Un sistema tributario está constituido por el conjunto de tributos vigentes en un país en una determinada época. Para algunos autores, una serie de los impuestos vigentes en un país, no constituyen por si un conjunto o sistema tributario eficiente.
Los impuestos existen para financiar el gasto público por medio del cual la sociedad persigue diferentes objetivos. Entre los más importantes se destacan la mejora en la distribución del ingreso y corregir fallas de mercado (externalidades y provisión de bienes públicos, mercados no competitivos).
El sistema tributario argentino acarrea problemas de larga data, entre ellos distorsiones e inequidades que con el paso del tiempo se han agravado aún a pesar de que los gobiernos contaron con un aumento excepcional de ingresos tributarios que les hubiera permitido reducir o eliminar los impuestos más distorsivos o más inequitativos. En lugar de ello, se optó por aumentar el gasto público en una magnitud mucho mayor al crecimiento de los ingresos, llevándonos al actual déficit fiscal del 4.2% medido en porcentaje del PBI.-
A través de los años, diferentes actores de la economía han reclamado insistentemente acerca de la necesidad de una reforma fiscal profunda, dado el perfil del sistema tributario actual.
En las últimas semanas han vuelto a recrudecer las críticas sobre el tema, citando la importancia que el mismo reviste, para dotar al país de una eficiencia y competitividad que carece, para alinearse con un mundo exigente, creando las condiciones para ser receptor de inversiones extranjeras, necesarias para intentar aprovechar las oportunidades internacionales que son posible alcanzar y así convertirse en una palanca para lograr inversión, generación de empleo, mayor generación de la riqueza y su derrame a sectores de la sociedad hoy relegados, etc.
El gobierno a través de sus funcionarios ha manifestado reiteradamente estar trabajando en una reforma fiscal a largo plazo, y que sería dada a conocer en fecha próxima.
A esta altura cabría la posibilidad de ver qué se está haciendo al respecto en otros lugares del mundo, y en particular en el caso de las economías de Europa oriental y Rusia, que han introducido profundos cambios en materia tributaria en los últimos años, con muy buenos resultados.
Interesante innovación
En varios de estos países (ver en el mapa con color verde los países que lo han adoptado) se ha aplicado el denominado “flat tax” o “impuesto único a la renta”
El flat tax se define como un impuesto al consumo y en ese sentido vendría a sustituir al impuesto sobre la renta, al valor agregado y al de ventas. El flat tax consiste en aplicar una tasa única de impuesto tanto sobre los ingresos netos de las personas físicas como sobre las ganancias netas de las personas jurídicas, sean con o sin fines de lucro, sean sociedades anónimas o no. Con el flat tax la tasa es única para todos; no hay exoneraciones ni excepciones de ningún tipo.
Esto lo hace justo, eficiente y evita la corrupción. Es justo porque no discrimina ni privilegia a ningún grupo económico o social. También es justo porque sólo se paga el impuesto si la persona genera riqueza. El desempleado, la empresa que sufre quebrantos no tienen que pagar impuestos.
Es muy distinto el caso con el impuesto del valor agregado, el inmobiliario, ingresos brutos etc. que deben de pagarse siempre, sin distinguir si el obligado tiene o no capacidad contributiva para hacerlo o si ha obtenido utilidades.
Es eficiente porque al ser una tasa única para toda actividad económica, las inversiones no se ven sesgadas ni distorsionadas por criterios tributarios. Lo anterior permite que las inversiones se realicen siguiendo criterios de eficiencia y productividad, lo cual promueve el sano crecimiento económico y la generación de empleo productivo. Como no hay exoneraciones de ningún tipo, su simplicidad evita que la política tributaria sea instrumento para favorecer a grupos afines o que esta sea utilizada, como sanción a quienes se oponen.
El flat tax mejora las instituciones democráticas, ya que reduce drásticamente las disputas por la correcta interpretación de los códigos tributarios entre el Gobierno y los contribuyentes.
Como el flat tax es una tasa única para cualquier actividad y, además, no existen gastos por depreciación, no genera dudas en su interpretación lo cual se traduce en mayor transparencia y seguridad para el inversionista. Lo anterior implica, por supuesto, mayores tasas de crecimiento, más generación de empleo, mayor productividad, salarios crecientes y más desarrollo.
Elimina los gastos por depreciación porque las compras son deducibles en su totalidad en el momento en que se adquieren. Esto facilita el esquema contable y estimula, la reinversión y evita la fuga de capitales. Sus alícuotas bajas –comparativamente- han logrado el aumento del pago voluntario de los impuestos. Como la tasa es baja y el sistema es simple, desalienta la evasión y estimula la inversión, lo que genera un incremento en la recaudación de impuestos superior al crecimiento de la economía.
El flat tax aparece mencionado por primera vez en el libro Capitalism and Freedom, cuyo autor fue Milton Friedman (1962). Luego Hall y Rabushka, de la Universidad de Standford, le han dedicado décadas a su estudio. El primer país en aplicar el flat tax fue Estonia en 1994.
El flat tax está completamente relacionado con el concepto de la Curva de Laffer: una reducción de la alicuota impositiva se traduce en un aumento de la recaudación, en cambio un aumento de la tasa produce el efecto contrario, una caída de la recaudación.-
Una premisa que sostiene al esquema tributario citado, es el punto de inflexión (nivel de la tasa de imposición) a partir de la cual el contribuyente prefiere pagar voluntariamente la carga tributaria, evitando acciones evasoras.-
Si bien el sistema impositivo conocido como flat task, lleva más de 20 años desde su aplicación, sus resultados han generado naturalmente criticas al mismo.
En tal sentido, existen economistas que dicen que la única semejanza importante entre el impuesto analizado que han implantado algunos países, tales como Estonia, Lituania, Letonia, Rusia, Serbia, Ucrania, Eslovaquia y Rumania y el esquema de Hall y Rabushka, es la existencia de una tasa única sobre los salarios.
Por el lado de las diferencias, las habría: i) en la forma de establecer el mínimo exento; ii) en que algunos países habrían gravado las rentas de capital y otros no; y iii) en que todos mantendrían el impuesto tradicional a la renta de las empresas, y no necesariamente a la misma tasa que el impuesto sobre las rentas del trabajo
Otros especialistas han alertado que no queda clara la sustentabilidad del Impuesto; que los países donde ha sido adoptado no proporcionan un marco coherente para superar las dificultades que casi todos ellos perciben actualmente al gravar el ingreso de capital internacionalmente transferible y que los primeros casos del Impuesto Flat Task serían casos especiales de aplicación de un impuesto dual sobre la renta.-
Sin dejar de tomar en cuenta las críticas que el sistema del impuesto único a la renta (flat task) ha generado, no dejan de resultar muy atractivas para preguntarnos la posibilidad de su implementación total o parcial – como una variante posible -, las características que lo distinguen: drástica reducción de la presión fiscal efectiva, aumento de la recaudación, simpleza en su administración por parte de los obligados, facilidad en su verificación, etc.
Por ello, nos pareció interesante en estos tiempos en que se discute tan fervientemente la necesidad del cambio de la matriz tributaria, preguntarnos si no resulta valido analizar el sistema tributario conocido como “flat task” como una posibilidad teórica, la pregunta queda planteada.-