Por: Ing. Agr. Matías Cambareri -CPO Caburé
Se fue el invierno, pobre de lluvias en algunos sitios y con buenos niveles de recarga en otros. Cambia la estación meteorológica y es en esta estación en la cual debieran empezar a aparecer los efectos del fenómeno “Niño” que desde hace rato se viene anunciando; por lo tanto bienvenida primavera!.
La precipitación acumulada durante el mes de agosto (Figura 1) fue importante en el Litoral argentino y este de la Provincia de Buenos Aires, aunque no fue del todo suficiente, ya que estuvo por debajo de lo normal (anomalía negativa) en gran parte del centro de nuestro país.
De la extensa red de estaciones pluviométricas con las que cuenta Caburé (www.cabure.com.ar), sólo el 7% de ellas (unos 60 puntos de medición) tuvieron una precipitación acumulada mayor a 30 mm. En la Provincia de Misiones, se dio la mayor cantidad de días con precipitación superior a 10 mm (5 días) y en esa Provincia también, se dieron los valores más altos de precipitación acumulada (superando los 190 mm en Capital).
El último mes del invierno meteorológico permitió incrementar los niveles de agua en el suelo en una porción muy acotada de nuestro país. En el resto, la precipitación ocurrida fue insuficiente para recargar de agua los perfiles de suelo, generando balances hídricos negativos que desencadenaron en deficiencias hídricas.
Sin embargo, para saber cómo se están desarrollando y creciendo nuestros cultivos y programar lo que viene, no sólo debemos mirar la cantidad de precipitaciones ocurridas, sino también cómo está el reservorio de agua: el nivel de agua en el suelo. De la misma forma que ocurrió en el mes de julio, agosto dejó una buena recarga de agua en los perfiles sólo en el litoral argentino, el este y el sur de Buenos Aires. A nivel superficial (primeros 10 cm; Figura 2) el impacto en el nivel de agua está asociado a las últimas precipitaciones y cómo es la porción más expuesta del suelo es lo que rápidamente está disponible para evaporación, razón por la cual al no haber lluvias importantes en los últimos días los niveles de agua son adecuados en esa región.
En profundidad en cambio (Figura 3), los niveles de agua en el suelo son abundantes (más del 80% de agua útil en el perfil), lo que hace pensar que los cultivos no tendrían limitaciones hídricas en los estados de desarrollo que actualmente transitan.
Esta “foto” actual del agua en el suelo junto a los pronósticos a largo plazo, nos permitirán realizar un correcto análisis para tomar las mejores decisiones en nuestro sistema productivo. Como la evolución del nivel de agua en el suelo puede ser estimada a partir de un balance entre la “demanda” (de la atmósfera o del cultivo una vez implantado) y la “oferta” de agua (precipitaciones), conociendo cuál es la tendencia a largo plazo (más allá de los 30 días) de las variables determinantes, puede predecirse de forma aproximada su comportamiento.
Con distintos niveles de probabilidad de ocurrencia, el pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ayuda a dilucidar cómo serán las condiciones de oferta (precipitaciones) y demanda (evapotranspiración, determinada en parte por la temperatura del aire) que hacen al balance de agua en el suelo, durante los próximos meses.
El pronóstico trimestral del SMN para la primavera meteorológica (trimestre septiembre-octubre-noviembre) indica mayor probabilidad (50-55%) de tener temperatura media por encima de lo normal en prácticamente todo el centro-norte del territorio argentino y normal a inferior a lo normal (40-45%) en la Patagonia (Figura 4).
Esto significa que donde tenemos mayor probabilidad de tener temperatura media por encima de lo normal, la temperatura media de la primavera meteorológica sería al menos 0,5 °C mayor a los valores de temperatura media que observamos en la Figura 5, mientras que donde hay mayor probabilidad de tener temperatura media inferior a lo normal, la temperatura media sería al menos 0,5 °C menos a los observados en la Figura 5.
Por lo tanto, como gran parte de la demanda atmosférica está asociada a la temperatura, es esperable que la evapotranspiración acumulada en este período sea mayor a lo normal, en el centro-norte del país y se “pierda” más agua de lo normal.
Por otro lado las precipitaciones acumuladas para la primavera meteorológica (trimestre septiembre-octubre-noviembre) tienen (i) mayor probabilidad de estar por encima de lo normal o normal (40-50%) sobre el Litoral y oeste de la Patagonia;(ii) inferior a lo normal o normal (40-45%) sobre gran parte del NOA, Córdoba, San Luis y sur de Patagonia; y (iii) normal (>=40%) en el resto del país, exceptuando el noroeste (Figura 6). Es decir que se esperan menos de 100 a 200 mm acumulados en las Provincias de Córdoba y Santiago del Estero, por ejemplo (Figura 7). El balance hídrico atmosférico (diferencia entre la demanda atmosférica y las precipitaciones) tendería a ser levemente negativo a muy negativo (en las zonas con menor precipitación acumulada), y en los sitios donde hoy no existen niveles adecuados de agua en el perfil del suelo, los cultivos entrarían a sufrir deficiencias hídricas.
Con respecto a la actualización del fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un impacto negativo (o positivo!) sobre las precipitaciones, ya estamos transitando la fase cálida del evento y continuará así durante toda la campaña. El evento el Niño tiene niveles de probabilidad superiores al 90% hasta el fin de la campaña fina e inicio de la campaña gruesa, por lo que se espera que las precipitaciones empiecen a ocurrir (Figura 8). Nuevamente es necesario aclarar que las precipitaciones irán ocurriendo de a poco, se espera que sea un año de lluvias, pero lluvias que no necesariamente ocurran en tiempo y forma de manera de poder ser aprovechadas eficientemente por nuestros cultivos.
En resumen
La condición del fenómeno ENSO para la campaña agrícola que estamos transitando es “el Niño” y esto aseguraría tener precipitaciones adecuadas, si es que otros forzantes atmosféricos que interaccionan con este evento lo permiten. Este evento puede asegurarnos mayor humedad en la atmósfera y mayor cantidad de eventos de lluvia, habrá que cruzar los dedos y esperar que esos eventos se distribuyan de manera adecuada en el tiempo, de manera de poder aprovecharlos en su totalidad.
El pronóstico trimestral del SMN, indica que en el mediano plazo habrá precipitaciones por encima de lo normal en una porción muy pequeña de nuestro país, mientras que se espera que en una región más importante las precipitaciones estén por debajo de lo normal. Donde la humedad es suficiente, ya comienzan a observarse enfermedades en los cultivos de fina. Como siempre digo, utilizar la agrometeorología como una herramienta más que permita maximizar el uso del agua, haciendo economía del recurso hídrico: hoy estamos con buenas condiciones de humedad en muchos sitios mientras que en otros aún no.
El inicio de la primavera genera entusiasmo y alegría, esperemos que estas emociones se trasladen a la atmósfera y las lluvias ocurran donde se necesitan. Como siempre, recomiendo hacer monitoreo de las condiciones actuales, analizar los pronósticos (a mediano y corto plazo) y recopilar DATOS para la construcción de estadísticas que ayuden a tomar las mejores decisiones.
Este artículo muestra un pantallazo general de lo que puede ocurrir y debe seguir ajustándose a medida que la campaña avance, contando con mayor certeza en los indicadores. En una escala temporal menor (por ejemplo, mensual) podría ocurrir que llueva más de lo que el pronóstico trimestral indica por lo que estemos atentos a los pronósticos de corto plazo (7-15 días). La atmósfera es caótica y dinámica y las previsiones climáticas que acá presentamos se refieren a condiciones medias durante el periodo analizado, por lo tanto no contemplan la ocurrencia de eventos puntuales tanto en la escala intra-estacional como en una escala menor a la regional.