AL HORNO CON PAPAS

Por: Ing. Agr. Matías Cambareri -CPO Caburé En el artículo del mes pasado decíamos que la sequía extrema parecía quedar atrás, pero febrero dejó precipitaciones por debajo de lo normal en regiones claves y extremos de temperatura (tanto mínimos como máximos) muy marcados en todo el territorio. Así, pareciera que todo lo ganado (en términos […]
marzo 22, 2023

Por: Ing. Agr. Matías Cambareri -CPO Caburé

En el artículo del mes pasado decíamos que la sequía extrema parecía quedar atrás, pero febrero dejó precipitaciones por debajo de lo normal en regiones claves y extremos de temperatura (tanto mínimos como máximos) muy marcados en todo el territorio. Así, pareciera que todo lo ganado (en términos hídricos) durante el mes de enero, se perdió durante el mes de febrero. En las próximas líneas y acompañados de figuras que ayudarán a comprender la dimensión de lo ocurrido durante el pasado mes, haremos un recorrido de lo que dejó febrero en términos (agro) meteorológicos y qué se viene para los próximos meses.

Figura 1. Precipitación acumulada medida durante febrero 2023 (PP ac, mm). Fuente: Red pluviométrica de Caburé.

El mes de febrero del 2023 comenzó con precipitaciones que permitieron ilusionarnos con que podría llegar a ser un mes donde los acumulados permitan mejorar la condición hídrica de los suelos. Sin embargo, esto no fue así y sólo en algunos lugares puntuales de nuestro país (noroeste de Formosa, algunos puntos en Córdoba y sudeste de Buenos Aires) la precipitación estuvo por encima de lo normal. En el resto del pais las precipitaciones acumuladas estuvieron muy por debajo de lo normal, superando en una gran región (norte de la Provincia de Buenos Aires – este de La Pampa) los 100 mm de anomalía. Nuevamente en esas regiones el panorama es más que complejo en términos hídricos.

Figura 2. Zonas de Argentina bajo sequía según el SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica), según precipitaciones ocurridas entre el 1-dic y el 28-feb.
https://sissa.crc-sas.org/

La red de estaciones meteorológicas de Caburé permite observar cómo fue la distribución de precipitación acumulada en el mes de febrero en nuestro país, así como también obtener algunos insights que nos permiten jugar un poco con los números (Figura 1).

Esta vez fue en la Provincia de Misiones (en Iguazú) donde se dio el máximo valor de precipitación acumulado (257 mm.). En la red, se recopiló que en el 20% de los puntos de medición (de aproximadamente 1000) tuvieron una precipitación acumulada menor a 20 mm, en el 52% de los puntos la precipitación acumulada fue menor a 50 mm y en el 89% de los puntos la precipitación acumulada fue menor a 100 mm. En la Provincia de Salta (Salta) fue donde se dio la mayor cantidad de días con precipitación superior a 10 mm (6 días), mientras que el valor más alto de precipitación acumulada en un día (alcanzando los 117 mm) ocurrió el 22 de febrero en Río Primero, Córdoba.

Figura 3. Agua útil en la capa arable del suelo (%) al 18 de marzo de 2023. Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA

Si bien estas precipitaciones de febrero resultaron escasas, cuando se cambia la escala temporal y vemos por ejemplo la precipitación acumulada en el último trimestre, la situación pareciera haber mejorado algo. Según el SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica), el nivel de sequía asociado a la escasez de precipitaciones de los últimos 3 meses (entre diciembre y febrero) es considerado como “sequía moderada a severa” en gran parte de nuestro país y sólo en algunos puntos del NEA y el oeste sequía es considerada “extrema a excepcional” (Figura 2). Pero tenemos que aclarar que esta sequía que el SISSA describe, está asociada sólo a escasez de precipitaciones.

Para considerar la magnitud de lo que realmente están atravesando nuestras producciones actualmente debemos mirar cómo está el reservorio de agua: el nivel de agua en el suelo. Los primeros dos meses del verano meteorológico (1 de diciembre al 28 de febrero) habían mejorado un poco en cuanto a precipitaciones, lo que permitió mejorar en cierta forma los niveles de agua en el suelo, pero ojo: mejorar para el día a día es decir, ir cumpliendo con la demanda diaria.

Figura 4. Agua útil en el suelo (%) al 18 de marzo de 2023. Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA

El mes de febrero en cambio, vino acompañado de escasas precipitaciones y altas temperaturas que generaron una mayor demanda. Incluso el inicio del otoño meteorológico (1 de marzo) se dio con una ola de calor muy extensa, que afectó severamente ciertas producciones, un verdadero horno en el que pareciera que sólo los cultivos con riego complementario, como el de papas en el sudeste bonaerense, parecieran sobrevivir. Esto rápidamente agotó las reservas “ganadas” durante los meses previos y hoy exceptuando Misiones y Salta-Formosa y el sur de la Provincia de Buenos Aires, los niveles de agua en el suelo en la capa superficial (primeros 10 cm) son de regulares a escasos (Figura 3).

Peor aún, si observamos la porción del suelo de la cual realmente extraen agua los cultivos (primer metro de profundidad aproximadamente), donde el agua disponible para los cultivos es limitada, generando deficiencias hídricas para los cultivos (menos del 50% de AU), situación que ocurre en todo el país, con algunas excepciones, entre las que se encuentra el sudeste bonaerense.

Figura 5. Pronóstico trimestral de temperatura media para el otoño meteorológico. Indica mayor probabilidad de ocurrencia de una categoría. Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de febrero de 2023.

La gran mayoría de los cultivos de gruesa implantados están desarrollándose o se desarrollaron bajo sequía edáfica y atmosférica, aunque en sitios puntuales donde la bendición de haber recibido precipitaciones se sumó a un adecuado manejo (y además no ocurrieron heladas o estrés térmico pronunciado), se ven cultivos en buenas condiciones.

La aparición de plagas (más que enfermedades) en un año como este hace que no sólo la meteorología sea una preocupación, por lo que continuamos recomendando seguir de manera exahustiva los cultivos, ya que se encuentran estresados y de no realizar los tratamientos adecuados, las pérdidas pueden ser aún mayores.

Figura 6. Mapa de temperatura media del otoño meteorológico. Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de febrero de 2023.

Volviendo a lo nuestro, ya conocemos la “foto” actual de la condición de agua en el suelo, lo que nos permitirá junto a los pronósticos a largo plazo, realizar un correcto análisis para tomar las mejores decisiones para nuestro sistema productivo. Como la evolución del nivel de agua en el suelo puede ser estimada a partir de un balance entre la “demanda” (de la atmósfera o del cultivo una vez implantado) y la “oferta” de agua (precipitaciones), conociendo cuál es la tendencia a largo plazo (más allá de los 30 días) de las variables determinantes, puede predecirse de forma aproximada su comportamiento.

Figura 7. Pronóstico trimestral de precipitación acumulada para el otoño meteorológico. Indica mayor probabilidad de ocurrencia de una categoría. Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de febrero de 2023.

Con distintos niveles de probabilidad de ocurrencia, el pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ayuda a dilucidar cómo serán las condiciones de oferta (precipitaciones) y demanda (evapotranspiración, determinada en parte por la temperatura del aire) que hacen al balance de agua en el suelo, durante los próximos meses. El pronóstico trimestral del SMN para el próximo trimestre (otoño meteorológico, que involucra los meses de marzo-abril y mayo) indica (i) mayor probabilidad (45-55%) de tener temperatura media por encima de lo normal sobre la región del Litoral, Norte y toda la franja central del país y (ii) mayor probabilidad (40-45%) de tener valores de temperatura media por encima de lo normal en la región del NOA y el centro y norte de la Patagonia (Figura 5). Esto significa que donde tenemos mayor probabilidad de tener temperatura media por encima de lo normal, la temperatura media del trimestre mencionado sería al menos 0,5 °C mayor a los valores de temperatura media que observamos en la Figura 6.

Por lo tanto, podríamos pensar en un acortamiento de las etapas de desarrollo de los cultivos en el último tramo de su ciclo y además, como gran parte de la demanda atmosférica está asociada a la temperatura, es esperable que la evapotranspiración acumulada en este período sea mayor a lo normal, en estas regiones.

Figura 8. Mapa de límite inferior del rango normal de precipitaciones (implica que donde las anomalías sean negativas, los valores de precipitación acumulada serían inferiores a estos límites) acumuladas en el otoño meteorológico. Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de febrero de 2023.

Por otro lado las precipitaciones acumuladas en el otoño meteorológico tienen (i) mayor probabilidad (40-45%) de ser inferiores a lo normal en el norte del Litoral, Cuyo y norte de la Patagonia, (ii) mayor probabilidad (45-50%) de ser superiores a lo normal en el NOA y(iii) entre normales y sin mayor probabilidad para cualquier categoría en el resto del pais (Figura 7). Es decir que se esperan entre 150 a 250 mm acumulados en el trimestre en la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo y menos de 350 a 300 mm en el norte del Litoral (Figura 8). El balance hídrico atmosférico (diferencia entre la demanda atmosférica y las precipitaciones) nuevamente sería negativo en gran parte del país, cortando la recarga del suelo que unos meses atrás parecía haber empezado.

Con respecto a la actualización del fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un impacto negativo sobre las precipitaciones, las noticias continúan siendo alentadoras. El evento la Niña ya quedó atrás, y estamos transitando la fase neutral del evento.

La probabilidad que en el próximo trimestre (marzo-abril-mayo) se mantenga esta fase es del 94% y sería sólo una corta transición a una incipiente fase cálida del evento: a partir del trimestre junio-julio-agosto podríamos comenzar con un evento “NIÑO”. Aún falta pero pareciera cada vez más, consolidarse este evento para la próxima campaña.

Figura 9. Pronóstico probabilístico del fenómeno ENSO producido en base a CPC NOAA. 20 de febrero de 2023 https://iri.columbia.edu/
En resumen

Si bien la condición del fenómeno ENSO cambió y el evento “la Niña” ya quedó en el pasado, los pronósticos trimestrales indican menores precipitaciones en algunos sitios y en un ambiente progresivamente más seco durante esta campaña de gruesa (pensando en una mayor temperatura media que puede llevar a mayor evapotranspiración). Utilizar la agrometeorología como herramienta y otras estrategias de manejo y cultivo que permitan maximizar el uso del agua bajo la condición actual puede significar una ventaja en la economía del recurso hídrico, pensando en posibles eventos puntuales de precipitación. Como siempre recomiendo, hacer monitoreo de las condiciones actuales, analizar los pronósticos (a mediano y corto plazo) y recopilar DATOS para la construcción de estadísticas, que ayuden a tomar mejores decisiones.

Mientras continúe la fase neutral del evento ENSO, seguramente demos un paso adelante y dos para atrás en las precipitaciones, lamentablemente va a costar un poco salir de la sequía que nos dejaron estos últimos años.

Este artículo muestra un pantallazo general de lo que puede ocurrir y debe seguir ajustándose a medida que la campaña avance, contando con mayor certeza en los indicadores. En una escala temporal menor (por ejemplo, mensual) podría ocurrir que llueva más de lo que el pronóstico trimestral indica por lo que estemos atentos a los pronósticos de corto plazo (7-15 días). La atmósfera es caótica y dinámica y las previsiones climáticas que acá presentamos se refieren a condiciones medias durante el periodo analizado, por lo tanto no contemplan la ocurrencia de eventos puntuales tanto en la escala intra-estacional como en una escala menor a la regional.

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