Por Ing.Agr. Esteban Alessandri
El cultivo de alfalfa es uno de los más importantes cultivos a nivel nacional, con una superficie estimada de entre 3,5 y 4 millones de hectáreas, aunque no hay estadísticas precisas. Su forraje es un recurso fundamental para la producción ganadera, tanto de leche como de carne, pudiendo utilizarse en pastoreo directo o diferido a través de diferentes procesos de conservación que involucran la henificación, el henolaje y el silaje, entro otros.
Por ser un recurso forrajero de excelente calidad, es altamente demandado por productores que buscan alimento con una muy buena relación precio/calidad. Sin embargo no toda alfalfa es igual. Hoy en día, el mercado de alfalfa tiene una amplia oferta de variedades que difieren tanto en sus características productivas como en el precio de la semilla.
Por esta razón, las empresas de semillas forrajeras invierten mucho dinero en generar nuevas y mejores variedades que se adapten a las necesidades de los productores. Pero, antes de empezar a hablar de genética, es importante marcar en qué puntos hay que hacer foco para diferenciar entre variedades de alfalfa.
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