Por: Matías Cambareri – Caburé
Promedia febrero y las precipitaciones ocurren de manera esporádica (por ahora) y sólo en algunos lugares. Parece un sorteo o mejor, una lotería donde los afortunados son los que reciben la bendición de las lluvias.

Si bien el tema de las lluvias es una cuestión que siempre nos interesa, este año las temperaturas extremas, máximas principalmente (aunque en algún punto del sudeste de la Provincia de Buenos Aires se dieron heladas agrometeorológicas en los últimos días), también pueden dejar secuelas con situaciones de estrés térmico para los cultivos. Un breve repaso de cómo viene esa lotería meteorológica siempre es bueno para saber dónde estamos y hacia donde vamos.

Fuente: Red pluviométrica de Caburé.
Con más de 700 estaciones meteorológicas distribuidas principalmente en toda la región productiva de nuestro país la red de Caburé (www.cabure.com.ar), recopiló en lo que va de febrero una infinidad de datos meteorológicos, de los que sólo vamos a observar cómo viene siendo la precipitación acumulada (al 14/2), que es el elemento meteorológico más variable en el espacio (así como también lo es su predicción). En términos numéricos, la precipitación acumulada durante la primera quincena de febrero (Figura 1) superó los 200 mm en algunos puntos del norte de la Provincia de Buenos Aires y del sur de la provincia de Santa Fe, mientras que viene siendo de muy baja magnitud (incluso 0) en algunos puntos de Córdoba, Norte/Centro de Santa Fe, e incluso sur de Buenos Aires. En términos generales, sólo en la zona mencionada que superó los 200 mm acumulados en lo que va de febrero, a anomalía de precipitación es positiva (es decir llovió más de lo normal). En el resto del pais, le mes de febrero está pasando con precipitaciones acumuladas por debajo de lo normal (hasta 100 mm por debajo de lo normal!).

Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA
El resultado de estas precipitaciones, se refleja como siempre en el contenido de agua en el suelo, ya que las lluvias son la recarga necesaria. Superficialmente, que es lo que rápidamente está disponible para evaporación (primeros 10 cm; Figura 2), puede observarse que hay mayor agua, donde mayores vienen siendo las precipitaciones acumuladas (colores más verde-azulados); mientras que en profundidad (Figura 3), los niveles de agua en el suelo están entre insuficientes y adecuados (no más del 50% de agua útil en el perfil), en todo el pais, indicando que necesariamente tienen que ocurrir más lluvias para no limitar el crecimiento y rendimiento de los cultivos por escases en la disponibilidad de agua.

Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA
Esta “foto” del nivel de agua en el suelo, junto a los pronósticos a largo plazo, nos permitirán realizar un correcto análisis para tomar las mejores decisiones en nuestro sistema productivo. Como la evolución del nivel de agua en el suelo puede ser estimada a partir de un balance entre la “demanda” (de la atmósfera o del cultivo una vez implantado) y la “oferta” de agua (precipitaciones), conociendo cuál es la tendencia a largo plazo (más allá de los 30 días) de las variables determinantes, puede predecirse de forma aproximada su comportamiento.

Con distintos niveles de probabilidad de ocurrencia, el pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ayuda a dilucidar cómo serán las condiciones de oferta (precipitaciones) y demanda (evapotranspiración, determinada en parte por la temperatura del aire) que hacen al balance de agua en el suelo, durante los próximos meses. El pronóstico trimestral del SMN para el actual trimestre de febrero-marzo-abril indica mayor probabilidad (45-50%) de tener una temperatura media superior a lo normal en todo el país, exceptuando el sur de la Patagonia, donde es mayor la probabilidad (40-45%) de tener temperatura media normal o superior a lo normal (Figura 4).

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 31 de enero de 2025.
Esto significa que la temperatura media del trimestre mencionado sería al menos 0,5 °C mayor a los valores de temperatura media que observamos en la Figura 5. Por lo tanto, como gran parte de la demanda atmosférica está asociada a la temperatura, es esperable que la evapotranspiración acumulada en este período sea mayor a lo normal en prácticamente todo el país. Posiblemente, esta mayor temperatura media se deba a mayores extremos de temperatura máxima, como actualmente se viene registrando, por lo que además de un incremento en la demanda atmosférica, es de esperar episodios de estrés térmico en los cultivos de gruesa.

Por otro lado, las precipitaciones acumuladas para el trimestre en curso (febrero-marzo-abril) tienen: (i) mayor probabilidad (45-50%) de ser superiores a lo normal en gran parte del NOA; (ii) mayor probabilidad (40-45%) de ser normales o inferior a lo normal en el Litoral, este de Buenos Aires y oeste de Patagonia y (iii) mayor probabilidad de estar dentro de lo normal (>= 40%) en el norte del país, Santiago del Estero, oeste de Buenos Aires, oeste de Santa Fe, Córdoba, La Pampa y San Luis, Cuyo, este y sur de Patagonia (Figura 6).

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 31 de enero de 2025.
Es decir que se esperan, dependiendo de la zona, precipitaciones acumuladas en los tres meses mayores a los valores presentados en la Figura 7 y menores a los que se observan en la Figura 8. Así, el balance hídrico atmosférico (diferencia entre la demanda atmosférica y las precipitaciones) tendería a ser negativo en prácticamente todo el país (tal vez el partido salga empatado más sobre el NOA), por lo que dependerá de cuánto se pueda conservar el agua existente en el perfil del suelo para que los cultivos no sufran restricciones hídricas y las etapas de llenado de grano puedan completarse adecuadamente.

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 31 de enero de 2025.
Con respecto a la actualización del fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un impacto negativo (o positivo!) sobre las precipitaciones, el último informe indica que estamos transitando la fase neutral del evento y para el actual trimestre se prevé una probabilidad del 50% que continúe en esta fase y un 50% que se desarrolle la fase fría del evento (La Niña), para luego volver a presentarse la condición neutral (Figura 9). Afortunadamente, pareciera que la campaña no terminará bajo la fase fría del evento y este fenómeno no sería el que determine una menor cantidad de precipitaciones en las regiones donde la señal es de gran magnitud.
En resumen
La continuidad de la campaña gruesa se dará principalmente bajo la fase neutral del fenómeno ENSO y aunque el pronóstico en el corto/mediano plazo indica que el agua no sería una limitante en las próximas semanas (se prevén precipitaciones importantes en toda la región productiva en la última semana de febrero y la primera de marzo), el pronóstico trimestral del SMN (a un plazo un poco mayor) indica que las precipitaciones en alguna región pueden escasear.

Dependerá entonces de qué tan elevada sea la demanda atmosférica para saber cuál puede ser el nivel de estrés hídrico que sufran los cultivos. Estrés térmico es una fija. Utilizar la agrometeorología como una herramienta más que permita maximizar el uso del agua, haciendo economía del recurso hídrico es clave. Como siempre, recomiendo hacer monitoreo de las condiciones actuales -una estación meteorológica sería lo ideal, pero sino animémonos a medir al menos las lluvias con un pluviómetro y realicemos el mantenimiento necesario para que el dato sea correcto- de manera de recopilar DATOS para la construcción de estadísticas que junto al análisis de pronósticos (a mediano y corto plazo) ayuden a tomar mejores decisiones.
Este artículo muestra sólo un pantallazo general de lo que puede ocurrir y debe seguir ajustándose a medida que la campaña avance, contando con mayor certeza en los indicadores. En una escala temporal menor (por ejemplo, mensual) podría ocurrir que llueva más de lo que el pronóstico trimestral indica por lo que estemos atentos a los pronósticos de corto plazo (7-15 días). La atmósfera es caótica y dinámica y las previsiones climáticas que acá presentamos se refieren a condiciones medias durante el periodo analizado, por lo tanto, no contemplan la ocurrencia de eventos puntuales tanto en la escala intra-estacional como en una escala espacial menor a la regional.