Los indicadores de la economía Argentina para el 2017 están proyectando una situación que los productores ya han vivido en muchas oportunidades. Y de hecho muchos han logrado superar y lo han venido haciendo en esta última década.
Un dólar atrasado, un nivel de inflación por arriba de la devaluación, aumento de las tarifas de bienes y servicios en pesos, además de un aumento proyectado para los salarios en términos reales, implican en la realidad de los productores un consistente aumento de los costos de producción, y es parte de una película que ya hemos visto muchas veces. Para poder transitar este 2017 cuya característica principal será un aumento en los costos de producción y un aumento considerable en los rindes de indiferencia, el productor no tiene otro camino que aumentar la productividad. Sin embargo, es muy fácil decir lo obvio, lo difícil es tratar de lograrlo.
Nos preguntamos si es posible aumentar la productividad en un campo que está trabajado al máximo de su potencial, con un productor que utiliza las ultimas herramientas tecnológicas , un alto nivel de fertilización, y siembra semillas con alto potencial de rendimiento – ya se trate de híbridos o variedades legalmente certificadas-. Y la respuesta es que es algo muy difícil de lograr, considerando que el campo está rindiendo su máximo potencial.
Veamos los distintos conceptos de productividad:
* Genéricamente la productividad tiene ver con la relación insumo-producto, ya que mientras más productos se fabriquen con la misma cantidad de insumo, se dice que la empresa es más productiva.
*Productividad puede definirse como la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos, y la cantidad de recursos utilizados. En la fabricación la productividad, sirve para evaluar el rendimiento de los talleres, las máquinas, los equipos de trabajo y los empleados.
*La productividad agrícola se mide como el cociente entre la producción y los factores productivos. Esta tiene que ver con la eficacia y la eficiencia con que se usan los recursos y se expresa como un por ciento de la producción entre los factores. Calcular la producción agrícola de forma precisa es complicado ya que aunque los productos se midan por su peso fácilmente, suelen tener impactos muy diversos.
En definitiva, la productividad aumenta cuando aumentamos la cantidad producida con una eficiente y limitada utilización de los insumos que dicho proceso requiere.
De la misma forma que la eficiencia no se mide por tener la última sembradora y cosechadora, las más moderna y la más cara, sino por utilizar al máximo las capacidades y bondades que dicha tecnología nos puede aportar.
Mejorar la productividad
Veamos donde se puede mejorar la productividad en un proceso de siembra, protección y cosecha de granos, aclarando que no estamos revelando la verdad absoluta, solo pretendemos aportar algunas ideas que puedan ser compartidas con aquellos productores que tengan mente abierta, de autocrítica y busquen la auto superación desde el punto de vista humano y empresario.
En la siembra, la elección de una semilla de maíz y girasol – en el caso de los híbridos- o variedades certificadas en el caso de la soja y el trigo, con un alto potencial de rendimiento, es clave para garantizar un buen arranque y marcar el camino al máximo potencial. A esto le sigue un correcto tratamiento de la semilla utilizando productos inoculantes que confieren suficiente energía y poder germinativo.
En cuanto a la protección de los cultivos, la utilización de agroquímicos en cantidades, momentos y dosis adecuadas, busca la mejor eficiencia económica basadas en los resultados del control.
Finalmente en la cosecha existen algunas claves que el productor conoce pero que en la práctica a veces no se aplican, y pueden reducir drásticamente las pérdidas en cosecha. Se recomienda leer el documento elaborado por el INTA Manfredi, elaborado bajo la órbita del Proyecto de Agricultura de Precisión, donde indican muy bien las perdidas en la cosecha de soja y de maíz atribuibles a no tomar conciencia en cada uno de los pasos y etapas del trabajo de la cosechadora.
Conclusión
El concepto que queremos trasmitir es el siguiente; la productividad se mejora tomando medidas que generen aumentos de ingresos que aunque parezcan poco significativos, a partir de la reducción de costos, mejora en la utilización de insumos y brinda eficiente trabajo en la cosecha, nos genera una sumatoria de ingresos totales que redundan en una mayor ganancia global. Es decir que la suma de muchos beneficios económicos aislados, por poco que fueran, van a generar cambios sustanciales en el futuro ingreso del productor. Dicho en forma práctica una mejora que produce una ganancia adicional de u$s 2/ton puede parecer poco, pero si sumamos varias acciones de mejora económica podremos llegar a ganancias o ahorros directos, de u$s 20-30/hectárea muy fácilmente.
Las perspectivas del 2017, atraso cambiario, inflación por arriba de la devaluación, aumento del salario real, aumento de costos de producción en dólares, mayores rindes de indiferencia, y caída en el ingreso neto, sumando a la incertidumbre en los mercados, por no decir chances de entrar en una nueva corriente bajista en los precios, no nos permite darnos el lujo de dejar arriba de la mesa u$s 20-30 /hectárea. La diferencia puede estar en contar la ganancia o asumir la pérdida.