de lluvias durante el ciclo: Contar con este dato a la siembra permitió diferir muchos lotes de maíz temprano a tardío, dando más probabilidades de obtener un mejor rinde del cultivo.

Conocer la napa: Por ser una variable ambiental clave para el cultivo que representa una “garantía de oferta hídrica”, es indispensable conocer su profundidad para determinar su influencia. En este año tan particular se observó descenso de la misma en la mayoría de las situaciones y muchos lotes considerados “con napa” se comportaron como loma registrando rendimientos muy bajos (impensados para esos ambientes).

Ajuste tecnológico en función del año: Las principales herramientas del paquete tecnológico desarrollado en años anteriores (para altos rendimiento) principalmente Densidad y Nitrógeno mostraron respuestas negativas especialmente en aquellos ambientes sin napa y con menor recarga hídrica (este año todos esos ambientes se comportaron como inferiores, y por lo tanto el ajuste tecnológico correcto fue la restricción de demanda ambiental con menos densidad y menos nutrientes ofrecidos).

Ajuste fino en el manejo de los cultivos de servicio: En muchos casos de maíz tardío sembrado sobre cultivos de servicio, el consumo extra de agua por parte del antecesor, colaboró para anticipar la entrada en estrés por parte del maíz, y eso se tradujo en merma de rinde. Indudablemente para años tan extremos, la inclusión de cultivos de servicio representa un desafío grande, que requiere mucha precisión en su manejo, especialmente en lo que se refiere a controlar el consumo de agua.

¿Qué tenemos que tener en cuenta para la próxima campaña?

Más allá de los resultados del último año, sabemos que el cultivo de maíz es el que mejor responde a la tecnología aportada, y el que más ha evolucionado en rendimientos, superando techos de rinde, principalmente en ambientes de alta productividad.

En ambientes de alto potencial, con agua y nutrientes, y en ausencia de estrés severo, el cultivo de maíz puede alcanzar rendimientos altos y ser el cultivo de mayor margen en los planteos productivos en zona núcleo.

Quienes estamos involucrados en procesos de producción a campo debemos aprovechar el conocimiento y tecnologías disponibles de manera de maximizar la producción por unidad de superficie y hacerlo de manera sustentable. Y ello recobra más importancia en contextos como el actual, donde enfrentamos un año de buena oferta climática, con precios futuros volátiles y cierta probabilidad de tener en cosecha precios bajos de la producción.

En este artículo desarrollamos los criterios a tener en cuenta al momento de diseñar la planificación del cultivo, considerando el impacto de las diferentes tecnologías evaluadas en los últimos años en el Sudeste de Córdoba.

La 2023/24 invita a hacer planteos de altos rendimientos para capturar de la mejor manera posible la oferta ambiental (Niño)

Planificación: Conocer y caracterizar el ambiente, ajustando la tecnología.

Para planificar el cultivo de maíz resulta esencial conocer y caracterizar el ambiente de producción, para luego ajustar el conocimiento y la tecnología disponible apuntando a maximizar potencial productivo y manejar el riesgo asociado.

La aptitud del suelo, tanto por su condición física, química y biológica, y la oferta hídrica esperada, son las principales variables a considerar. En muchas regiones, la presencia de napa freática es clave para definir la condición hídrica del ambiente.

También, por salir de una campaña seca y por tener perfiles descargados, en muchas regiones resulta clave conocer la humedad en el perfil inicial. A eso se suma el manejo de pronósticos extendidos que definan probabilidades de ocurrencia de precipitaciones.

Así, en años con adecuada oferta hídrica – ya sea por recarga inicial, por pronósticos favorables o por la presencia de napa – la potencialidad del ambiente se verá maximizada, lo cual nos habilita a planteos de alta productividad. Por el contrario, restricciones hídricas nos imponen un techo productivo menor, a la vez que aumentan los riesgos productivos; siendo un manejo defensivo probablemente la respuesta mejor adaptada a ese escenario.

Una de las enseñanzas que podemos tomar de la campaña 2022/23 es identificar aquellos sectores de los lotes de producción que mantuvieron buen rinde aún en contexto de sequía extrema. Sin dudas que en esos sectores deberemos planificar el paquete tecnológico para capturar los mayores rendimientos en un año de ambiente favorable para lograr altas producciones.

Fecha de siembra

La primera decisión a tomar es la época de siembra. Para fechas tempranas (de principio de septiembre a mediados de octubre en zona núcleo) se seleccionan los ambientes de mayor potencial; aquellos con mejor oferta hídrica (con napa o bien con pronósticos de año Niño). En la época tardía (diciembre en zona núcleo) van los ambientes de menor potencial, ya sea por características edáficas, pronósticos menos favorables; o simplemente por una estrategia que apunte a diversificar riesgos.

Frente a un Año Niño con mayor probabilidad de tener buena oferta hídrica en primavera, la siembra de maíces de fecha temprana puede ser una estrategia de alto impacto, más aún en la medida que haya recarga de perfiles a la siembra.

En particular, la siembra de maíz temprano puede ser una importante contribución a las finanzas de las empresas, y a la economía del sector en general, que se ven muy afectadas luego de una muy mala cosecha, y una campaña de muy poca superficie de trigo. Por otro lado, también es importante destacar que el maíz de cosecha temprana también tiene normalmente mejor precio, y por ende más probabilidad de mejor margen, lo cual también es muy importante para una campaña cuyo principal objetivo será la recuperación económica.

Elección de la genética

La elección del híbrido es clave ya que hay diferencias en cuanto a potencial, estabilidad, perfil sanitario, ciclo, e interacción de la genética con prácticas de manejo como la densidad y nutrición.

La evolución de la genética es muy marcada en el cultivo de maíz, con saltos importantes de productividad en pocos años. La mejora se observa en materiales de mayor potencial de rinde, y también en características como estabilidad y resistencia al estrés (incluso para una campaña tan severa como la que pasó, se pudo observar que los cultivos tardaron más tiempo en perder rinde, y en algunos casos alcanzaron rendimientos mínimos satisfactorios, en condiciones de alta restricción de oferta ambiental).

En la actualidad es muy importante conocer la respuesta de los diferentes materiales a la tecnología de nutrición y densidad, ya que no basta con seleccionar los híbridos de más potencial, sino que además hay que proveerles el ambiente y la tecnología adecuados para que exprese su mayor potencial en cada situación.

Siembras eficientes: Uniformidad de emergencia y ajustados planteos

Para evaluar el impacto en rendimiento de diferentes grados de desuniformidad en tiempo y espacio, en las campañas 2018/19 y 2019/20, en OKANDU llevamos a cabo ensayos simulando diferentes niveles de desuniformidad temporal y espacial y sus combinaciones, y evaluamos el impacto en rinde de una correcta implantación.

Los resultados obtenidos muestran que los cultivos más uniformes rindieron entre 1000 y 2000 kg/ha más que los que tenían diferentes grados de desuniformidad (gráfico 1), lo cual representó mermas de rendimiento entre 6% y 22% (gráfico 2).

Gráfico 1. Resultados Desuniformidad Temporal y Espacial (Okandu 18/19 y 19/20)
Gráfico 2. Merma de Rinde según desuniformidad Temporal y Espacial (Okandu 18/19; 19/20)

Los resultados obtenidos estimulan a no descuidar aspectos relacionados a la calidad de siembra y de la semilla a utilizar en maíz, ya que malas calidades de implantación pueden tener impactos negativos en la productividad del cultivo.

Nutrición y Densidad: Aspecto clave para dar el salto

La etapa clave del diseño del cultivo de maíz es el correcto ajuste de Nutrición y Densidad para que se exprese el potencial de rinde acorde al ambiente de producción y al híbrido elegido. Está muy claro de acuerdo a los resultados obtenidos que, nutrición y densidad van de la mano.

En nutrición lo primero es ofrecer la base de Fósforo, Azufre y Zinc que permita mantener la fertilidad del suelo que el cultivo de maíz necesita.

Nitrógeno: Nitrógeno es el nutriente clave para la generación de rinde, y es importante ajustar la oferta para no limitar su expresión.

Las respuestas obtenidas en el Sudeste de Córdoba en los últimos años muestran diferentes niveles de ajuste en función del ambiente de rendimientos explorados. Al agrupar los ambientes en 3 niveles diferentes (a-5000 kg/ha correspondiente a la última campaña de estrés fuerte; b-11500 kg/ha correspondiente al ambiente medio zonal; y c- 13500 kg/ha correspondiente al ambiente de alta productividad zonal), se puede observar el diferente nivel de respuesta al agregado de Nitrógeno en función del ambiente explorado.

El ambiente promedio con incremento de rinde hasta 250 kg N/ha ofrecido; el ambiente de alto rinde con ganancia de rinde aún en ofertas de N mayores a 300 kg de N/ha ofrecido; y el ambiente inferior con estrés severo sin respuesta al agregado de N (gráfico 3)

Gráfico 3: Curva de respuesta de Maíz a N (suelo + fertilizante) – Franjas MAS Agro/Okandu-

Respuesta Económica: Dado que se estas curvas explican la respuesta biológica, también es importante analizar el ajuste económico de la misma, dado que varía bastante en la medida que los precios fluctúan. Cabe mencionar que en las últimas semanas subió el precio de la urea y bajó el precio del maíz, lo cual afecta la ecuación y desplaza el umbral económico.

Gráfico 4: Umbral económico de respuesta de Maíz a N (suelo + fertilizante) – Franjas MAS Agro/Okandu-

Nitrógeno y Densidad: Con la nueva genética, seleccionada para rendir en altas densidades, comenzamos a evaluar el impacto de la oferta nutricional en planteos de densidad creciente. Durante varios años planteamos ensayos para evaluar en conjunto el comportamiento a densidades y niveles de nutrición crecientes.

Es importante destacar que el ajuste DxN (Densidad x Nutrición) es una herramienta para capturar altos rendimientos en aquellas situaciones de buena oferta ambiental.

Este ajuste de densidad y nutrición se puede graficar en la curva de ajuste de la oferta de N, la cual varía según el potencial de rinde explorado. Es así como las parcelas con planteos de menor densidad logran techos de rinde menores, y saturan la respuesta a Nitrógeno en un umbral más bajo, y por el contrario los planteos de densidades mayores alcanzan mayores rindes y saturan con ofertas mayores de N. -gráfico N°5-

Gráfico N° 5: Respuesta a N ofrecido en función de la densidad – ensayos en microparcelas Okandu-

Conceptualmente, la construcción de este tipo de curvas de respuesta de nitrógeno resulta fundamental para explorar y alcanzar rendimientos altos. La evolución de la genética nos permite explorar nuevos techos productivos sensiblemente más altos.

De igual importancia es conocer el ajuste de estas variables en el cultivo de maíz tardío en todas sus variantes productivas, ya sea como cultivo sobre barbecho, sobre cultivos de servicio, o bien como cultivo de 2° sobre trigo de cosecha.

Cada uno de estos modelos productivos nos desafía a la construcción de nuevas curvas de respuesta a nitrógeno, que varía en gran medida por la naturaleza de cada uno. Así es como un cultivo de servicio de leguminosa (Vicia Villosa) es un ambiente de mayor oferta de N, y una gramínea de servicio o de cosecha es un ambiente de menor oferta y alta necesidad de aporte de N.

Maíces Tardíos

La estrategia de siembra de maíces tardíos generalmente apunta a diversificar riesgos productivos y a mantener los rindes promedios del cultivo en una zona.  Generalmente, se lo ubica en ambientes con alguna limitante o con riesgo elevado: suelos de inferior potencial, zona de menor régimen hídrico, ambientes sin napa o bien en años dónde los pronósticos de precipitaciones son poco alentadores. Adicionalmente, el maíz tardío generalmente tiene un período de barbecho mucho más largo que un maíz temprano, lo cual además invita a pensar en cubrir ese período con cultivos de servicio.

En la última campaña de fuerte estrés, el maíz tardío también registró importantes mermas de rendimiento, principalmente por el período de sequía y altas temperaturas registrados en floración y llenado de granos. En este escenario se observó una penalidad en rendimientos en aquellos cultivos con antecesor trigo o cultivos de servicio, en relación a los cultivos realizados sobre barbecho. Si bien esta situación será analizada en profundidad cuando se termine de cosechar el maíz tardío, nos invita a seguir profundizando el conocimiento de las variables de manejo posibles en este cultivo, con todas sus opciones antes mencionadas respecto de antecesores.

La inclusión de cultivos de servicio como antecesores genera un consumo extra de agua, representando un riesgo potencial en los años de menor oferta hídrica. Seguramente en otra oportunidad podremos compartir más información y mejores conclusiones sobre este aspecto tan determinante para el cultivo.

Respecto del paquete tecnológico a ofrecer al cultivo, en OKANDU venimos trabajando en el ajuste de la misma, teniendo en cuenta también la influencia de la inclusión de cultivos de servicio como Vicia Villosa o de gramíneas. La dinámica de Nitrógeno varía en función del cultivo antecesor, siendo el antecesor Vicia el que mejor resulta para el maíz tardío, debido al aporte que realiza de N atmosférico; a diferencia de los cultivos de gramíneas que consumen N del suelo (mayor en la medida que más tarde se corte el consumo del cultivo de servicio).

En los ensayos que llevamos en OKANDU podemos apreciar la respuesta diferencial del maíz en función del antecesor. Sobre Vicia Villosa, la ganancia de rinde es menor y la curva de respuesta se satura con menor aporte de N, siendo un cultivo que depende menos del aporte de N como fertilizante.

Sobre cultivos de gramíneas, la respuesta al agregado de N como fertilizante es mayor y la curva se satura en niveles mayores de N, siendo este un cultivo que depende en mayor medida del aporte de N como fertilizante (gráfico 6)

Comentarios finales

Gracias a la evolución de la genética y el conocimiento hoy se pueden alcanzar nuevos techos de rinde de maíz, para lo cual es fundamental la correcta caracterización del ambiente de producción, y elegir adecuadamente las tecnologías disponibles para cada situación.

La primera gran tecnología es decidir dónde sembrar maíz en fecha temprana y dónde en fecha tardía. Este ajuste ha permitido subir los pisos de rinde del cultivo, reduciendo sustancialmente el riesgo en años y ambientes deficitarios.

En la búsqueda de subir los techos de rinde, genética, nutrición y densidad son tecnologías que van de la mano, y que bien ajustadas permiten acceder a altas producciones.

Frente a un año niño, con buena oferta ambiental para lograr altos rendimientos, será determinante la correcta ambientación para elegir la tecnología adecuada que permita obtener los máximos rendimientos (seguir el camino de acortar brechas de rinde respecto de los potenciales).

La posibilidad de hacer manejo variable de densidad y nutrición permitirá optimizar el uso de la tecnología, potenciando la producción en los mejores ambientes y cuidando el costo en los ambientes inferiores. Un año Niño nos desafía a obtener altos rendimientos en los mejores ambientes.

En maíz tardío, los cultivos de servicio juegan un papel muy importante permitiendo ajustar la oferta de Nitrógeno en función de la especie, además del importante rol que juegan en la dinámica del agua y la competencia de malezas, y a su vez representan un riesgo por el consumo extra de agua que generan. Esta combinación de factores exige que sigamos en el camino de investigación y desarrollo de la técnica de producción para acotar los riesgos de merma productiva y capturar el beneficio ambiental que los mismos generan.

Hacia adelante, para continuar en este camino de aumento de la producción de alimentos, será cada más importante el trabajo en conjunto entre productores, proveedores de soluciones, investigadores, extensionistas, capacitadores, instituciones públicas y medios de comunicación, para lograr acortar los tiempos de adopción de nuevas tecnologías de impacto y de esta manera reducir las brechas que existan entre el potencial productivo y los rendimientos alcanzados.

HAY QUE PLANIFICAR MUY BIEN LA CAMPAÑA DE MAÍZ PORQUE PODEMOS TENER AMBIENTE PARA OBTENER ALTOS RINDES QUE PERMITAN RECUPERAR LA ECONOMÍA DE LAS EMPRESAS DE PRODUCCIÓN MUY GOLPEADAS EN LA CAMPAÑA PASADA.

¡NO DEJEMOS PASAR LA OPORTUNIDAD!

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