Cuando se menciona el nombre Jethro Tull, muchos piensan inmediatamente en la banda británica de rock progresivo que marcó la década de 1970 con su estilo único y su carismático flautista Ian Anderson. Sin embargo, detrás de ese nombre artístico hay una historia mucho más antigua y trascendental: la de un agricultor e inventor inglés que, tres siglos antes, cambió para siempre la manera de sembrar. Este otro Jethro Tull no llenó estadios, pero su impacto fue tan profundo como duradero: es considerado uno de los padres de la agricultura moderna.
Por: Carlos Becco
Un comienzo fuera del campo
Nuestra historia comienza en 1674, cuando Jethro Tull nació en Basildon, condado de Berkshire, Inglaterra. El país vivía un período de transición tras la Restauración monárquica, un contexto de cambios políticos y económicos que marcaría el rumbo de sus innovaciones. Proveniente de una familia acomodada, se formó como abogado, pero problemas de salud lo alejaron de esa carrera y lo llevaron a encargarse de la finca familiar en Shalbourne. Fue allí donde comenzó a cuestionar las prácticas agrícolas de su época y comenzó a pensar en cómo mejorarlas.
En aquel tiempo, la siembra se realizaba “a voleo”: los agricultores esparcían las semillas a mano sobre el terreno. Este método rudimentario resultaba ineficiente y derrochador: muchas semillas no germinaban, otras eran comidas por aves o quedaban demasiado juntas. Tull, convencido de que la agricultura podía mejorarse mediante la lógica y la precisión, empezó a desarrollar y probar nuevas técnicas en su finca.
La invención que cambió la agricultura
En 1701, Jethro Tull desarrolló una sembradora mecánica. Esta máquina era capaz de abrir surcos, depositar semillas a una profundidad uniforme y luego cubrirlas con tierra. El resultado era una siembra ordenada, en hileras, que facilitaba el crecimiento parejo de los cultivos y permitía controlar las malezas con mayor facilidad. Además, se reducía el desperdicio de semillas y se optimizaba el uso del terreno.
La siembra en hileras introducida por Tull fue una revolución silenciosa. Permitía el paso de arados livianos entre los cultivos, removiendo la tierra sin dañar las plantas. Este sistema, conocido como “agricultura con labranza entre hileras”, impulsó la idea de que la labranza regular podía sustituir el uso de fertilizantes orgánicos, como el estiércol, una opinión que Tull sostuvo con firmeza, aunque hoy sabemos que era un error.

Rechazo y soledad intelectual
Pese a sus aportes, Tull encontró resistencia. Muchos campesinos y terratenientes consideraban sus ideas extrañas, y algunos lo acusaban de querer reemplazar el trabajo humano con máquinas. En ese contexto de escepticismo, publicó en 1731 su obra más influyente: “Agricultura de precisión con tracción animal”. En este tratado, Jethro Tull no solo describía su sembradora y sus métodos, sino que proponía una nueva visión de la agricultura: basada en la observación, la racionalidad y la eficiencia.
“Tres siglos después de su nacimiento, sus aportes siguen siendo fundamentales en la evolución de la agricultura moderna”
Tull falleció en 1741, sin haber visto la verdadera trascendencia de su trabajo. Murió sin reconocimiento y en una situación económica modesta. Su figura quedó relegada a un círculo reducido de lectores e innovadores.
El reconocimiento póstumo
Fue recién durante la segunda mitad del siglo XVIII, en el contexto de la llamada Revolución Agrícola Británica, cuando las ideas de Jethro Tull comenzaron a valorarse. Agrónomos como Arthur Young, destacado escritor y reformador agrícola del siglo XVIII, lo consideraban un precursor de la agricultura científica y lo citaron como fuente de inspiración. Young admiraba el enfoque racional de Tull y escribió: “Ningún hombre ha hecho más por despertar la inteligencia del agricultor común que Jethro Tull”.
En el siglo XIX, con la consolidación de la Revolución Industrial, su sembradora fue reconocida como un antecedente clave en la mecanización del agro. La idea de sembrar con precisión, en hileras, y pensar la agricultura como un sistema racional, ganó terreno en Europa y luego en todo el mundo.
En el siglo XX, su legado se fortaleció desde la historia agrícola y también desde la cultura popular. Paradójicamente, el nombre de Jethro Tull volvió a sonar con fuerza cuando una banda británica de rock progresivo adoptó su nombre en los años 60. Aunque no hay relación directa entre la banda y el agrónomo, el gesto sirvió para reintroducir su nombre en el imaginario colectivo.

Un legado que sigue creciendo
Hoy, la influencia de Jethro Tull se extiende más allá de la historia de la tecnología agrícola. Es considerado uno de los padres de la agricultura moderna, por haber sido pionero en aplicar el pensamiento científico a la práctica rural. Su sembradora fue precursora de las máquinas modernas de siembra, y su apuesta por la observación y el orden se mantiene en los principios de la agricultura de precisión.
Jethro Tull no solo sembró semillas, sino también ideas. Ideas que, con el tiempo, germinaron en una nueva forma de pensar el campo: más racional, más eficiente y consciente del potencial transformador de la tecnología.
Tres siglos después de su nacimiento, sus aportes siguen siendo fundamentales en la evolución de la agricultura moderna. Como señala José Luis Amado¹: “Jethro Tull está en el top ten de los grandes pioneros de la mecanización y modernización de la agricultura mundial.”
¹ José Luis Amado, “Jethro Tull, el padre de la sembradora (Capítulo 2)”, https://noticampo.com/jethro-tull-el-padre-de-la-sembradora-capitulo-2/