Por: Ing. Agr. Matías Cambareri – CPO Caburé
Aún a la espera de las lluvias en algunas regiones y con muy copiosas precipitaciones en otras, este invierno viene a decirnos que además del contexto político y económico en nuestro país, en términos agrometeorológicos también debemos esperar un poco para tomar algunas decisiones. Los milímetros de lluvia que ocurran (o no) en las próximas semanas serán clave para el crecimiento de los cultivos de fina en algunos casos y en otros, para evaluar su continuidad o no; y si bien en el mes de julio no es de esperar una gran cantidad de milímetros de precipitación acumulados, es importante en algunos sitios del país.
La precipitación acumulada durante el mes de julio (Figura 1) estuvo por encima de lo normal principalmente en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires, mientras que en el noroeste del país, se registró la anomalía negativa más importante.

Fuente: Red pluviométrica de Caburé.
De la extensa red de estaciones pluviométricas con las que cuenta Caburé (www.cabure.com.ar), casi el 40% de ellas (más de 300 puntos de medición) tuvieron una precipitación acumulada mayor a 30 mm. En la Provincia de Neuquén, se dio la mayor cantidad de días con precipitación superior a 10 mm (6 días) y en esa Provincia también, se dieron los valores más altos de precipitación acumulada (superando los 250 mm en Alumine). El segundo mes del invierno meteorológico permitió incrementar los niveles de agua en el suelo en algunos sitios, mientras que en otros la precipitación ocurrida fue insuficiente para cargar los perfiles de suelo, que sumado a temperaturas máximas anómalas (positivamente) ocurridas en julio, generaron deficiencias importantes en los cultivos de fina.

https://sissa.crc-sas.org/
Actualmente el SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica), que analiza el nivel de sequía asociado a la escasez de precipitaciones de los últimos 3 meses (entre mayo y julio) marca sólo en algunas regiones puntuales la condición de sequía “moderadas” o “anormales” (Figura 2) y como indicábamos en notas anteriores esto fue desapareciendo de la zona central del país, ya que esta sequía que el SISSA describe, está asociada sólo a escasez de precipitaciones.
Sin embargo, para saber cómo se desarrollarán y crecerán nuestros cultivos no sólo debemos mirar la cantidad de precipitaciones ocurridas, sino que debemos mirar cómo está el reservorio de agua: el nivel de agua en el suelo.

Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA
El mes de julio dejó una buena recarga de agua en los perfiles sólo en el litoral argentino, el este y el sur de Buenos Aires, donde tanto a nivel superficial, que es lo que rápidamente está disponible para evaporación (primeros 10 cm; Figura 3), como en profundidad (Figura 4), los niveles de agua en el suelo están entre adecuados a abundantes (más del 80% de agua útil en el perfil), lo que hace pensar que al menos en las primeras etapas de desarrollo de los cultivos de fina el estrés hídrico edáfico no será algo de qué preocuparse.
En algunos casos, existieron excesos que impidieron la siembra de trigo pero no fue en la mayoría de los lotes.

Fuente: Instituto de Clima y Agua. SMN-INTA-FAUBA
Esta “foto” actual del agua en el suelo para “la fina” junto a los pronósticos a largo plazo, nos permitirán realizar un correcto análisis para tomar las mejores decisiones en nuestro sistema productivo. Como la evolución del nivel de agua en el suelo puede ser estimada a partir de un balance entre la “demanda” (de la atmósfera o del cultivo una vez implantado) y la “oferta” de agua (precipitaciones), conociendo cuál es la tendencia a largo plazo (más allá de los 30 días) de las variables determinantes, puede predecirse de forma aproximada su comportamiento.

Con distintos niveles de probabilidad de ocurrencia, el pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ayuda a dilucidar cómo serán las condiciones de oferta (precipitaciones) y demanda (evapotranspiración, determinada en parte por la temperatura del aire) que hacen al balance de agua en el suelo, durante los próximos meses.
El pronóstico trimestral del SMN para el próximo trimestre de agosto-septiembre-octubre indica mayor probabilidad (50-55%) de tener temperatura media por encima de lo normal en prácticamente todo el centro-norte del territorio argentino (Figura 5).

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional: Pronóstico Climático Trimestral, 28 de julio de 2023.
Esto significa que donde tenemos mayor probabilidad de tener temperatura media por encima de lo normal, la temperatura media del trimestre mencionado sería al menos 0,5 °C mayor a los valores de temperatura media que observamos en la Figura 6. Por lo tanto, como gran parte de la demanda atmosférica está asociada a la temperatura, es esperable que la evapotranspiración acumulada en este período sea mayor a lo normal, en estas regiones y se “pierda” más agua de lo normal.

Por otro lado las precipitaciones acumuladas para el próximo trimestre (agosto-septiembre-octubre) tienen (i) mayor probabilidad de estar por encima de lo normal o normal (40-45%) sobre el centro-este de Buenos Aires, Mesopotamia y oeste de la Patagonia;(ii) inferior a lo normal o normal (40-45%) la provincia de Córdoba, Santiago del Estero y Chaco; y (iii) normal (>=40%) en el resto del país, exceptuando el noroeste (Figura 7). Es decir que se esperan menos de 50 a 100 mm acumulados en las Provincias de Córdoba y Santiago del Estero, por ejemplo (Figura 8).
El balance hídrico atmosférico (diferencia entre la demanda atmosférica y las precipitaciones) dependiendo del sitio podría ser levemente positivo o muy negativo, pudiendo no cumplir con la demanda esperable de los cultivos de fina en sus etapas iniciales.

Con respecto a la actualización del fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un impacto negativo (o positivo!) sobre las precipitaciones, ya estamos transitando la fase cálida del evento y continuará así durante toda la campaña. El evento el Niño tiene niveles de probabilidad superiores al 80% hasta el fin de la campaña fina, por lo que se espera que las precipitaciones ocurran durante todo el ciclo (Figura 9).
Si bien van ocurriendo de a poco, se espera que sea un año de lluvias, el tema es si serán lluvias que ocurran en tiempo y forma de manera de poder ser aprovechadas eficientemente por nuestros cultivos.
En resumen
La condición del fenómeno ENSO para la campaña agrícola que estamos transitando es “el Niño” y esto aseguraría tener precipitaciones adecuadas, si es que otros forzantes atmosféricos que interaccionan con este evento lo permiten. Este evento puede asegurarnos mayor humedad en la atmósfera y mayor cantidad de eventos de lluvia, habrá que cruzar los dedos y esperar que esos eventos se distribuyan de manera adecuada en el tiempo, de manera de poder aprovecharlos en su totalidad.
El pronóstico trimestral del SMN, también indica que en el mediano plazo habrá precipitaciones por encima de lo normal en una porción muy pequeña de nuestro país, mientras que se espera que en una región más importante las precipitaciones estén por debajo de lo normal. Arrancamos la campaña actual con muchos suelos a capacidad de campo, bien provistos de humedad y en los mismos ya se empiezan a observar enfermedades en los cultivos de fina.
Como siempre digo, utilizar la agrometeorología como una herramienta más que permita maximizar el uso del agua, haciendo economía del recurso hídrico: hoy estamos con buenas condiciones de humedad en muchos sitios mientras que en otros aún no.
Si bien estamos acostumbrados en el sector AGRO a insistir, persistir, resistir y nunca desistir, recomiendo hacer monitoreo de las condiciones actuales, analizar los pronósticos (a mediano y corto plazo) y recopilar DATOS para la construcción de estadísticas que ayuden a tomar las mejores decisiones.

Este artículo muestra un pantallazo general de lo que puede ocurrir y debe seguir ajustándose a medida que la campaña avance, contando con mayor certeza en los indicadores. En una escala temporal menor (por ejemplo, mensual) podría ocurrir que llueva más de lo que el pronóstico trimestral indica por lo que estemos atentos a los pronósticos de corto plazo (7-15 días).
La atmósfera es caótica y dinámica y las previsiones climáticas que acá presentamos se refieren a condiciones medias durante el periodo analizado, por lo tanto no contemplan la ocurrencia de eventos puntuales tanto en la escala intra-estacional como en una escala menor a la regional.