La calidad obtenida en el cultivo de trigo está asociada a la interacción de distintos factores: variedad, manejo y protección del cultivo (barbecho, control de malezas, control de enfermedades) nutrición del cultivo y factores ambientales como temperatura y humedad.
La demanda de calidad del mercado de trigo se puede dividir entre el mercado interno, para la producción de panificados y pastas, y el mercado externo donde Brasil representa uno de los mercados más atractivos para las exportaciones de Argentina.
Las tendencias del mercado de trigo y cebada varían entre y durante la campaña. Es frecuente que al momento de planificar el año agrícola y calcular los márgenes, el escenario de precios no sea muy alentador en términos de la búsqueda de calidad, lo cual no siempre coincide con el precio al momento de la comercialización. Un claro ejemplo es lo ocurrido durante la última campaña. Comenzamos la siembra con un perfil de humedad alto y a partir de noviembre se instaló el fenómeno “La Niña”, caracterizado por precipitaciones por debajo de la media que combinado con entradas de frentes fríos provocaron heladas tardías a fin de noviembre. Esto impactó negativamente en el rendimiento, con reducciones entre 1000 y 1500 kilos por hectárea en suelos bien fertilizados, tal como se observó en los trigos del Sudoeste y Sudeste de Buenos Aires, que alcanzaron valores de proteína entre el 10 y 11 %, determinando una buena oferta de calidad para la industria. Una situación diferente se da en el norte de la provincia de Buenos Aires, donde los rindes fueron altos y si bien se fertilizó con dosis superiores a las habituales, la calidad panadera demandada no encuentra una oferta fluida.
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