Los productores sembraron para cosechar 22 millones de toneladas de trigo, pero con suerte alcanzarán los 15 millones. El consenso de las Bolsas de Rosario y Buenos Aires es lapidario, a la cruel sequía invernal se sumó un frente frío que generó una helada devastadora. La caída hoy por hoy es de 31% frente al potencial sembrado, pero ese es el promedio y La Niña ya nos muestra una regularidad muy clara: siempre que sucede su impacto más duro se da en la zona núcleo del país y es más leve (y en algunos años hasta beneficiosa) en zonas de frontera al sur del país.
Por: Iván Ordóñez- Economista especializado en AgroNegocios –
De acuerdo con el relevamiento semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires al sur de la ruta 5 menos del 20% del área triguera está en una situación regular o mala, mientras que al norte de la misma el 80% del área está en una pésima situación. Algunos tendrán un pequeño golpe potencialmente compensado por una suba del precio, pero otros ni siquiera cubrirán los costos para cosecharlo y decidieron soltar a la hacienda para levantar la cosecha.
Todo esto sucede en un contexto de precios altos de los granos afectados por dos variables fundamentales: a) la invasión de Rusia a Ucrania que amenaza con convertirse en un “Vietnam Europeo” al extenderse de manera indefinida es una permanente presión alcista y b) la suba de tasas de la FED para contener la inflación norteamericana genera una presión bajista. Obviamente la sequía invernal argentina agrega presiones claramente alcistas, entonces la duda es cómo actuará el Gobierno atrapado entre dos frentes creados por su propio laberinto ideológico: cierra el grifo de la exportación privilegiando “la mesa de los argentinos” y relegando las tan necesarias divisas o hace lo contrario? Es difícil emitir señales contundentes para los productores, cuya credibilidad en el Gobierno es cero; la confianza está totalmente rota y entonces la estrategia de la comercialización queda totalmente indefinida justo cuando es más necesario saber qué hacer. Si el Gobierno distorsiona los precios del trigo los que tengan algo para vender no verán impactados positivamente por la suba.
“A la hora de medir la rentabilidad agrícola no son muchas las máximas y estas dos son de hierro: la rentabilidad no se mide en una campaña sino en 10 y los precios compensan a las cantidades y viceversa”
En el medio el gobierno insiste con subsidiar a la oferta de harina para contener el precio principalmente de los panificados; sin embargo, la oferta explica con sus voceros que no quiere el subsidio: los molinos dicen “no, gracias” porque mientras ellos despachan la bolsa a precio de convenio, el subsidio llega tarde y mal y los descapitaliza y las panaderías tienen una estructura de facturación irregular y por lo tanto cobrarlo se les dificulta. El kirchnerismo se resiste una vez más a subsidiar a la demanda de bajos ingresos.
Están por cumplir 16 años gobernando y persisten en el error, a esta altura es un tema más de psicología que de economía.
Por otro lado, la desaceleración del crecimiento económico global está reduciendo el apetito chino por la carne vacuna argentina al mismo tiempo que la sequía fuerza una liquidación excesiva de animales. El golpe al precio de la hacienda es enorme y también eso lo vive el consumidor que ve el precio congelado en la góndola hace al menos 3 meses según el INDEC; mientras el aumento de la ropa interanual a septiembre marcaba la friolera de 118%, la carne solo subió 50%.
Lo urgente pospuso lo importante, las retenciones tiñeron (como no podía ser de otra forma) la relación de todo el sistema de agronegocios y bloquearon cualquier discusión estratégica para mitigar el impacto de la sequía: seguros índice, infraestructura de canalización, plan de gestión de aguas subterráneas, centralización y potenciamiento de un sistema información… todo pertenece al baúl de “cuando ordenemos la cuestión de las retenciones avanzamos”. El Estado quebrado, sobre demandado en promesas y mal gestionado por un kirchnerismo que duplicó su peso en dos décadas redujo los márgenes de maniobras. El país no será digno de ser vivido hasta que el Estado deje de ser un botín de lobbies.
Hay que cambiar desánimo por esperanza, pero este no es el tiempo, que nos obliga a sencillamente aguantar.