Estamos llegando al final del 2014. Un año que termina con algunos datos como todos esperábamos después del ajuste de enero, en el que claramente se aceleró la inflación y esto se demuestra terminando el año con el 40%. El nivel de actividad económica que todo el mundo esperaba que tuviera un reajuste después del año electoral, efectivamente se ha hecho, y el PBI también estará cayendo un 2 o 3%.
Es decir, Argentina ya cambió, ya no está teniendo una inflación de demanda sino que ahora estamos viviendo una inflación de costos, es decir que la misma crece a pesar de que la demanda es poca y que el PBI entra en recesión. Por qué? Porque lo que empezó a valer más es cuanto suben los costos entre ellos la gran restricción que tiene Argentina que son los dólares.
Hasta acá el gobierno tuvo dos tácticas, la de Juan Carlos Fábrega, que desde el año 2009 donde el dólar subió el 21% y la inflación fue del 14% -el ultimo año en que el dólar subió más que la inflación- hasta que asumió Fábrega siempre la inflación subió mucho más que el dólar, retrasándolo, y generando las problemas de competitividad de la economía argentina.
Una vez que asume Fábrega, el 18 de noviembre y hasta el 21 de enero hizo que la devaluación del dólar fuera del casi 30%, mientras que la inflación fue solo del 10%. Él logró que en pocos meses nuevamente el dólar subiera más que la inflación, pero eso una vez más se terminó. Ahora la inflación está siendo más alta que el dólar.
Hoy Argentina está entrando en un atraso y una tensión cambiaria muy importante. La única manera de seguir manteniendo este dólar oficial a $8,50 es generar una recesión cada vez más importante y alta. ¿Cuánto podrán mantener este dólar retrasado? tanto como el conflicto social se lo permita. Si el tema social crece mucho tendrán que ajustar el dólar y si el conflicto social no crece, el dólar podrá mantenerse.
Los meses que vienen son meses de definiciones en el siguiente sentido: si diciembre se vuelve muy complicado socialmente, lo más probable es que haya un ajuste fuerte durante los meses de enero y febrero. Ahora bien, si diciembre es un mes que no tiene mucha conflictividad social a base de mucha emisión y con muchos bonos de fin de año, la presión sobre el dólar seguirá existiendo.
El escenario en los próximos meses para el campo es el siguiente: definitivamente NO va a ser un año bueno, no será un año de rentabilidades, va a ser un año para estar a dieta, es decir estar con lo justo. Probablemente los costos de la siembra tendrá un dólar distinto al de la cosecha, estoy seguro que el dólar oficial va a estar bastante más alto que el actual. Eso va a ayudar a que el campo trate de compensar los aumentos de costos que van a suceder de acá hasta mayo, con una rentabilidad que no será muy buena, ni con la soja ni con el resto de la actividades agropecuarias.
Lo que sí es cierto es que definitivamente es el último año en que la Argentina se da el lujo de que el campo no tenga rentabilidad.
Los próximos años, con un nuevo gobierno, va a necesitar del campo para crecer y el campo va a tener que estar listo para ese desafío.