El mercado global de la soja enfrenta una combinación explosiva: tensiones entre China y EE. UU., una política monetaria agresiva de la FED, la expansión imparable de Brasil y maniobras fiscales en Argentina.
Lic. Sebastian Salvaro – Co-Founder y Director Simpleza SA
En este análisis, desmenuzamos cómo estas fuerzas están moldeando precios, decisiones de siembra y estrategias comerciales, y qué puede venir en los próximos meses.
Factores complejos
El mercado internacional de soja atraviesa un escenario de alta complejidad, en el que confluyen factores geopolíticos, financieros y productivos con impactos directos sobre los precios, la demanda global y las estrategias de los principales países productores y exportadores. Entre los elementos que más han condicionado la evolución del mercado en los últimos meses se destacan la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la política monetaria de la Reserva Federal de EE. UU., el crecimiento sostenido de Brasil como potencia exportadora y, en el plano local, la baja temporal de los derechos de exportación en Argentina.
- EE. UU.-China
La guerra comercial entre EE. UU. y China reconfiguró el flujo global de soja. Ante la imposición de aranceles altos por parte de China a la soja estadounidense, las exportaciones norteamericanas hacia su principal comprador histórico sufrieron una fuerte caída. Como respuesta, China intensificó las compras a Sudamérica, particularmente a Brasil, pero también a Argentina, que logró capturar parte de esa demanda desplazada. Solo en septiembre de 2025, China importó más de 12,8 millones de toneladas de soja, con Brasil proveyendo más de la mitad y Argentina posicionándose como un proveedor relevante tras eliminar temporalmente los derechos de exportación.
Esta medida, anunciada por el gobierno argentino en septiembre, consistió en una suspensión total de las retenciones a la exportación de poroto de soja, harina y aceite, con el objetivo de estimular la entrada de divisas hasta alcanzar un tope de USD 7.000 millones o hasta fines de octubre. El resultado fue inmediato: el productor argentino, que venía mostrando cautela en sus decisiones comerciales, activó ventas con rapidez, y se cerraron al menos 20 cargamentos rumbo a China. El mercado reaccionó con una suba en los precios FOB argentinos y una mejora en la fluidez comercial, aunque los analistas señalan que esta dinámica podría no ser sostenible si la medida no se mantiene o si se revierte de forma abrupta.
- Reserva Federal de EE. UU
En paralelo, la política monetaria de la Reserva Federal de EE. UU. ejerce una presión constante sobre los commodities. La decisión de mantener una tasa de interés alta y prolongar el ciclo contractivo impacta negativamente en los precios de la soja por vía de dos canales principales: por un lado, encarece el costo de oportunidad de mantener inventarios (lo que reduce la demanda especulativa); por otro, fortalece al dólar, encareciendo las exportaciones de países que comercializan en esa moneda. Diversos estudios empíricos han cuantificado que una suba de 100 puntos básicos en la tasa de referencia puede provocar una caída del 5 al 6% en los precios de la soja en mercados internacionales.
- Brasil
En cuanto a la competencia estructural, Brasil consolida su liderazgo como principal exportador mundial de soja. En los últimos cinco años, la superficie sembrada creció un promedio del 5% anual, alcanzando en la campaña 2025/26 las 48,7 millones de hectáreas. La producción proyectada supera los 166 millones de toneladas, con una mejora continua en los rindes gracias a innovaciones genéticas, prácticas agronómicas y la incorporación de nuevas regiones productivas como el Matopiba. Brasil no solo ha expandido su volumen, sino que también ha mejorado su infraestructura exportadora y su capacidad de cumplimiento en origen, factores que lo convierten en un proveedor más confiable frente a la demanda china.
Panorama a futuro
En este escenario, el mercado de soja se encuentra tironeado por fuerzas contrapuestas. Por un lado, la demanda china sostenida (aunque vulnerable a variables geopolíticas), la competitividad sudamericana y medidas de incentivo como la baja temporal de retenciones en Argentina aportan soporte a los precios. Por otro, la presión de una política monetaria contractiva en EE. UU., los altos niveles de stock global y la posibilidad de que el alivio impositivo en Argentina sea transitorio, generan incertidumbre hacia adelante.
Para los próximos meses, los analistas consideran que los precios podrían moverse en una banda lateral con sesgo bajista si persisten las condiciones actuales. No obstante, factores como una reactivación más fuerte de la demanda china, eventos climáticos extremos en Sudamérica o cambios en la estrategia monetaria de la FED podrían modificar rápidamente el equilibrio del mercado. En este contexto, la planificación comercial y el monitoreo permanente de las variables externas se vuelven imprescindibles para los actores del complejo sojero.






























