Okandú, empresa dedicada a la generación y difusión de conocimientos y tecnologías en el agro, realizó su jornada a campo el 7 de Marzo en Inriville. En esa oportunidad, se dieron cita más de 100 profesionales que recorrieron estaciones sobre maíz tardío sobre cultivos de servicio (CS), manejo de malezas en soja, y evaluación de tecnologías en soja y maíz.
Las estaciones fueron comandadas por Santiago Lorenzatti, Martín Sanchez, Agustín Bianchini, y Walter Tanducci, todos ellos integrantes de Okandú.
En esta primera parte, se describen los principales temas relacionados con soja y CS.
Maíz tardío sobre cultivos de servicio
Los CS son cultivos que se siembran en una ventana de tiempo y espacio, normalmente no ocupado por otro cultivo de cosecha. El CS no se realiza con el objetivo de obtener granos; por el contrario, su inclusión apunta a obtener otros beneficios como: aporte de materia orgánica, fijación y ciclado de nitrógeno, consumo de agua y regulación de la profundidad de napa, mejora en las propiedades físicas de los suelos, mejora en el control de malezas, plagas y enfermedades, entre otros.
Durante la jornada de Okandú, Santiago Lorenzatti y Martín Sanchez mostraron una línea de trabajo que viene desarrollando Okandú, que consiste en ajustar el manejo de maíces tardíos sembrados sobre CS, principalmente sobre Vicia villosa o Vicia más centeno. Los ensayos apuntan a “redibujar una nueva curva de respuesta en rendimiento al aumento de nitrógeno en maíces tardíos sembrados sobre CS”, destacaron. La incorporación de la Vicia villosa tiene el objetivo no solo de crear biomasa, favoreciendo el aporte de carbono y la cobertura del suelo, sino, principalmente, el de fijar nitrógeno atmosférico e incorporarlo al suelo vía descomposición de residuos aéreos y subterráneos. Experiencias realizadas por Okandú en zona núcleo muestra valores de producción de materia seca de entre 4.000 a 6.000 kg/ha, con una concentración de nitrógeno de entre 3 y 5%. Ese nitrógeno adicional potencia la producción del maíz tardío, aunque debe complementarse con nitrógeno adicionado vía fertilizantes. “Justamente estamos ajustando esas curvas de respuesta a N para esta nueva situación; y eso lo evaluamos en un rango de densidades de siembra de maíz”, sostuvieron los especialistas.
Los datos de rendimiento de maíz sin uso de cultivo de Vicia como antecesor, versus el hacerlo con ese CS muestra interesantes resultados. Durante las tres campañas evaluadas se pudieron analizar ambientes contrastantes en cuanto a disponibilidad hídrica ofrecida (precipitación anual acumulada) y la oportunidad de ocurrencia (lluvia en el período crítico del cultivo), arrojando a la fecha las siguientes conclusiones:
- El cultivo de maíz sembrado luego de la vicia, puede rendir más o menos, comparado con el antecesor barbecho químico (BQ), dependiendo de la cantidad y oportunidad de las lluvias.
- En años con buenas precipitaciones, el antecesor vicia permitió un rendimiento mayor del maíz para todas las dosis de N evaluadas.
- En años con precipitaciones por debajo de la media zonal, el comportamiento fue más errático. Cuando las lluvias fueron escasas durante la estación de crecimiento del maíz (incluido durante el período crítico), el antecesor vicia deprimió el rendimiento de maíz comparado con el BQ.
- En años con precipitaciones por debajo de la media zonal, pero con lluvias oportunas (durante el período crítico), el antecesor vicia mostró sus beneficios al permitir mayores rendimientos de maíz comparado con el BQ.
- Para el éxito de esta herramienta la clave está en el momento en el cual se corta el crecimiento de la vicia, permitiendo una recarga hídrica del perfil, situación bastante probable en zona núcleo, desecando la vicia en octubre y sembrando maíz tardío en diciembre.
Cultivos de servicio y su impacto en el manejo de malezas en soja.
Durante la misma estación, y aprovechando la presencia de CS realizados en el invierno, Okandú mostró el impacto de diferentes especies en el control de malezas. “Sembramos bloques con y sin CS, evaluando centeno y vicia y su mezcla como alternativas”, disparó Lorenzatti. “A posteriori se desecaron en octubre los CS y en noviembre se sembró soja, en dos distanciamientos, 52,5 y 26 cm entre hileras”. En todos los bloques (con y sin CS) fueron a su vez evaluadas diferentes estrategias de uso de herbicidas residuales, que iban desde el no uso de ningún herbicida residual hasta una mezcla que apunta a controlar gramíneas resistentes y yuyo colorado”, destacó.
Recorriendo los diferentes tratamientos queda en claro el importante aporte de los CS en el control de malezas, principalmente de rama negra y en menor medida de yuyo colorado. Esta situación era muy notoria cuando el CS era centeno, y menos cuando aparecía la vicia. Por otro lado, el arreglo a 26 cm entre hileras, sobresalía marcadamente en la competencia con malezas gramíneas, siendo una herramienta complementaria de alta eficacia y bajo costo. Quedó en claro que los CS combinados con estrategias de herbicidas logran la mejor performance en el manejo de malezas, a la vez que ayudan a cuidar la tecnología de herbicidas.
Tecnología en soja
Durante la recorrida, hubo un espacio importante para discutir sobre el uso de tecnologías en soja y su impacto en el rendimiento. “La soja es un cultivo que no siempre muestra en rindes la incorporación de tecnología; aunque nuestros ensayos muestran que todos los años hay entre 3 y 7 qq/ha en juego por su aplicación”, comentó Martín Sanchez. Poder entender las situaciones de intervención que permitan capturar esos quintales de rendimiento extra es el objetivo de los ensayos de tecnología dirigidos por Okandú desde hace 4 campañas.
En estos ensayos se combinan dos genéticas contrastantes (viejas y nuevas variedades), tres niveles de fertilización (nulo, bajo y completo) y manejo sanitario (con y sin fungicida). Los resultados muestran que según el año y la condición podemos tener brechas de cero a 9 qq/ha entre la combinación de las diferentes herramientas.
Finalmente, Lorenzatti destacó que en soja “también estamos trabajando en la importancia de la desuniformidad temporal y espacial en la emergencia del cultivo y su impacto en rendimiento”. Adicionalmente, tienen evaluaciones que permiten ajustar densidad de siembra en variedades de soja de grupos de madurez III a VI. “Creemos que hay un camino por recorrer en este sentido; ya que ajustando densidades podemos ahorrar kilos de soja que normalmente se siembran e invertirlos en tecnologías como el tratamiento profesional de semillas, que nos darán otras ventajas como mejor inoculación, agregado de micronutrientes o protección a patógenos”, concluyó.
En la próxima edición, presentaremos la segunda parte de lo más sobresaliente de la jornada relacionado con evaluación de tecnologías y eficiencia de siembra en maíz.