En 2017, tres socios argentinos se propusieron un objetivo ambicioso: digitalizar el análisis de calidad y la certificación de commodities agrícolas. Así nació ZoomAgri
Una empresa que decidió meterse en un eslabón históricamente rezagado en materia tecnológica: la postcosecha.
Por Juan Alaise- Lic. en Ciencias de la Comunicación
Mientras el campo se llenaba de soluciones digitales puertas adentro del lote, el momento en que el grano define su valor seguía dependiendo, en buena medida, de la mirada de un perito clasificador. Proteína y humedad ya contaban con herramientas instrumentales; la calidad física, en cambio, continuaba siendo un análisis visual, sujeto a la disponibilidad y al criterio humano.
“Ese análisis determina el valor de la mercadería, y sin embargo se hacía con una persona, en condiciones muy desparejas según el país y el momento de la cosecha”, explica Mariano Perkins, líder comercial de ZoomAgri para Argentina y Uruguay. La oportunidad estaba ahí: llevar al terreno de los datos y la inteligencia artificial algo que durante décadas fue, literalmente, cuestión de ojo humano.
La anécdota con Quilmes que cambió el rumbo
En los comienzos, la idea de ZoomAgri estaba enfocada en soja, trigo y maíz, los grandes volúmenes del negocio agrícola. En una de las primeras presentaciones, frente a ejecutivos de Cervecería y Maltería Quilmes, los fundadores decidieron sumar una diapositiva casi “de relleno”: un paper que sugería que era posible identificar variedades de cebada cervecera a partir de una imagen, aunque nadie lo había desarrollado en la práctica.

La reacción del cliente cambió la historia.
“Ustedes nos están diciendo que podrían identificar la variedad de cebada en tiempo real con una foto. Si logran hacer eso, nosotros vamos a ser su primer cliente. ¿Qué necesitan?”, recuerdan que les dijeron desde Quilmes.
La respuesta fue simple: muestras. A partir de allí comenzó el desarrollo del primer producto de ZoomAgri: la identificación varietal de cebadas cerveceras mediante visión computarizada e inteligencia artificial.
Hasta ese momento, la pureza varietal se chequeaba con un análisis de ADN que demoraba alrededor de una semana. Para la industria maltera, que necesita batches homogéneos para maltear con eficiencia, esa demora y ese nivel de subjetividad eran una limitante importante.
Hoy, siete u ocho años después, el sistema de identificación varietal de cebada de ZoomAgri está presente en más de 20 países, y en Argentina ya se analiza —por tercer o cuarto ciclo consecutivo— más del 100% de la producción de cebada cervecera con esta herramienta.
Fotos, algoritmos y una base de datos única
El corazón de la tecnología de ZoomAgri es, en apariencia, sencillo: una imagen RGB de granos que se procesa con algoritmos de inteligencia artificial entrenados para identificar variedades y analizar calidad física.
Detrás de esa simplicidad hay un activo clave: una base de datos digital gigantesca, construida a partir de miles de muestras puras de cada variedad.
El flujo es el siguiente:
- las empresas (como Quilmes, en el caso de la cebada cervecera) proveen muestras 100% puras,
- esas muestras se digitalizan con el escáner que luego se instala en los clientes,
- las imágenes se utilizan para entrenar modelos que aprenden a distinguir una variedad de otra y a reconocer distintas características morfológicas,
- una parte del material se reserva como “muestra testigo” para validar si el modelo realmente aprendió.
Cuando los testeos internos alcanzan niveles de precisión suficientemente altos, la herramienta pasa a uso comercial. ZoomAgri no vende equipos: instala los escáneres en comodato y cobra por el servicio, ya sea con un fee anual por determinada cantidad de análisis o con un esquema mensual de análisis ilimitados, según el volumen y la operación de cada cliente.

Del trigo HB4 a los grandes exportadores
El segundo gran hito de la empresa llegó con el trigo HB4, el primer trigo genéticamente modificado del mundo, desarrollado por Bioceres en Argentina.
En 2021 se sembraron superficies significativas de HB4 en un contexto en el que el grano aún no estaba plenamente aprobado para comercialización en varios destinos. Los exportadores necesitaban garantizar que el trigo enviado a mercados como Brasil o Europa estuviera libre de eventos no autorizados.
Uno de los socios de ZoomAgri vio la oportunidad: si podían identificar variedades de cebada, también podían distinguir trigo HB4 de trigo no HB4 con su tecnología.
En apenas tres o cuatro meses desarrollaron un modelo específico y comenzaron a instalar equipos en los puertos argentinos. El análisis se realiza en cuestión de minutos sobre una muestra de grano en el escáner, lo que permite controlar camión por camión sin colapsar la logística.
“En dos meses se instalaron tantos equipos como los que habíamos instalado en tres o cuatro años de cebada”, recuerda Perkins. Hoy, Cargill, Bunge, Viterra, Cofco, Dreyfus, AGD, ACA y el resto de los principales exportadores utilizan los equipos de ZoomAgri para este control. Ese producto fue, en sus palabras, la puerta de entrada al “mundo agro” más amplio, por fuera del nicho cervecero.
Escalar calidad física y capturar valor
A partir de la experiencia con cebada y trigo, ZoomAgri empezó a desarrollar modelos de calidad física para cebada, soja y trigo, y modelos de identificación varietal para soja.
En soja se abre, además, una oportunidad concreta vinculada a la propiedad intelectual. Al tratarse de un cultivo autógamo, el productor puede guardar grano de cosecha para resembrar, y el pago de regalías por variedad y tecnología se hace, en gran medida, de forma declarativa.
La capacidad de identificar variedades de soja a partir de una imagen vuelve posible pensar en sistemas de control y captura de valor basados en datos objetivos. “Sabemos que cualquier característica morfológica visible del grano la podemos identificar, siempre que tengamos suficientes muestras para entrenar bien el algoritmo”, resume Perkins.
En paralelo, la empresa recibe consultas para desarrollar soluciones en otros cultivos (arveja, maní, arroz, entre otros). La prioridad hoy está en consolidar soja, trigo, maíz y cebada, pero existe apertura a nuevos proyectos financiados junto a clientes que requieran desarrollos específicos.

Del consumo masivo al AgTech
Perkins no viene de una familia de campo ni de una formación agronómica. Es licenciado en Administración de Empresas y construyó buena parte de su carrera en el mundo del consumo masivo, especialmente en Cervecería y Maltería Quilmes, donde trabajó casi cinco años en el área comercial.
“La cervecería y la maltería son casi dos empresas distintas. Yo estaba del lado comercial, y ni me imaginaba todo el mundo que había detrás de la producción de la cerveza, que empieza por la cebada y la malta”, cuenta.
Con el tiempo se cansó de la dinámica de la gran corporación —“la burocracia típica de la multinacional”, dice— y buscó un cambio. Pasó a Molinos Tassara, en Junín, para desarrollar el negocio de harina en consumo masivo, con el desafío de competir en un mercado altamente comoditizado, sin grandes presupuestos de marketing.
El salto al agro tecnológico llegó casi de rebote, a partir de un amigo en común que lo conectó con ZoomAgri. Lo que lo terminó de convencer fue la combinación de factores:
- un producto que le parecía “una locura” (“con una foto podés identificar variedad y calidad”),
- la posibilidad de entrar a una startup argentina con mucho potencial,
- y la chance de trabajar en el agro desde una empresa de tecnología, rodeado de perfiles diversos: doctores en física y química, ingenieros electrónicos, mecánicos, diseñadores industriales, licenciados en economía y administración.
“Por cada commodity que empezamos a desarrollar necesitamos accesorios nuevos, hardware adaptado, diseño industrial, impresión 3D. Tenés para divertirte y para hacer un montón”, dice, a punto de cumplir cuatro años en la compañía.
Lo que viene: nuevo hardware y más escala
Aunque la tecnología de análisis está probada y validada, ZoomAgri identificó una limitante: para escalar la calidad física en puertos, el modelo actual basado en escáner + operador no siempre resulta lo suficientemente rápido y automático.
Por eso, desde mediados de 2024 la empresa tomó una decisión estratégica: rediseñar el producto desde el hardware, aprovechando los siete años de experiencia acumulada y el feedback de los clientes sobre la operatoria en campo.
Se formó un equipo dedicado exclusivamente a desarrollar un nuevo dispositivo, más ágil y pensado específicamente para el ritmo de trabajo en puertos y grandes plantas. Los primeros equipos ya están instalados, y el desafío de aquí a 2026 es lograr que los modelos de inteligencia artificial alcancen en este nuevo hardware la misma precisión que en el escáner tradicional, pero con una operatoria mucho más escalable.
“Si los modelos performan como creemos, en 2026 apuntamos a tener muchos más equipos instalados y una escala muy superior a la actual”, anticipa Perkins.

Una startup argentina jugando en las grandes ligas
Aunque su rol está muy enfocado en el mercado local, Mariano no oculta el componente emocional de ver a ZoomAgri expandirse por el mundo.
Es una empresa que nació en Argentina, con alrededor del 90% del equipo trabajando desde el país, pero con productos operando ya en más de 25 mercados. “Es un orgullo enorme ser parte de una compañía pionera en el mundo en identificación varietal con inteligencia artificial”, dice.
Hoy ZoomAgri es una de las pocas empresas globales que combinan identificación varietal y análisis de calidad física en un mismo equipo, con un modelo de servicio integral. Y lo hace desde una oficina que, aunque conectada con los puertos de medio planeta, sigue pensando desde las rutas, los camiones y las cosechas de la pampa húmeda.
Para el agro argentino, acostumbrado a exportar granos y carne, no deja de ser una buena noticia empezar a exportar también tecnología propia que redefine cómo esos mismos granos se analizan, se clasifican y se valorizan.































