Por: Sebastian Salvaro – Co-Founder de AZ Group
La cosecha 2019-2020 está finalizando. El desarrollo de la campaña estuvo influenciado por varios factores internos y externos. Esto llevó a que, en general, los productores hayan tenido un comportamiento en las ventas diferente a años anteriores.
La actividad agropecuaria ha vuelto a estar en el ojo de la tormenta por distintas cuestiones, una de ellas ha sido que a pesar de la cuarentena – consecuencia de la pandemia de COVID19 – se ha podido trabajar con protocolos ajustados a la situación versus otras actividades como los hoteles y restaurantes, que continúan siendo afectadas.
Pero por momentos se mezclan temas que se encuentran dentro de un mismo sistema; pero para entenderlos creo que es sustancial que se puedan aislar. Por un lado, desde el gobierno insisten en que el agro no vende y, por lo tanto, no hay liquidación de divisas. Esto impacta en la única ancla nominal de precios que tiene la economía: el tipo de cambio. Como se puede observar en el siguiente gráfico, la liquidación de divisas de los últimos 5 meses del año 2019 se encontró muy por encima de las liquidaciones habituales. En los dos últimos meses, ese comportamiento ha sido distinto, el volumen de liquidación fue menor a lo acontecido el año anterior e inclusive se encuentra por debajo del promedio de los últimos 5 años a igual periodo.

Fuente: AZ Group sobre la base de MAGyP.
Por otro lado, el precio de los commodities desde comienzo de año al cierre de esta edición ha cotizado a la baja, afectados por el coronavirus y por el avance de la cosecha a nivel local. Desde enero la soja en Chicago (posición cercana) el valor se ajustó -14% alcanzando los 306 u$s/t. En maíz, la caída fue mayor influenciada por la baja del petróleo ubicándose en torno a los 126 u$s/t. desde los 155 u$s/t de principio de año.
A nivel local, de enero a hoy, la posición mayo-20 en soja bajó 20 u$s/t, alcanzando los 220 u$s/t. En el cereal, el ajuste fue similar (-20 u$s/t) ubicándose en los 122 u$s/t. Esta es una variable que impacta en el volumen de liquidaciones, por supuesto.
Por último, los siguientes gráficos responden a la pregunta sobre si el productor ha sido propenso a avanzar en ventas de los dos principales cultivos – soja y maíz -. En soja el volumen de compromiso asumido es de 20,8 mill. de t vs 17,7 mill. de t de igual fecha del año anterior. Para el cereal es de 23,6 mill. de t vs 18,1 mill. de t. del ciclo anterior. Esto demuestra que el productor argentino avanzó en ventas con un ritmo por encima de años anteriores.

Fuente: AZ Group sobre la base de MAGyP.
Más allá de los números que derrumban todo tipo de especulación y de comunicación dirigida para lograr resultado sobre intereses individuales, me parece interesante hacernos la siguiente pregunta. Siendo que el productor ha vendido, ¿Cómo tomo esas posiciones en el tiempo, medido desde julio del año pasado a hoy? Aquí vemos que si separamos el mismo año en lo que fue el período desde agosto a diciembre del 2019, (desde las PASO al cambio de gobierno), y desde enero 2020 a hoy, (pandemia COVID 19), el productor tomo más decisiones en el primero que en el segundo de estos períodos.
Concluyendo
Diríamos que venimos con una comercialización como no hemos visto antes. Producto del miedo al cambio de reglas en Argentina como principal empuje. Esto es, aumento de los derechos de exportación, inflación en costos y variación en el tipo de cambio sumado a la no posibilidad de financiamiento competitivo desde agosto a diciembre 2019.
En la actualidad, los activos cosechados pasan a ser un resguardo para poder afrontar la campaña 2020-2021 que si bien muestra un interesante comienzo sobre todo mirando la fina: trigo. También tiene muchos interrogantes debido a la inigualable crisis que generó la pandemia en el mundo, desacomodando absolutamente todo pero con mucho interrogante sobre cuál será la posición del gobierno cuando mire a la producción. Por supuesto, todo lo anterior bajo una situación de clima normal, cosa que también y como es siempre, tenemos que monitorear.
Situación que hace emocionante el análisis de tantas variables, pero muy complejo para decidir. Por eso trabajar en conjunto en ámbitos de confianza son dos recomendaciones que van muy bien para contextos complejos como los actuales.