La importancia de conservar los arrecifes de coral

Por: Nuala Szler -Estudiante de Lic. en Letras – En la amplia vida marina, los arrecifes de coral son importantes centros de actividad. No solo conforman uno de los ecosistemas de mayor complejidad y diversidad biológica del mundo, son, además, el refugio y fuente de alimento de un cuarto de toda la vida del océano. […]
diciembre 23, 2022

Por: Nuala Szler -Estudiante de Lic. en Letras –

En la amplia vida marina, los arrecifes de coral son importantes centros de actividad. No solo conforman uno de los ecosistemas de mayor complejidad y diversidad biológica del mundo, son, además, el refugio y fuente de alimento de un cuarto de toda la vida del océano. Más de 4.000 especies diferentes de peces, de hecho, dependen de los arrecifes de coral en algún momento de su vida.

Aunque esenciales, no solo la fauna y flora marítima necesitan de los arrecifes de coral para su supervivencia. También, muchas comunidades dependen de los alimentos, la actividad costera, la pesca y el turismo que se desprende de estos ecosistemas.

Recorramos, en esta oportunidad, los puntos más importantes de los arrecifes de coral, valiosísimos tesoros naturales, pero, sobre todo, hagamos de estas líneas una oportunidad para el diálogo y comprensión de los impactos que el creciente calentamiento global genera sobre ellos. Al final del cuento, como siempre sucede con esta clase de tramas, tanto el conflicto como su desenlace nos involucran a todos.

Los arrecifes de coral, una especial escena de la naturaleza

Cuando pensamos en el océano y su prolífica vida, solemos imaginar uno de esos cuadros coloridos y rebosantes con cientos de pequeñas especies de formas, tonalidades y texturas diferentes. Sabemos, además, que crean un grupo intrincado de interacción entre sí y con el entorno; que unas y otras se necesitan para su supervivencia. Con estas primeras características, podemos comenzar a tejer una idea acerca de qué es un arrecife de coral.

Ciertamente, como mencionamos, son centros de actividad de la vida marina: el hábitat de una diversidad de esponjas, ostras, almejas, cangrejos, estrellas, anémonas y erizos de mar, hidrozoos, medusas, comunidades de hierbas marinas y miles de peces. La presencia de corales se extiende por todos los océanos del mundo, tanto en aguas superficiales como en las más profundas. Forman arrecifes cuando se agrupan en comunidades y, como en parte ya adelantamos, establecen una relación de interdependencia con el resto de especies de su entorno.

“Una colonia de corales pétreos está integrada por cientos de miles de pólipos individuales. Estos, tienen la sorprendente capacidad de extraer el calcio disuelto en el agua del mar”

Existen diferentes clases de corales, algunos de los cuales son formadores de arrecifes. En este variado grupo podemos distinguir a los corales pétreos, que se agrupan en aguas superficiales y transparentes, donde la luz solar, indispensable para la fotosíntesis, puede también alcanzar a las algas, la especie vegetal con la que establecen un vínculo simbiótico fundamental.

Los corales pétreos asimismo necesitan temperaturas tropicales o subtropicales, por lo que su existencia es propia de las regiones cercanas al ecuador, entre los 30 grados al norte y 30 grados al sur. Estos, son una de las especies más impresionantes del ecosistema de arrecife, dan forma a la estructura esquelética dura y permanente que es base del mismo. De hecho, una colonia de corales pétreos está integrada por cientos de miles de pólipos individuales. Estos, tienen la sorprendente capacidad de extraer el calcio disuelto en el agua del mar y de solidificarlo en una estructura mineral, compuesta de carbonato de calcio, que resulta en su soporte esquelético.

Cuando observamos una comunidad de corales pétreos, solo la capa delgada y más superficial es la que corresponde al coral vivo. El resto es este soporte esquelético, que puede tener hasta décadas de antigüedad. Así, con el crecimiento de los pólipos y la expansión de sus soportes a lo largo del tiempo, es que se conforma la estructura permanente de los arrecifes de coral.

Ahora bien, una característica quizás aún más impresionante de estos pólipos de coral es el hecho de que, en su interior, contienen una especie de algas microscópicas, llamadas zooxantelas. En el intercambio, mientras los primeros proporcionan un hábitat para las algas, estas últimas proveen a los pólipos del alimento que generan a partir de la fotosíntesis. Y no sólo eso, las algas son también las que dan su color a los corales. En realidad, estos son transparentes y el color que distinguimos cuando los observamos no es otro que el de las algas allí presentes.

¿Qué otras clases de corales podemos encontrar?

Por un lado, están los hidrocorales. Estos, también conocidos como “corales de fuego”, son hidrozoos formadores de arrecifes. Un segundo tipo son los octocorales o “corales blandos”, que crecen en forma de plantas carnosas y se diferencian de los anteriores por no formar estructuras esqueléticas de carbonato de calcio. Los “corales negros” o antipatarios, en cambio, se distinguen por no necesitar, para sobrevivir, de las algas zooxantelas como fuente de energía y alimento.

El impacto del calentamiento global en los arrecifes de coral

El aumento de las temperaturas de los océanos y el cambio de sus características químicas ante la presencia de mayores niveles de dióxido de carbono son las amenazas mundiales más importantes para los ecosistemas de los arrecifes de coral. Conducen a un fenómeno de blanqueamiento o decoloración coralina: los corales pierden las algas microscópicas que están en su interior y, por lo tanto, el alimento que necesitan para su supervivencia y su color, revelándose el color blanco de la estructura subyacente de carbonato de calcio de los pólipos. Si esta decoloración es intensa o prolongada, puede matar a las colonias de corales o aumentar su vulnerabilidad a otras amenazas, como las enfermedades infecciosas.

También, otros impactos climáticos, como el aumento del nivel del mar, la mayor frecuencia e intensidad de las tormentas tropicales y la alteración de los patrones de circulación de los océanos, pueden afectar a los arrecifes de coral. No obstante, es la acidificación de las aguas del mar, esto es, el cambio en sus características químicas debido a la captación de dióxido de carbono de la atmósfera, la problemática central.

La cantidad de dióxido de carbono que se halla en la atmósfera está en equilibrio con la cantidad de dióxido de carbono que se encuentra en el agua del mar, si las concentraciones atmosféricas aumentan, también aumentan las concentraciones oceánicas. Cuando el dióxido de carbono se introduce en el agua, reacciona formando ácido carbónico y, en consecuencia, se genera un significativo aumento en el nivel de acidez del océano.

Según se ha registrado, cada año los océanos absorben aproximadamente un cuarto del dióxido de carbono emitido por la combustión de combustibles fósiles, como el petróleo, el carbón y el gas natural. Desde la Revolución Industrial, la acidez de los océanos ha aumentado alrededor del 30%. Este porcentaje es alrededor de diez veces superior a lo ocurrido durante los millones de años anteriores. Además, se prevé que para fines de este siglo, los niveles de acidez de los océanos aumentarán un 40% más con respecto a los niveles actuales.

El aumento de la acidez de los océanos, determinado por los valores más bajos del pH, reduce la disponibilidad de las sales y los iones disueltos que los corales necesitan para formar la estructura de carbonato de calcio. En consecuencia, el crecimiento de los corales y los arrecifes puede hacerse más lento, con algunas especies más afectadas que otras. De hecho, si la acidificación se agrava, los esqueletos de coral pueden disolverse. Además, a nivel local, el enriquecimiento de nutrientes de las aguas costeras debido a la actividad humana puede aumentar la acidez de las aguas costeras y, así, exacerbar los efectos de la acidificación oceánica.

“Como la mayor parte de los arrecifes de coral se encuentran en aguas superficiales cercanas a la costa, se vuelven particularmente vulnerables a los efectos de las actividades humanas”

Tanto a través de la explotación directa de los recursos de los arrecifes como de los impactos indirectos de las actividades humanas adyacentes en la tierra y la zona costera. También los desechos que llegan hasta las vías fluviales y los océanos pueden ser perjudiciales para los arrecifes de coral, por lo que el tratamiento responsable de la basura generada en las comunidades es, asimismo, esencial para su protección y conservación.

En Argentina, existen cientos de especies de corales. La mayor parte de estas, sin embargo, es característica de aguas más profundas y frías, alejadas de las poblaciones y, por lo tanto, más protegidas de las amenazas que las especies de corales de aguas cálidas.

Sin embargo, esto no significa que no se hallen también en peligro. Todas las especies de coral son susceptibles a la acidificación del océano, a la contaminación por la basura (que también llega a las aguas profundas) y a la pesca de otras especies por arrastre; que impacta, sobre todo, a los corales de crecimiento lento, dado que su recolonización, justamente, lleva mucho tiempo.

Otras amenazas de fuentes locales

Uno de los principales factores de estrés, tanto para la existencia como para la recuperación de las especies corales y su hábitat, es la sedimentación. Esta tiene lugar cuando los conjuntos de partículas, provenientes del desarrollo de actividades costeras, las escorrentías de aguas pluviales urbanas y la agricultura, terminan por sedimentarse en los arrecifes, produciendo asfixia a los corales y afectando su capacidad de alimentarse, desarrollarse y reproducirse.

El exceso de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, provenientes del uso de fertilizantes agrícolas y residenciales, también afectan a los corales de arrecife, que están adaptados a niveles más bajos de concentración. Además, esto conduce al desarrollo de otras algas, que obstruyen la luz del sol y consumen el oxígeno que los corales necesitan para alimentarse y respirar.

También las descargas de las alcantarillas, las plantas de tratamiento de aguas residuales y de sistemas sépticos contaminan las aguas de los arrecifes, produciéndose un desequilibrio que impacta sobre todo el ecosistema. Esto último, como también el exceso de nutrientes, contribuye asimismo al desarrollo de microorganismos, principalmente bacterias y hongos, que pueden ser significativamente patógenos para los corales.

Del mismo modo, el resto de la basura que llega al mar, como bolsas de plástico, botellas, microplásticos y elementos de pesca desechados, pueden engancharse en los corales y bloquear la luz del sol. También, pueden romperlos o dañarlos y, por supuesto, no dejan de ser tóxicos para el resto de las especies del arrecife, indispensables para garantizar la salud del ecosistema.

Otra gran amenaza para los corales de arrecife son los restos de pesticidas y herbicidas que llegan a las aguas costeras. Los primeros afectan varios de sus procesos fisiológicos, sus respuestas defensivas y su ciclo de vida obstruyendo el crecimiento y reproducción. Los restos de herbicidas, por su parte, afectan a las algas simbióticas, impactando también en la decoloración de los corales.

“El exceso de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, provenientes del uso de fertilizantes agrícolas y residenciales, también afectan a los corales de arrecife, que están adaptados a niveles más bajos de concentración”

De las actividades humanas inmediatas a los arrecifes, la pesca excesiva es la mayor amenaza para la conservación de los corales. La falta de peces produce alteraciones en la estructura de cadena alimenticia y, luego, tiene efectos de cascada sobre el resto de las especies. Por ejemplo, la reducción de la cantidad de peces de pastoreo, muy importantes dado que impiden el desarrollo excesivo de algas en los corales.

En conclusión

Son los efectos acumulados de todos estos factores de estrés los que pueden reducir la resistencia general de los arrecifes y aumentar la sensibilidad de los corales a las enfermedades y las especies invasivas, perjudicando los procedimientos y equilibrios biológicos del ecosistema.

No es menor, por último, concientizar acerca del uso inadecuado que hacemos las personas de los corales, particularmente con fines recreativos o comerciales. Tocar y extraer los corales, como su recolección para la exhibición en acuarios, e incluso la de otras especies del arrecife, no generan otra cosa que la destrucción del hábitat y la reducción de la biodiversidad. Una vez más, tal como mencionamos al inicio del informe, la conservación de los arrecifes de coral nos involucra a todos.

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