Promedia marzo y arranca el otoño meteorológico que comprende marzo, abril y mayo, momento de recarga de agua en los perfiles de suelo.
Por: Matías Cambareri
Como anticipamos en el número anterior, las precipitaciones ocurrieron en los primeros días del mes, aunque de manera excesiva en algunos casos. Precipitaciones puntuales, de gran magnitud e intensidad, que no son bien aprovechadas por el suelo ni por los cultivos por el estadío fenológico en el que la mayoría se encuentra. Lamentablemente no podemos manejar cuánta lluvia queremos, ni cómo ni cuándo. Sin embargo, si podemos recopilar datos que nos ayuden a tener más y mejor información para la toma de decisión. Hagamos un breve repaso de qué tan abundante viene siendo marzo en término de precipitaciones principalmente, que hoy es la variable meteorológica más trascendente, de esta manera podremos saber dónde estamos y hacia donde vamos.

Fuente: Red pluviométrica de Caburé.
Con más de 700 estaciones meteorológicas distribuidas principalmente en toda la región productiva de nuestro país la red de Caburé (www.cabure.com.ar), recopiló en lo que va de marzo una infinidad de datos meteorológicos, de los que sólo vamos a observar cómo viene siendo la precipitación acumulada (al 16/3), que es el elemento meteorológico más variable en el espacio (así como también lo es su predicción). En términos numéricos, la precipitación acumulada durante la primera quincena de marzo (Figura 1) llegó a superar los 400 mm en algunos puntos de la Provincia de Buenos Aires, incluso generando inundaciones catastróficas (Bahía Blanca). En el 36% (unos 250 sitios) de los puntos de observación, la precipitación acumulada superó los 100 mm. En términos generales, en el centro del país y más específicamente en la Provincia de Buenos Aires, la anomalía de precipitación acumulada es positiva (de 50 a 250 mm más de lo normal), mientras que en el NEA principalmente, la anomalía de precipitación es negativa (50 a 100 mm menos de lo normal).

Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA
El resultado de estas precipitaciones se refleja como siempre en el contenido de agua en el suelo, ya que las lluvias son la recarga necesaria. Superficialmente, que es lo que rápidamente está disponible para evaporación (primeros 10 cm; Figura 2), puede observarse que hay mayor agua, donde mayores vienen siendo las precipitaciones acumuladas en los últimos 3-5 días (colores más verde-azulados); mientras que en profundidad (Figura 3), los niveles de agua en el suelo están entre adecuados y abundantes (más del 50% de agua útil en el perfil), en toda la región central del país, indicando no sólo la satisfacción hídrica sino también la ocurrencia de excesos.

Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA
Esta “foto” del nivel de agua en el suelo, junto a los pronósticos a largo plazo, nos permitirán realizar un correcto análisis para tomar las mejores decisiones en nuestro sistema productivo. Como la evolución del nivel de agua en el suelo puede ser estimada a partir de un balance entre la “demanda” (de la atmósfera o del cultivo una vez implantado) y la “oferta” de agua (precipitaciones), conociendo cuál es la tendencia a largo plazo (más allá de los 30 días) de las variables determinantes, puede predecirse de forma aproximada su comportamiento.

Con distintos niveles de probabilidad de ocurrencia, el pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ayuda a dilucidar cómo serán las condiciones de oferta (precipitaciones) y demanda (evapotranspiración, determinada en parte por la temperatura del aire) que hacen al balance de agua en el suelo, durante los próximos meses. El pronóstico trimestral del SMN para el actual trimestre otoñal (marzo-abril-mayo) indica(i) mayor probabilidad (45-50%) de tener una temperatura media superior a lo normal en todo el norte del país, oeste de Santa Fe, Córdoba, Cuyo y sur de Patagonia; (ii) mayor probabilidad (40-45%) de tener una temperatura normal o superior a lo normal en sobre el sur del Litoral, oeste de Buenos Aires, La Pampa y el centro y norte de la Patagonia y (iii) mayor probabilidad (>=40%) de tener una temperatura media normal en el este de Buenos Aires (Figura 4).

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de febrero de 2025.
Esto significa que la temperatura media del trimestre mencionado sería al menos 0,5 °C mayor a los valores de temperatura media que observamos en la Figura 5, en los casos que la probabilidad sea de una temperatura media superior a lo normal. Por lo tanto, como gran parte de la demanda atmosférica está asociada a la temperatura, es esperable que la evapotranspiración acumulada en este período sea mayor a lo normal en prácticamente todo el país, exceptuando el este de Buenos Aires. Posiblemente, esta mayor temperatura media se deba a mayores extremos de temperatura máxima, como actualmente se viene registrando, por lo que además de un incremento en la demanda atmosférica, es de esperar episodios de estrés térmico para el fin de los cultivos de gruesa.

Por otro lado, las precipitaciones acumuladas para el trimestre de otoño (marzo-abril-mayo) tienen: (i) mayor probabilidad (40-55%) de ser superiores a lo normal o normales en el NOA; (ii) mayor probabilidad (40-45%) de ser normales o inferior a lo normal en el norte del Litoral, Cuyo y Patagonia y (iii) mayor probabilidad de estar dentro de lo normal (>= 40%) en la región norte y central de nuestro país (Figura 6). Es decir que se esperan, dependiendo de la zona, precipitaciones acumuladas en los tres meses mayores a los valores presentados en la Figura 7 y menores a los que se observan en la Figura 8. Sin embargo, y como ya hemos visto en la Figura 1, el pronóstico trimestral ha quedado obsoleto para algunas zonas (principalmente Provincia de Buenos Aires), donde en sólo 15 días de los 90 del trimestre, ya se superó el límite superior del rango normal de precipitación y en otras zonas donde debería llover 0 mm en los próximos 75 días para que el pronóstico trimestral pueda cumplirse.

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de febrero de 2025.
Así, el balance hídrico atmosférico (diferencia entre la demanda atmosférica y las precipitaciones) en estos tres meses tendería a ser negativo en prácticamente todo el país, excepto en el NOA si nos guiamos por el pronóstico trimestral. Pero como vemos, será positivo en gran parte de la región central, debido a las precipitaciones que ya ocurrieron.

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de febrero de 2025.
Con respecto a la actualización del fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un impacto negativo (o positivo!) sobre las precipitaciones, el último informe indica que estamos transitando la fase neutral del evento y para el actual trimestre se prevé una probabilidad del 80% que continúe en esta fase y un 20% que se desarrolle la fase fría del evento (La Niña). Recordemos que bajo este evento neutral en ciertas zonas las precipitaciones pueden estar por encima de lo normal y en otras por debajo de lo normal, debido a la amplia variabilidad de la precipitación acumulada, respecto a las otras dos condiciones. Si bien aún falta mucho, a diferencia de lo que “la calle” dice, este modelo probabilístico da mayores posibilidades de ocurrencia una fase fría (La Niña) o neutral para el inicio de la próxima campaña (Figura 9).
En resumen
El fin de la campaña gruesa se dará bajo la fase neutral del fenómeno ENSO y aunque el pronóstico en el corto/mediano plazo indica que el agua sería una limitante en las próximas semanas, es bastante el agua acumulada por precipitaciones en los primeros días de marzo y además se prevén precipitaciones importantes en toda la región productiva y principalmente en el NEA en la última semana de marzo. Me pareció que el título de este artículo debería reflejar que en muchos casos ya es tarde para la ocurrencia de lluvias y en otros, el exceso de agua complica. Es la paradoja de la abundancia, hay mucha agua pero tan de golpe que termina complicando. Utilizar la agrometeorología como una herramienta más que permita maximizar el uso del agua, haciendo economía del recurso hídrico y buscando minimizar problemas por exceso es clave. Como siempre, recomiendo hacer monitoreo de las condiciones actuales -una estación meteorológica sería lo ideal, pero sino animémonos a medir al menos las lluvias con un pluviómetro y realicemos el mantenimiento necesario para que el dato sea correcto- de manera de recopilar DATOS para la construcción de estadísticas que junto al análisis de pronósticos (a mediano y corto plazo) ayuden a tomar mejores decisiones.

Este artículo muestra sólo un pantallazo general de lo que puede ocurrir y debe seguir ajustándose a medida que la campaña avance, contando con mayor certeza en los indicadores. En una escala temporal menor (por ejemplo, mensual) podría ocurrir que llueva más de lo que el pronóstico trimestral indica (como ocurrió en lo que va de este mes) por lo que estemos atentos a los pronósticos de corto plazo (7-15 días). La atmósfera es caótica y dinámica y las previsiones climáticas que acá presentamos se refieren a condiciones medias durante el periodo analizado, por lo tanto, no contemplan la ocurrencia de eventos puntuales tanto en la escala intra-estacional como en una escala espacial menor a la regional.