Brechas en la producción de maíz por una nutrición deficiente

Por: Andrés Grasso – Fertilizar AC En la región pampeana, las variadas condiciones de manejo de cultivos y en particular de su nutrición, conducen a resultados productivos dispersos que limitan la valorización de los aportes de la aplicación de fertilizantes. La implementación de diferentes estrategias o aproximaciones para el manejo de la fertilización tiene efectos […]
diciembre 16, 2019

Por: Andrés Grasso Fertilizar AC

En la región pampeana, las variadas condiciones de manejo de cultivos y en particular de su nutrición, conducen a resultados productivos dispersos que limitan la valorización de los aportes de la aplicación de fertilizantes. La implementación de diferentes estrategias o aproximaciones para el manejo de la fertilización tiene efectos tanto de corto como de largo plazo sobre la producción de cultivos independientes o en secuencias, y sobre el suelo.

Actualmente es ampliamente reconocido el aporte de la adecuada nutrición a la producción de los cultivos como lo indican los resultados de las 1200 entrevistas a productores agrícolas realizadas por Fertilizar AC. En promedio, los productores esperan que la nutrición no limitante a partir de los aportes por fertilización explique entre el 29 y 39 % de los rendimientos máximos alcanzables del cultivo de maíz. Sin embargo, a pesar de estas expectativas de brechas en los rendimientos, y a pesar de que el área fertilizada en el cultivos supera al 80% del área cultivada, las dosis medias de fertilizantes aplicados muestran en todos los casos que los aportes de nutrientes en cantidades son inferiores a las extraídas en la producción de granos. Nitrógeno y fósforo son los elementos mayormente aplicados y en menor magnitud el azufre, que es aplicado en mezclas con N o con P.

El impacto de este manejo nutricional se observa en los niveles de concentraciones de nutrientes en los tejidos foliares del cultivo. En la última campaña de maíz, desde Fertilizar AC analizamos más de 80 casos. El 54 % de los casos presentaron niveles insuficientes de N, 56% de fósforo y 65% de azufre. Estos resultados validan que para la producción de maíz en Argentina, tanto en fechas de siembra tempranas como demoradas, el ajuste de las dosis de fertilización acorde a las expectativas actuales de crecimiento y producción es un punto central a revisar.

Con el objetivo de determinar cómo afecta a la productividad del maíz las estrategias de nutrición actuales, desarrollamos en Fertilizar AC una red de experimentación en lotes de productores agrícolas de la región pampeana, en donde comparamos las estrategias de nutrición actuales de los productores contra dos propuestas de mejora en la nutrición. Una, que definimos como fertilización recomendada, se propone definir las dosis de fertilizantes en base al diagnóstico de disponibilidad de nutrientes con un análisis de suelo como base, y la segunda estrategia es definir las dosis para una fertilización balanceada incorporando N, P, S y Zn, en base al diagnóstico de disponibilidad de nutrientes en el suelo complementado con la demanda de nutrientes basada en expectativas de altos rendimiento.

Luego de tres campañas, el cultivo de maíz tuvo mejoras de 30 % en los rendimientos que fueron de 7752 a 9846 kg/ha en promedio. En el maíz de 2° fecha de siembra, las mejoras fueron superiores que en la siembra de primera con valores de 2520 a 6520 kg/ha entre los diferentes manejos de nutrición.

Las brechas de rendimiento entre el manejo actual y las estrategias de fertilización recomendada fueron de 514 kg/ha, lo que representa un 4% de pérdida de producción. Además, cuando comparamos los rendimientos del manejo actual con estrategias de alta producción, las brechas alcanzan a 2095 kg/ha, en este caso las pérdidas por los desajustes en la nutrición alcanzan al 16%.

Estos resultados sugieren que gran parte de las brechas actuales de rendimientos en cultivos de granos en la región pampeana están asociadas a desajustes en la nutrición con NPS cuando las dosis de fertilización no están acordes a los resultados de análisis de suelos y a las expectativas de rendimientos. Si bien es reconocida su importancia para el manejo eficiente de recomendaciones de fertilización, aún es escasa la caracterización de los suelos en los sitios productivos.

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