11º Simposio de Fertilidad – Intensificación sustentable de la producción.

En el marco del 11º Simposio de Fertilidad, María Fernanda González Sanjuan, Gerente Ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil resaltó la importancia de reponer nutrientes en los suelos. Además, los Ing. Agr. Jorge Adámoli (UBA) y Gustavo Olivero (Producir Conservando), dieron su visión -junto con el Dr. Ricardo Melgar (INTA Pergamino) y Fred Luckey (Field to […]
julio 13, 2013
Fernando Garcia de IPNI y Maria Fernanda Gonzalez Sanjuan de Fertlizar, a campo.

Fernando Garcia de IPNI y Maria Fernanda Gonzalez Sanjuan de Fertilizar, a campo.

En el marco del 11º Simposio de Fertilidad, María Fernanda González Sanjuan, Gerente Ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil resaltó la importancia de reponer nutrientes en los suelos. Además, los Ing. Agr. Jorge Adámoli (UBA) y Gustavo Olivero (Producir Conservando), dieron su visión -junto con el Dr. Ricardo Melgar (INTA Pergamino) y Fred Luckey (Field to Market)- sobre los desafíos que se plantean en materia de viabilidad de menos sustentables en los sistemas agropecuarios.

 

  La apertura de la primera jornada del Simposio que se desarrolla en el Centro de Convenciones Metropolitano de la ciudad de Rosario, estuvo a cargo del Dr. Fernando Garcia del IPNI Cono Sur, quien –además de realizar la introducción a los temas que se desarrollarán en los dos días de la jornada- homenajeó al Ing. Hugo Fontanetto, quien desarrolló una larga trayectoria en investigación y extensión en nutrición de cultivos y fertilidad. “Hugo tuvo una gran pasión por la familia, los suelos y la agronomía”, sostuvo García.

Más tarde, y dando inicio al primer bloque, llegó turno de la Ing. Agr. MaríaFernanda González Sanjuan, Gerente Ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil, quien en su exposición “Los fertilizantes en Argentina: Hacia el 2020”, se refirió a la evolución del mercado de fertilizantes y que si bien se ha incrementado, marca aún una importante deuda con el suelo. Además, hizo hincapié en la escasa fertilización de los cultivos de soja y aportó datos importantes para entender la situación actual: “En 2011, el promedio nacional marca que sólo el 60 % de la soja recibió algún tipo de fertilización. El 40 % restante de ese cultivo, no recibió nada. El desafío es entender qué está pasando con ese 40 % restante y por qué”.

Para finalizar, González Sanjuan planteó interrogantes referidos a la sustentabilidad del cultivo de soja y su productividad y la reposición de nutrientes. “Hay una diferencia importante entre lo que se extrae y lo que se repone. El suelo está subsidiando la producción. Postergar la fertilización o hacerlo en bajas dosis, genera impactos y costos a futuro”, concluyó.

Sustentabilidad de los sistemas agropecuarios

Respecto de este tema en particular, Jorge Adámoli, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, analizó los desafíos que presenta la necesidad de lograr aumentos en la producción agropecuaria, resguardando la situación ambiental y social en las áreas productivas y su entorno. En ese marco, hizo referencia al crecimiento de la demanda global de alimentos, comentando que en las últimas décadas se sumaron 1.800 millones de personas a las clases medias urbanas de todo el mundo. De cara a 2050, Adámoli sostuvo que el aumento de producción, manteniendo los actuales rendimientos, implicaría una expansión del 50% de las áreas cultivadas, situación que se plantea como improbable. “El único camino viable es avanzar hacia una mayor productividad, en un marco de sustentabilidad y utilizando todas las herramientas tecnológicas disponibles”, graficó.

El especialista explicó que seguramente las políticas de estímulo deberían centrarse en la productividad y la real incorporación de Buenas Prácticas Agrícolas. “Se debe fomentar, también, la rotación de cultivos y reducir la dependencia de una soja que llevó a la menor superficie sembrada con trigo en 100 años, por ejemplo”, culminó Adámoli.

La organización Field to Market también participó del debate a través de su Chairman, Fred Luckey, quien explicó cómo a través de la misma se integra a los principales integrantes de la cadena agropecuaria de Estados Unidos, desde las empresas de fertilizantes, hasta las que ofrecen productos a los consumidores.

Cuando nos referimos a temas de sustentabilidad, debemos asumir que se trata de un tema global, que involucra a toda la cadena y cuya solución únicamente puede alcanzarse en base a acciones locales”, explicó el norteamericano. Entendiendo que para poder avanzar en modelos sustentables se deban cambiar los paradigmas en base a la generación de propuestas de valor que estimulen, fundamentalmente, a los productores, Luckey mostró a los asistentes una herramienta de fácil evaluación que permite definir oportunidades de mejoras.

A través de Fieldprint Calculator se pueden evaluar decisiones y comparar desempeños en temas como el uso del agua y la energía, los niveles de emisiones y de carbono en suelo, entre otros”, concluyó.

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Por su parte, el Ing. Ricardo Melgar de la EEA INTA Pergamino se refirió a la legislación de seguridad industrial en lo que hace al manejo de fertilizantes. En ese sentido, Melgar explicó que la gestión integral de estos productos excede a los fabricantes y comprende a todos los actores hasta los usuarios finales: los productores, incluyendo la disposición final de envases y residuos. “Sin embargo, las responsabilidades son mayores en el caso de los integrantes de la cadena de valor de la Industria, fabricantes, importadores y distribuidores”, agregó. Asegurando que el mayor interés en proteger el medio ambiente ha llevado a una nueva era de controles y responsabilidades, explicó que “muchos distribuidores tendrán que realizar importantes inversiones para ajustarse a los cambios”. Y concluyó: “La industria debe ser la primera interesada en cumplir con las cada vez más exigentes normativas vigentes”.

Por último, el Ing. Agr. Gustavo Oliverio –de la Fundación Producir Conservando- evaluó el avance de la agricultura argentina en las últimas décadas del siglo pasado, destacando la incorporación de la siembra directa, la aplicación de fertilizantes y nueva y más completa de tecnología de cultivos, como las principales herramientas que permitieron llegar a 70 millones de toneladas en 26-27 millones hectáreas sembradas hacia inicios del año 2000.

Diez años después, nos encontramos con niveles de producción en valores cercanos a los 100 millones de toneladas con un área sembrada de 30-32 millones de hectáreas y donde las oleaginosas son entre el 65% y 70% de las mismas”, explicó el disertante. Frente a esto, Oliverio enumeró una serie de temas sobre los cuales se debería avanzar: problemas recurrentes de erosión en distintas zonas productivas; balances de carbono fuertemente negativos en casi todos los sistemas; desde la nutrición de los cultivos sólo se repone alrededor de la mitad de nitrógeno, fósforo y azufre y menos del 2 % del potasio extraído por los cultivos.

Por último, el especialista destacó la falta de inversiones en la infraestructura necesaria para avanzar en una situación sustentable no sólo en la actualidad sino también de cara al futuro y destacó que de cara a 2020 en el país se deberían emplear 9.2 millones de toneladas de fertilizantes para avanzar en producciones sustentables (esta cifra es tres veces superior a la actual). “La rotación y reposición de nutrientes son temas centrales”, culminó Oliverio.

Por un mayor rendimiento del cultivo de soja

En el marco del 11º Simposio de Fertilidad destacados profesionales debatieron sobre cómo incrementar los rendimientos de soja, considerando distintas visiones tales como la ecofisiología, el mejoramiento genético, el manejo y el sistema de producción.

  La primera jornada del “Simposio Fertilidad 2013” se cerró con la presencia de un grupo de profesionales que debatieron sobre las distintas posibilidades que existen para aumentar la producción de soja. Dando inicio al tema, y luego estudiar los datos provenientes de varias zonas y campañas, el Ing. Agr. Luis Ventimiglia (INTA 9 de Julio) se refirió a los efectos de la fertilización fosforada en soja, resaltando los efectos positivos sobre los rendimientos en todos los casos analizados. De esta manera, sostuvo que a la hora de reponer y construir, con dosis de unos 20 kg de fósforo por ha, no sólo se alcanzan los mayores rendimientos, sino que también se genera un balance positivo del nutriente, que permite incrementar los niveles en el suelo. En este sentido, Ventimiglia comentó que se obtienen buenos resultados realizando fertilización dividida: voleo al grueso en invierno y como arrancador, al momento de la siembra.

Finalmente, el especialista se refirió a la sustentabilidad de la monocultura sojera y su relación con el suelo. “El monocultivo de soja no es la mejor alternativa y se debe aplicar una rotación adecuada para poder sumar fertilidad química y biológica“.

Luego, el Dr. José Luis Rotundo, de la FCA-UNR se refirió a la ecofisiología y a la aplicación de diferentes prácticas de manejo para el logro de rendimientos potenciales. “Es necesario considerar que muchas veces, el valor de una tecnología particular depende del rendimiento potencial definido a través de los factores definitorios del rendimiento”, explicó.

Además, Rotundo resaltó que -desde el punto de vista del productor- el rendimiento potencial se define mediante prácticas como la elección de la fecha de siembra, el grupo de madurez del cultivar sembrado, la latitud donde se encuentra el lote de producción y la estructura del canopeo establecida mediante la elección del espaciamiento y la densidad de siembra lograda, entre otros. “Más allá de identificar qué práctica de manejo impacta sobre qué proceso fisiológico, es importante cuantificar la respuesta a de las diferentes tecnologías”, agregó el experto.

Por su parte, el Ing. Agr. Rodolfo Rossi (Nidera Semillas) compartió sus conocimientos asociados a la contribución del mejoramiento genético para la obtención de altos rendimientos en soja, aclarando que la demanda global del cultivo continuará con una tasa de crecimiento cercana al 6% anual. “Si bien en todos nuestros países, principalmente Brasil, hay superficie para seguir creciendo, el compromiso es reducir la presión sobre los recursos naturales y utilizar menos recursos e insumos para  producir más. Esto se define como factor de productividad (el aumento de los elementos unitarios)”, explicó el disertante.

Rodolfo Rossi, Nidera semillas.

Rodolfo Rossi, Nidera semillas.

 

En cuanto a la situación local, Rossi dejó en claro que existe un compromiso con las pautas del Plan Agroalimentario 2020, a partir del cual se definió una producción de soja cercana a los 70 millones de toneladas, cifra que supone un crecimiento en los rendimientos realmente significativo.

 “Para ello es imprescindible asegurar la colaboración de la genética”, remarcó Rossi al tiempo que explicaba que uno de los mayores aportes que han realizado las empresas tiene que ver con la indeterminación de las variedades disponibles.

Es importante la diversidad genética así como también avanzar en el fenotipeado de las plantas, lo que resulta clave pensando en avances frente a variedades resistentes a sequías, por ejemplo”.

Por su parte, el Dr. Fernando Salvagiotti (INTA Oliveros) puso en el centro de la escena a la nutrición como clave para lograr altos rendimientos en soja y compartió novedades en el manejo de micronutrientes. “Existe una brecha entre los rendimientos actuales y los alcanzables, a la que podemos llamar brecha nutricional. La reducción de la misma estará relacionada con la identificación de los nutrientes deficientes en el suelo y la definición del potencial de producción del ambiente”, explicó el disertante, y agregó: “En la región sojera local se ha identificado que el nitrógeno, fósforo y azufre son los nutrientes más limitantes de los rendimientos; y en alta producción también se ha informado de aumentos por la adición de micronutrientes”.

Respecto del manejo, Salvagiotti aclaró que los altos requerimientos de nitrógeno deben ser primordialmente satisfechos optimizando las prácticas de manejo que maximicen el aporte por fijación biológica y que la fertilización con nutrientes de menor movilidad como fósforo y azufre tendrá que considerar los efectos residuales sobre los cultivos de la secuencia. “Para mejorar la productividad y minimizar el impacto negativo sobre el ambiente es necesario conocer cuál es la eficiencia de uso de los nutrientes con la que trabajamos”, comentó el experto.

En otro orden, el Dr. Pablo Calviño (Consultor privado) se refirió a la posibilidad de incrementar los rendimientos a partir del manejo del cultivo, su productividad y la contribución del mejoramiento genético. “La correcta elección de variedad, fecha de siembra, arreglo espacial, sanidad y nutrición del cultivo está condicionada, en gran parte, por la calidad de identificación de los ambientes productivos tanto en productividad como en riesgos”, analizó Calviño. Además agregó que “en la actualidad, no tenemos más remedio que separar los ambientes y planificar la producción de manera eficiente”.

Desde el punto de vista del especialista, si uno listara las áreas que hay que tener en cuenta para realizar el mejor manejo de los cultivos, se debería comenzar con la caracterización de los ambientes productivos. “Hay que tener en cuenta: características de las variedades, bases de ecofisiología, manejo de la nutrición (inoculación, fertilidad propia del lote y fertilizaciones anteriores, relaciones de precios), manejo de malezas, plagas y enfermedades, calidad y enfermedades de semillas; y conocimientos de cuáles son las fechas de siembra óptimas para cada ambiente y variedad”, enumeró, entre otras variables que no siempre se tienen en cuenta. “Será clave también avanzar en la capacidad de las empresas para planificar, gerenciar y controlar sus actividades”, culminó el experto, sin dejar de destacar que “una buena caracterización del ambiente tendría que considerar un estimado de los rindes esperados”.

 Cerrando el panel, el Dr. Martín Díaz-Zorita (INBA-CONICET, DZD Agro y Novozymes) sostuvo que la expansión del cultivo de soja condujo a cambios en los sistemas y prácticas de producción con variados resultados sobre sus rendimientos. “En muchos casos, los rendimientos medios durante la última década fueron estables, mientras que al analizar la porción de máximos rendimientos alcanzables, estos fueron crecientes durante el primer lustro y relativamente estables en los siguientes años”, explicó. Sobre el tema también mencionó: “Cuando nos expandimos en superficie, nos movemos hacia suelos con ambientes de menor potencial”.

Más allá de esto, el especialista manifestó: “El manejo de sistemas de producción entendido como decisiones empresariales de largo plazo es una herramienta que podría explicar mejoras en los rendimientos alcanzables de soja”.  

 

Soja

Soja

 

En este sentido, también se refirió al desafío de implementar cambios fundamentalmente ligados a las rotaciones, al uso de fertilizantes y al cuidado de los suelos. “Es clave, por ejemplo, sostener la continuidad de la siembra directa en la región pampeana, lo cual explica incrementos del orden del 7 u 8% por reducción de erosión y mejora en la economía del agua“.

Por último, hizo referencia a la necesidad de trabajar en un mayor conocimiento sobre los sistemas actuales de producción como estrategia para seguir sumándole valor a la misma.

La nutrición en la agricultura por ambientes

Otro de los temas de la segunda jornada del “Simposio Fertilidad 2013” fue el de la nutrición de cultivos en la agricultura por ambientes a través de un panel integrado por el Dr. Agustín Pagani (Iowa State University y Consultor Privado 9 de Julio, Bs. As.) y el Dr. Gabriel Vázquez de AACREA

 En primer lugar, y dentro del bloque denominado “La nutrición en la agricultura por ambientes”, el Dr. Agustín Pagani, que se desempeña como asesor privado en Clarion, 9 de julio, y realizó un Post Doctorado en Iowa State University, analizó la importancia del manejo de sitio específico, teniendo en cuenta la variabilidad que se puede encontrar en los suelos. “Si bien, el agregado de tecnología en los procesos de diagnóstico puede resultar complejo, ya que se necesita más capacitación y una mayor inversión, permite mejorar los rendimientos para obtener una mayor eficiencia”, explicó. Además, Pagani se refirió a los factores que determinan las limitantes de los suelos y los objetivos de un diagnóstico de variabilidad espacial: “Hay factores que limitan o determinan las respuestas de los cultivos a la aplicación de los nutrientes como la topografía del suelo, y cantidad de nutrientes presentes. Por eso, la finalidad es identificar la respuesta potencial y en la aplicación alcanzar el nivel óptimo de cada nutriente en cada parte de nuestro lote.”

El especialista también resaltó la importancia de realizar un diagnóstico adecuado de variabilidad espacial para no sobreaplicar en algunos sectores y subaplicar en otros. Además agregó: “Actualmente hay una gran cantidad de herramientas de diagnóstico de variabilidad espacial que pueden aplicarse cuando existe grandes  diferencias de rendimiento o una baja interacción entre la variabilidad espacial y temporal. Para un diagnóstico correcto se deben entrecruzar los diferentes datos obtenidos y en base a eso, determinar cuales son las prácticas aplicables desde el punto de vista empresarial”.

A continuación el Dr. Gabriel Vazquez, Coordinador de AACREA, focalizó su presentación en el análisis de los suelos de la provincia de Bs. As. y la posibilidad de practicar la agricultura por ambientes. “Determinar las características del suelo (donde se separa por zonas o ambientes y no por hectáreas) y establecer los factores limitantes (tosca, alcalinidad) permite definir el perfil de suelo de cada ambiente y mejorar los rendimientos y optimizar el uso de los fertilizantes”, explicó el especialista.

En cuanto a la fertilización de nutrientes como el nitrógeno, fósforo y azufre, el experto señaló la relevancia de poder integrar todas las capas de información que se tienen para caracterizar la variabilidad y buscar la mejor forma de poder llevarlo a cabo desde el punto de vista empresarial.

Luego, Vázquez destacó los beneficios de la fertilización variable ya que “permite optimizar el uso de fertilizantes, maximizar el potencial productivo y minimizar la cantidad de emisiones de efecto invernadero, algo que por el momento solo aparece en los discursos políticos pero no tanto en el ámbito agronómico”.

Para finalizar y al ser consultado sobre la finalidad de este tipo de prácticas que determinan las características de los ambientes concluyó: “La idea central es tirar la cantidad de nutrientes que hacen falta, ni más ni menos“.

El rol de los asesores en el manejo de nutrientes

 En el marco del 11º Simposio de Fertilidad, se realizó un panel de asesores a partir del cual referentes de distintas zonas productivas dieron su visión sobre la situación en cuanto al manejo de nutrientes

El panel en el cual se discutió el rol de los asesores técnicos y el conocimiento como valor agregado a las producciones, el Ing. Miguel Boxler (CREA Sur de Santa Fe – asesor en el Sudeste de Córdoba y Sur de Santa Fe) sostuvo la importancia de utilizar distintos indicadores de suelo y cultivo, calibrados localmente. “Esto posiciona mejor al productor para la toma de decisiones tanto en el corto como en el mediano plazo”, explicó Boxler. Además, destacó que el hecho de mostrarles a los agricultores los datos de las distintas redes de conocimiento existentes facilita la adopción de las tecnologías disponibles. Por último, el especialista resaltó la importancia del buen manejo del agua y una fertilización balanceada a la hora de alcanzar los máximos niveles de eficiencia.

 Por su parte, el Ing. Fernando Ross (INTA Barrow y asesor en el Sur de Buenos Aires) analizó qué nutrientes son los más limitantes en su zona actualmente y comentó cómo el manejo de la fertilización en los principales cultivos ha sido realizada gracias a la evaluación de variadas herramientas de diagnóstico. “En la región, las principales problemáticas están ligadas a la limitación en la profundidad de los suelos y las escasas precipitaciones, respecto de zona núcleo. Vemos que muchos productores están casi al límite en la eficiencia en el uso del agua. Este es el gran desafío para la genética futura”, mencionó el experto. Y culminó: “La intensificación la vemos de la mano del manejo del sitio específico, ambiente por ambiente. El método de balances es un camino hacia la agricultura de precisión, con acceso a la información sobre el rendimiento índice y el nivel de nutrientes aportados”.

Del panel también participó el Ing. Agr. Nicolás Capelle (asesor en Junín), quien destacó en relación a la temática propuesta, la importancia de recorrer los lotes y lograr un buen diálogo con los productores, reforzándoles el concepto del costo oculto que genera el desbalance de nutrientes en los suelos. “Como intermediarios en este tipo de relaciones, debemos siempre buscar el equilibrio entre la renta, la sustentabilidad y los riesgos, aplicando los fundamentos de la nutrición con una visión más amplia; las dosis tienen que definirse luego de un proceso de análisis mucho más amplio”, explicó. Por último, el ingeniero agrónomo sostuvo que “los sistemas de producción están en deuda con el suelo y todos los eslabones de la cadena somos responsables de ello; lo importante es avanzar en difundir el rol de la ciencia y la extensión a campo”.

Por último, el Ing. Agr. César Quintero (UNER y a asesor privado) describió la situación actual en la provincia de Entre Ríos, en donde la soja ocupa un 65% de la zona agrícola, seguida por el trigo y el maíz. En cuanto a la toma de decisiones vinculadas a la introducción de nitrógeno en los suelos (principal deficiencia), Quintero destacó dos aspectos a tener en cuenta: “En primer lugar, el rendimiento alcanzable en ese ambiente específico y la disponibilidad de nitratos a la siembra, la cual –normalmente- es baja o mediana”. Y agregó: “Hay que considerar la respuesta tanto productiva como económica”.

 

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