En los últimos editoriales en HorizonteA se tocaron dos temas medulares para la sostenibilidad del productor agropecuario: a) la posibilidad de hacer política agropecuaria de calidad y b) la rentabilidad ajustada por el plan de estabilización con apreciación cambiaria.
En este último tiempo se dieron una serie de sucesos ligados a estos dos puntos. La situación de precios bajos, sequía, chicharrita y costos en dólares altos solo se profundizó, lo que continúa comprimiendo el margen potencial de la campaña 2025. Frente a esto y el poco interés del gobierno e indagar sobre cuestiones sectoriales circuló de manera informal un documento técnico que exploraba algún sistema de reducción de retenciones canjeadas por un bono, al que conceptualmente no es nuevo: las retenciones cumplieron ya 22 años y se ensayaron varias propuestas de ese estilo.
La reacción generalizada de muchos productores fue acusar de traidores a quienes supuestamente redactaron el informe y a quienes supuestamente lo encargaron. Más allá de si es factible la implementación de dicho mecanismo, no parece lo mejor discutirlo a los sillazos. Ese tipo de esquemas presentan desafíos técnicos relevantes que se juegan en la letra chica de la reglamentación e implementación; vale la pena pensar y discutir pros y contras frente a un gobierno que no da señales de cara al futuro de las retenciones, o mejor dicho las da: figuran en el presupuesto del Estado 2025 con un cuantioso aumento en base a proyecciones de precios y cantidades que podrían juzgarse como optimistas.
Otro evento que llama la atención es la casi nula visión para el INTA que tienen numerosos actores del sector y obviamente no hay al menos tres definiciones unificadas. El INTA es un organismo que produce conocimiento, literalmente un bien público al servicio del sistema de agronegocios. Es descorazonadora la falta de posición sobre qué hay que hacer con el instituto que reina en el sistema, en un momento donde se ponen a consideración el rol del Estado y sus agencias: no hay declaraciones públicas sobre nada en torno al mismo, achicarlo? agrandarlo? qué funciona en el y que no? Cuál debería ser su rol? Silenzio stampa.

Se quiere individualizar y trazar cada bovino que camina por el país. Solo hay expresiones en torno a que “es caro” y “molesta”. Sabor a poco. No hay demandas de un mercado electrónico nacional que permita un mejor precio pagado al ganadero a la vez que potencie el ROSGAN para poder habilitar coberturas de precio o incentivos como el RENOVAR que Mario Aguilar Benitez y Cecilio da Souza (y otros 25 productores más) para transformar su establecimiento ganadero con el que “solo vendían hacienda” a una operación que aprovecha la potencia de la economía circular para producir biogás (y este luego en energía eléctrica que abastece a la red) a partir del estiércol tratado que luego utilizan para reemplazar totalmente el fertilizante sintético. Todo puede usarse.
Los editoriales de meses pasados toman nuevamente candente actualidad: en un contexto de rentabilidad cada vez más exigua donde el rol de las retenciones es insoslayable, cualquier discusión en torno a qué debe hacer la política pública agropecuaria se ven obturadas. Mientras tanto el mundo sigue su curso: en una subasta de Arandú, São Paulo, rematan vacas campeonas reproductora de la raza Neloré de 1.000 kilos a 4 millones de dólares y Lula anuncia créditos subsidiados para el agro por un total de 70 mil millones de dólares. Están en otra.