La guerra continental contra Dalbulus maidis
Por: Mauricio Varela – Carlos Vidal
Primeras Señales de alarma: Brasil y Colombia
Dalbulus maidis, conocido como la “Chicharrita del Maíz”, es un pequeño insecto que ha causado una crisis agrícola en América Latina, afectando la productividad y calidad de las cosechas de maíz en Brasil, Colombia y ahora Argentina por su condición de eficiente vector de enfermedades. Una de las primeras explosiones poblacionales de la plaga se observó en Brasil, en el estado de Paraná, durante la campaña agrícola de 2018/2019. Este insecto transmite patógenos tales como Spiroplasma kunkelii, Maize Bushy Stunt Phytoplasma, Maize Rayado Fino Virus y Maize Striate Mosaic Virus, que solos o en combinación son responsables del “complejo del achaparramiento o Corn Stunt Spiroplasma Complex”.
La situación se agravó en la campaña 2020/2021, cuando esta chicharrita se detectó en el 48% de los municipios muestreados en Paraná, lo que llevó a un aumento del 984% en el uso de insecticidas. Diversas instituciones en Brasil adoptaron un manejo integrado de plagas (MIP), que incluía la eliminación de plantas espontáneas, sincronización de la siembra, uso de cultivares tolerantes y tratamiento de semillas con insecticidas. En 2022, Epagri en Santa Catarina lanzó el programa “Monitora Milho SC”, instalando puntos de monitoreo para rastrear la población de la chicharrita y su infectividad.
En la última campaña, la infestación en Brasil aumentó casi un 200%, con algunas regiones capturando hasta 400 insectos por trampa, lo que puede reducir hasta el 80% de una cosecha. La preocupación principal es el “puente verde” es decir, la presencia continua de hospederos en diferentes etapas de desarrollo.
Simultáneamente en Colombia, la situación también resulta preocupante en regiones como Tolima y Huila. Desde 2016, el Instituto Colombiano Agropecuario – ICA ha estado gestionando esta crisis, realizando monitoreos y análisis de laboratorio que confirmaron la presencia de fitoplasma en los tejidos vegetales y en los insectos. Las pérdidas de producción llegaron al 50% en algunos casos, destacando la necesidad de regulaciones estrictas y buenas prácticas agrícolas.
Impacto en Argentina
Hasta la última campaña, Argentina se había mantenido relativamente a salvo de los estragos causados por Dalbulus maidis. Sin embargo, la situación cambió drásticamente en la campaña 2023/2024. Los productores se encontraron enfrentando una plaga que amenazaba con devastar sus cultivos de maíz. Un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) reveló que la producción de maíz se redujo en 4,5 millones de toneladas respecto a las proyecciones iniciales debido a esta plaga, con pérdidas económicas estimadas en 800 millones de dólares.
La entonces Secretaría de Bioeconomía -actual Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca- relevó los daños producidos por la enfermedad del achaparramiento del maíz. La Dirección de Estimaciones Agrícolas confirmó que el daño podría alcanzar entre el 8 y 12% de la producción nacional de maíz. El impacto fue especialmente severo en los departamentos del centro de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, donde se observó un incremento significativo de la plaga desde diciembre de 2023. La disminución de heladas, el escalonamiento de las fechas de siembra y el control deficiente de plantas hospederas pudieron contribuir a este aumento. La superficie afectada podría ascender a 360.000 hectáreas.
“Varias instituciones argentinas han unido fuerzas para establecer una red de monitoreo innovadora, capitalizando la experiencia de la plataforma SIMA”
Las plantas de maíz mostraron síntomas como enanismo, clorosis y manchas rojizas en las hojas. Las siembras tardías coincidieron con los picos de población de la chicharrita, agravando los daños. La explosión poblacional de este insecto no tiene precedentes, especialmente al sur del paralelo 30. Poblaciones extremadamente altas del vector, aun con bajos porcentajes de insectos infectados, pueden provocar epifitias (cuando una enfermedad afecta simultáneamente a muchas plantas en la misma región). Cada hembra puede poner hasta 600 huevos, y el vector puede cumplir múltiples generaciones por año, especialmente en el norte.
Las hipótesis sobre el origen de esta situación incluyen un invierno con menor frecuencia de heladas, mayor disponibilidad de maíz y un proceso gradual de incremento poblacional en el norte del país y en países limítrofes. Estos factores combinados sugieren un crecimiento gradual y un fenómeno de crecimiento exponencial y expansión geográfica que provocó un cambio en el nivel de abundancia del vector.
Los efectos del Spiroplasma se verán en el volumen y la calidad de la cosecha. Además de la calidad del grano comercial, habrá pérdidas en el valor forrajero del grano, afectando el alimento de vacas, cerdos y pollos, lo que resultará en una menor eficiencia de conversión maíz-carne.
¿La historia del “Mal de Río Cuarto” se puede repetir?
Detectada por primera vez en 1967, esta enfermedad causó estragos significativos, reduciendo casi un tercio de la producción nacional de maíz durante la epidemia de 1996/1997. El virus responsable del MRC es transmitido por la chicharrita Delphacodes kuscheli. Este vector adquiere el virus al alimentarse de plantas infectadas y lo transmite de manera persistente y propagativa a nuevas plantas. Durante inviernos benignos, las poblaciones de chicharritas se multiplican y los vientos favorecen su dispersión hacia los cultivos de maíz.
MRC se manifiesta con síntomas específicos: enanismo, hojas malformadas, entrenudos acortados y espigas atrofiadas. Las plantas infectadas desarrollan enaciones, pequeñas protuberancias en las nervaduras de las hojas que son el síntoma más característico de la enfermedad. Durante la epidemia de 1996/1997, las pérdidas económicas alcanzaron los 120 millones de dólares. En las campañas sucesivas, aunque la incidencia del MRC fluctuó, la amenaza nunca desapareció completamente.
En 2006/2007, el MRC resurgió, favorecido por condiciones climáticas como sequías y la reducción de heladas. Los agricultores aprendieron que el manejo efectivo del MRC requiere un enfoque multifacético: adelantar las fechas de siembra, usar híbridos de maíz con mayor tolerancia genética al virus y aplicar insecticidas sistémicos en las semillas. Los investigadores del INTA y el CONICET han hecho avances significativos en la comprensión del virus del MRC, identificando proteínas claves para su replicación y proponiendo estrategias biotecnológicas para su diagnóstico y control.
“En la última campaña, la infestación en Brasil aumentó casi un 200%, con algunas regiones capturando hasta 400 insectos por trampa, lo que puede reducir hasta el 80% de una cosecha”
El surgimiento de la virosis transmitida por Dalbulus maidis como una amenaza significativa para el maíz en Argentina presenta paralelismos con la historia del Mal de Río Cuarto. Ambas son enfermedades transmitidas por chicharritas, que han devastado los cultivos de maíz bajo condiciones ambientales favorables y prácticas agrícolas inadecuadas.
La experiencia adquirida en la lucha contra el MRC resalta la importancia de la vigilancia constante y las estrategias integradas de manejo de plagas, principios que ahora es crucial aplicar para enfrentar la nueva crisis. La historia del MRC no solo ofrece lecciones valiosas sobre la gestión de enfermedades del maíz, sino que también llama a fortalecer el monitoreo, la investigación y la respuesta rápida ante nuevas amenazas, combinando conocimientos históricos y avances tecnológicos para proteger y asegurar la resiliencia de la producción de maíz en Argentina.
Un nuevo aliado: La tecnología a partir de la experiencia de la AgTech SIMA
En respuesta a la crisis agrícola en Brasil, SIMA, una AgTech argentina con presencia en el país vecino desde hace seis años, en colaboración con Bayer Brasil, inició en 2020 el proyecto “Escuadrón de Combate a la Cigarrinha”. Este proyecto tenía como objetivo crear una red colaborativa de monitoreo utilizando trampas tradicionales para proporcionar datos en tiempo real a los agricultores, permitiéndoles tomar decisiones informadas y rápidas. La estrategia inicial se centró en la instalación de trampas y la construcción de una red de monitoreo capaz de alertar a los productores sobre la presencia de la plaga en sus cultivos.
Con el éxito inicial del Escuadrón, la necesidad de una solución más avanzada llevó a la exploración de nuevas tecnologías. Así, se desarrolló un proyecto ambicioso: crear trampas automáticas auto limpiantes equipadas con inteligencia artificial (IA) que no solo monitorearan la presencia de la chicharrita, sino que también proporcionaran datos en tiempo real. Estas trampas estarían equipadas con sensores avanzados y mecanismos de captura, capaces de registrar y analizar los datos de manera rápida y precisa, reduciendo la necesidad de intervención manual y aumentando la eficiencia del monitoreo.
Con el apoyo de la Cooperativa Agraria Agroindustrial y Bayer Brasil, se inició el desarrollo de estas trampas innovadoras. Utilizando técnicas de prototipado rápido, los primeros modelos tomaron forma. El algoritmo de IA pasó por una rigurosa fase de entrenamiento, con miles de imágenes de chicharritas recolectadas y anotadas manualmente para garantizar alta precisión en la identificación de los insectos. La plataforma digital de SIMA se expandió para integrar esta nueva tecnología, permitiendo a los agricultores monitorear sus cultivos en tiempo real a través de una interfaz amigable, accesible vía web y dispositivos móviles.
En 2024, se instaló el primer prototipo de trampa automática auto limpiante desarrollada por Neltume, una AgTech chilena dedicada al desarrollo de trampas automáticas para frutales, marcando un avance significativo en la lucha contra la chicharrita del maíz. Este informe detalla la evolución de las actividades desde la concepción inicial del proyecto hasta el desarrollo e implementación de las nuevas tecnologías de monitoreo, destacando los impactos y las perspectivas futuras de esta iniciativa.
El proyecto, desde la concepción del “Escuadrón de Combate a la Chicharrita” hasta el desarrollo de la trampa autónoma, sirve como un ejemplo de cómo deben funcionar y ejecutarse los proyectos de agricultura digital: elegir la herramienta adecuada, trabajar sobre la cultura digital de los stakeholders y tener un plan de ejecución (piloto, análisis, escala). La unión entre SIMA, Cooperativa Agraria, Bayer Brasil y Neltume demuestra el poder de la colaboración y la innovación para enfrentar desafíos críticos en la agricultura, proporcionando un futuro más sostenible y productivo.
Lo que sigue en la batalla contra la plaga
Frente a esta crisis, todos los sectores públicos y privados del agro argentino, desde investigadores a técnicos y productores se vieron obligados a buscar soluciones rápidas y efectivas. Se enfatizó la importancia de implementar un manejo integrado de plagas, combinando el uso de insecticidas con prácticas agrícolas adecuadas. También se recomendó monitorear constantemente la presencia de la chicharrita y eliminar las plantas hospederas para reducir las poblaciones del insecto.
A medida que la situación se desarrollaba, se hizo evidente que el control de Dalbulus maidis requeriría un esfuerzo concertado y continuo. La comunidad agrícola se mantuvo en estado de alerta, trabajando conjuntamente para mitigar los efectos de la plaga y proteger la producción de maíz en el futuro. La resiliencia y la cooperación se convirtieron en las principales herramientas para enfrentar este desafío, mientras Argentina buscaba recuperar la estabilidad en sus cultivos de maíz.
En respuesta a la creciente amenaza, varias instituciones argentinas han unido fuerzas para establecer una red de monitoreo innovadora, capitalizando la experiencia de la plataforma SIMA. Esta plataforma, conocida por sus avances y experiencia en el manejo de datos de plagas en Brasil y Colombia, será la columna vertebral tecnológica de esta iniciativa crucial para la agricultura argentina.
El proyecto “Red de Monitoreo Nacional de la Chicharrita del Maíz, Dalbulus maidis “, tiene como objetivo general informar sobre la dinámica poblacional de los adultos del insecto y su porcentaje de infectividad en las principales zonas agroecológicas productoras de maíz del país. Esta red se centrará en cinco regiones clave: el Noroeste Argentino (NOA), el Noreste Argentino (NEA), la Zona Centro, la Zona Núcleo y el Litoral. También es muy probable que la red se extienda a Uruguay.
La metodología del proyecto es exhaustiva y precisa. Cada una de estas regiones contará con un número fijo de puntos de muestreo: 100 puntos en cada una de las primeras cuatro regiones arriba mencionadas y 50 en el Litoral, sumando un total de 450 puntos de monitoreo en todo el país. En cada punto se instalará una trampa cromática amarilla pegajosa, monitoreada y cambiada cada quince días, para capturar adultos. Estas trampas se colocarán a un metro de altura del suelo y cubrirán un radio de acción de 100 kilómetros.
“Durante inviernos benignos, las poblaciones de chicharritas se multiplican y los vientos favorecen su dispersión hacia los cultivos de maíz”
Además del monitoreo de la población de adultos, el proyecto incluye la evaluación de la infectividad estacional de estos insectos. En cada región, se recolectarán muestras de adultos para determinar su grado de infectividad mediante técnicas de PCR. Estas muestras se tomarán en cuatro épocas del año (otoño, invierno, primavera y verano) y se analizarán en el Centro de Bioinvestigaciones (UNNOBA – CICBA) para detectar la presencia de Corn Stunt Spiroplasma (CSS) y otros patógenos como el fitoplasma y el virus del rayado fino (MRFV).
La implementación de esta red de monitoreo es un esfuerzo coordinado por varias organizaciones, incluyendo AAPRESID, AACREA, AAPPCE, MAIZAR e INTA, cada una de las cuales tendrá responsables regionales que supervisarán los puntos de muestreo y asegurarán la correcta recolección y envío de datos.
La EEAOC (Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres) actuará como coordinadora general, gestionando toda la información generada y asegurando su análisis y difusión. Este proyecto, con una duración prevista de tres años, representa un paso significativo hacia la vigilancia y el manejo de la problemática en Argentina. Con el respaldo de la tecnología y la colaboración de múltiples instituciones, se espera que esta iniciativa no solo mitigue el impacto de la plaga, sino que también establezca un precedente para futuras estrategias de manejo de plagas en la región.