Cuando llegué a la puerta de Barreto, vi que justo estaban entrando Juan Carlos y Martín. Caminaban conversando, así que preferí no interrumpirlos. Ingresé al restaurante, saludé al personal y a los anfitriones, y enseguida pasamos al espacio reservado para nosotros, a la espera de los invitados.
Por Juan Alaise. Lic. en Ciencias de la Comunicación
Poco después fueron llegando, casi todos de manera coordinada, como si hubiesen ensayado la puntualidad. Intercambiamos algunas palabras al costado de la mesa hasta que el vino apareció y tomamos asiento.
Mientras nos terminábamos de acomodar, algo llamó la atención entre los presentes: nuestro invitado “sapo de otro pozo”, aunque más bien un pozo musical, estaba instalando su piano eléctrico en la punta de la mesa.
La escena se completaba con una entrada deliciosa: morcillas con pera y una selección de panes y mantecas saborizadas.

Anfitriones
Juan Carlos abrió la charla explicando la dinámica del Quincho para dar contexto y comenzar con las presentaciones. Comentó sobre su familia: dos de sus hijos están muy ligados al arte y su hija es médica. Casado con su amada Vero y nacido en Lobos, hincha de River y fanático del golf.
Mientras Melo insistía en que los invitados probarán las empanadas recién servidas, fue su turno de presentarse. Nacido en Suipacha, periodista agropecuario recibido en 1994, está casado con Elizabeth y tiene cuatro hijos del corazón. Se mostró feliz porque en enero será abuelo por partida doble.
Después fue mi turno. Me presenté con mi nombre completo Juan Ignacio Alaise, aunque aclaré que el Ignacio casi no lo uso. Conté que soy un juninense viviendo en Capital, con dificultad para pronunciar las “s”, con una novia criada en Belgrano que siempre me remarca esa característica. Compartí mi alegría por haber encontrado en el rubro de la prensa un espacio dónde puedo combinar mi curiosidad por distintos temas con la posibilidad de conectar con las personas.
Invitados
El primero en presentarse fue Juan Pablo Migasso, gerente senior de Sistemas de Cultivos en BASF. Ingeniero agrónomo, nacido en Bahía Blanca, aunque se considera más de Tres Arroyos, donde se crió desde su primer año de vida, cuando su padre entró a trabajar en el INTA de esa ciudad.
Volvió a Bahía Blanca para estudiar Agronomía y hoy está casado con Florencia, con quien tiene un récord difícil de igualar: en dos años, tuvieron cuatro hijos, una nena y trillizas, todo en plena pandemia. Además, dijo ser hincha de Boca
La siguiente fue Carola Urdangarin, periodista agropecuaria, quien divide su vida entre su pueblo natal, Carlos Tejedor y Capital Federal.
Trabaja en medios desde los 19 años, aunque confesó que al principio creyó que sería algo “por unos meses”. Actualmente dirige la productora Agrolink y se encarga de los contenidos de agro en Radio Rivadavia y Neura. “Tengo 28 años, así que soy nueva en todo… en la vida”, dijo con una sonrisa que contagió a toda la mesa.
Luego fue el turno de Daniel Assef, “el Turco”, vicepresidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, economista agropecuario y miembro de la Federación de Acopiadores de Granos. Casado y padre de tres hijos, uno abogado, una licenciada en Ciencias de la Comunicación y la menor estudiante de Diseño Gráfico, contó que su perrita Trudys es “la única que me festeja” cada vez que llega a casa. También hincha de Boca, recordó que conocía a varios de los invitados de otras etapas de su carrera.

El último en presentarse fue nuestro invitado musical, Darío Jalfin. “Soy músico desde siempre”, dijo, recordando que a los cinco años ya pedía en su casa que le compraran un teclado, y desde entonces nunca más se detuvo. Tiene una hija de seis años, con quien grabó un disco de canciones infantiles llamado Al ritmo del ratón.
A lo largo de su carrera produjo varios discos, da clases en la universidad y desarrolló una metodología propia: un laboratorio de creación colectiva donde propone componer una canción de principio a fin en un solo encuentro, sin importar la experiencia musical de los participantes. Gracias a ese proyecto conoció a Cris Morena, y hoy también presenta su show “Canciones por dentro”, que él mismo describe como “una mezcla entre una clase y un recital”.
Con más de 300 mil seguidores entre YouTube, Instagram y TikTok, Darío lleva su mensaje a todos los públicos. Antes de cerrar su presentación, nos dejó una frase que resonó en toda la mesa: “Todos somos un poco músicos”
Dinámica de Quincho
Fue Darío, entonces, quien propuso que cada uno contara qué música escucha.
Repetimos el orden de las presentaciones y descubrimos gustos inesperados: algunos sorprendieron con su melomanía, otros con su eclecticismo. Quedó claro que, a veces, la gente de saco y corbata también puede escuchar a Quevedo o Milo J.
Mientras deleitamos la increíble carne servida por el personal del restaurante, acompañada por el excelente vino de Bodega Antigal, la charla fluyó entre música y anécdotas que iban surgiendo naturalmente, envueltas en ese clima distendido tan típico del Quincho de Horizonte by Kioti.
En ese contexto, Juanca dio pie a la siguiente dinámica del encuentro: la elección de imágenes que representaran el momento de vida en el que se encontraba cada uno.
El primero en participar fue Darío Jalfin, quien eligió una imagen de una persona sentada en una tranquera, mirando campo adentro. A partir de esa foto contó que a lo largo de su vida hizo muchas cosas distintas, y que desde chico se preguntaba qué iba a hacer cuando fuera grande. Dijo sentirse identificado con la idea de mirar el horizonte y reflexionar hacia dónde va, sobre todo ahora, que su carrera tomó una dimensión inesperada gracias a la comunidad que lo sigue en redes. “Es momento de observar el panorama, pensar y elegir”, reflexionó.

Luego fue el turno del Turco Assef, quien se inclinó por una imagen de un grupo de personas alcanzando la cima de una montaña. Explicó que atraviesa una etapa en la que se siente acompañado y con muchas ganas de ayudar. La mesa no resistió la tentación de bromear y pedirle plata prestada, a lo que el Turco respondió entre risas con un clásico dicho de campo: “No van a encontrar tapera.”
Carola Urdangarin eligió la imagen de un grupo de personas abrazadas. Dijo que esa foto define su presente, porque se reconoce más creativa y productiva cuando trabaja en conjunto. Desde que dirige la productora, descubrió cuánto la nutre el trabajo en equipo. “Soy fanática de armar equipos sólidos no solo en lo laboral, también con mi familia y amigas. Crear comunidad y ver que las cosas salen bien es lo que más placer me da.”
Por su parte, Juan Pablo Migasso combinó dos imágenes ya elegidas por otros: la del grupo llegando a la cima y la del horizonte.
Explicó que cuando uno es joven cree que puede con todo, pero con el tiempo entiende que “nadie se salva solo”.
La primera imagen, dijo, representa el valor de ayudarse mutuamente para alcanzar las metas; la segunda, el placer de volver al llano y reencontrarse con uno mismo, para seguir creciendo con los pies sobre la tierra.

Cena y tertulia
Mientras delirábamos con la idea de hacer una obra de teatro en la costa con todos los personajes de la mesa, cada uno fue levantando la mano para asumir un rol.
A mí me tocaría repartir folletos en la esquina; al Turco, cantar; Melo actuaría junto a Juan Carlos; Carola se sumaría con la producción; y a Juan Pablo le quedaría conseguir que BASF auspiciara la obra.
Ya todos habíamos terminado de cenar, así que llegó el momento de un poco de música. Darío se acomodó junto a su piano y comenzamos a charlar sobre rock nacional, nombrando a Litto Nebbia, Spinetta y, por supuesto, Charly García.
Tuvimos el placer de escuchar a Darío cantar en vivo, y entre anécdotas aprendimos sobre esas canciones que todos llevamos dentro. Darío nos invitó a sumarnos, a cantar juntos, y de pronto la mesa se convirtió en una pequeña banda improvisada.
En cada acorde, se percibía cómo su música nos acariciaba el corazón.
La conexión que se generó entre todos fue tan profunda que transformó la noche en una verdadera experiencia musical, de esas que se guardan para siempre.
Cierre del encuentro
Entre cafés de por medio y las últimas risas de la noche, cada uno de los invitados se tomó un momento para grabar un pequeño video para las redes de Horizonte A.
Todos coincidieron en lo mismo: el placer de compartir una mesa con buena comida, una charla sincera y una música que nos unió de principio a fin.
Hasta el próximo Quincho, by Kioti.






























