Conectar para continuar esta en el ADN de un productor agropecuario, o sea, darle continuidad a los negocios que hace la empresa. En este escenario el desafío es muy grande ya que los factores exógenos y endógenos están pesando fuertemente.
Por Sebastián Salvaro, Co-founder de AZ Group
Argentina está transitando tal vez la transición más disruptiva de los últimos 70 años, el agro por supuesto no está exento de esta situación. Es aquí donde los desafíos empiezan a tomar una relevancia mayor a la hora de planificar la campaña 2024-2025.
A la agricultura argentina todavía le resta cerrar la campaña 2023/2024, o sea, cosechar lo que resta de girasol, maíz y la totalidad de la producción de soja. El clima está jugando fuerte por las lluvias que se vienen dando en las últimas semanas. A los sectores urbanos lo golpeó muy duro, pero a la agricultura le genera dos caras de una misma moneda; los lugares en donde la cosecha de girasol es relevante está demorando la misma y por supuesto genera ciertas preguntas respecto a qué puede llegar ocurrir con los rendimientos y las calidades de los productos una vez que se retome la cosecha, la otra cara de la moneda y para aquellos cultivos que se sembraron tardíamente – maíz tardío o soja de segunda y sojas de primera sembradas con esta particularidad – las mismas son satisfactorias y generan expectativas de buenos resultados. Falta terminar de escribir esa historia, pero creemos que Argentina va camino a un nivel de producción de granos satisfactorio sobre todo si lo comparamos con el año anterior.
“Conectar las campañas requiere analizar tantas variables inciertas que propone un esfuerzo grande para cualquier empresario”
¿Cuáles son las trabas que encuentra el productor agropecuario poder tomar más decisiones?
Principalmente están relacionadas la evolución de las variables macroeconómicas, ya sean inflación, tasa de interés, y tipo de cambio. Respecto a este último, recordemos que existen dos tipos de cambio distintos para liquidar los granos. Uno es el que combina 80% del tipo de cambio oficial y 20% del tipo de cambio contado con liquidación; el otro, sobre todo para posiciones futuras es el tipo de cambio oficial al cien por cien. El diferencial de estos dos tipos de cambio – dependiendo el momento en que lo midamos – fluctúa entre 15 y un 25%. Por supuesto que no es la única limitante a la hora de tomar decisiones comerciales ya que en la construcción de expectativas y escenarios en los cual se toman decisiones no se descarta que el gobierno actual realice un planteo disruptivo respecto al principal impuesto distorsivo que tiene la actividad que son los derechos de exportación. Como se detalla, el cierre de la campaña actual todavía está en pañales.
¿Qué pasa cuando queremos pensar en planificar la nueva campaña?
Conectar las campañas requiere analizar tantas variables inciertas que propone un esfuerzo grande para cualquier empresario. Comencemos, por el lado de los costos, existen varios factores que inciden en el análisis. Factores exógenos a la Argentina que están relacionados a cuestiones financieras internacionales, básicamente la expectativa sobre lo que pueda llegar a ser una baja en las tasas de interés de referencia de los principales países del mundo, cómo impacta esto en la inflación y sobre todo las cuestiones bélicas que cada día muestran mucho impacto y como consecuencia gran volatilidad en los precios de fletes internacionales y disponibilidad de productos.
Sí, es cierto, que el año anterior todos los costos de fitosanitarios, fertilizantes y fletes estaban sustancialmente por encima de los que tenemos hoy, o sea que internacionalmente el mercado fue encontrando nuevos puntos de equilibrio para todos estos insumos y bajaron los precios, pero a una proporción menor a lo que vienen bajando los precios de los granos. Por otro lado, tenemos los factores endógenos propios de la Argentina, conocidos como costos de transacción, que lejos de ser bajos son altísimos. Por ejemplo, el impuesto país está en el 17,5%, esto es que cada producto que importa Argentina lo encarece como factor de producción local también tenemos costos de retenciones y no devoluciones de impuestos al Comercio exterior y sobre todo las cuestiones cambiarias que hacen que la baja internacional en algunos productos no se vea reflejado.
“Tenemos los factores endógenos propios de la Argentina, conocidos como costos de transacción, que lejos de ser bajos son altísimos”
Lo que propongo poner sobre la mesa, es claramente la complejidad que tiene esta transición y la posibilidad que tendría el gobierno por despejar alguna incertidumbre. La primera de ellas debería ir enfocada a bajar impuestos, puntualmente los derechos de exportación, esto volvería a dejar las relaciones de precios normales (insumo/producto) al promedio histórico y sería una herramienta de toma de decisiones clara que el productor tomaría, ya lo ha demostrado meses atrás, también la unificación cambiaria para la liquidación de operaciones futuras, hoy tenemos un tipo de cambio distinto para las diferentes operaciones, y por supuesto a la hora de poder arbitrar esos valores todo queda exagerado y con tanta duda que por supuesto las operaciones que se realizan son nulas.
Decisiones
En el caso que nada del contexto cambie, las decisiones de los productores van a ser muy a cuenta gota, esto por supuesto impacta en toda la cadena agroindustrial y logística, hay una campaña de granos gruesa por mover. Por último, el negocio presente y futuro no propone la recompensa de alto riesgo con alta rentabilidad y como consecuencia la estrategia es “voy a esperar”. Lo que no nos queda claro es qué esperar y hasta cuándo. Ahí es donde si mirar el ombligo y determinar los objetivos de las empresas en sí mismas es la clave del éxito, todo sigue, todo pasa, hay que seguir buceando en busca de la oportunidad que se presentará y estar atento a tomarla.