Por: Roberto Guercetti
Presidente / CEO CONECAR
Agencia: ArDig String agro
Nuevamente y en sintonía con el mundo, el año que se inicia deja atrás un ciclo complicado y abre las puertas dejando atrás un año hacia la consolidación de un camino.
Con acierto y errores, pero con un horizonte claro, Argentina debe alcanzar el rango de país normal, predecible, confiable. El gobierno nacional necesita continuar la tarea que inició hace 3 años transformando un sistema ineficiente y corrupto, en una administración transparente, ágil y moderna, que apueste a la integración y al desarrollo de las economías internas, con su consecuente salida al mundo.
El 2018, en lo que refiere a asuntos internacionales, terminó en lo más alto, con nuestro país como sede de la Cumbre del G-20, icono histórico, que junto a otros acontecimientos de relevancia, vuelven a colocarnos en el mapa internacional.
En este marco, se estableció que los países convocados aunaran esfuerzos para promover el desarrollo sostenible, aplicando tecnologías e innovación y a la vez aprovechando recursos, protegiendo la biodiversidad y la eficiencia en la producción de alimentos. El cambio climático y la producción de energías limpias también fueron temas de agenda, donde nuestro país, es un actor destacado.
La apertura de EE.UU. para las carnes bovinas, la presencia del primer ministro japonés levantando la vara en cuanto a exigencias comerciales, pone de manifiesto el cambio de imagen que buscamos brindarle al mundo, a partir de las nuevas políticas de gobierno en el contexto internacional.
En 2019 se define el destino de Argentina. Se están aplicando medidas de largo plazo que son las que necesitan los países que durante muchas décadas hicieron las cosas mal. No se arregla en 4 años, décadas de ineficiencia y despilfarro.
El coraje de iniciar este tipo de gestas, que tienen el costo de no dar frutos los primeros años, es uno de los valores más destacados de la administración actual. El sector privado tiene una gran responsabilidad de preparase para ese contexto. Argentina pasó de un mercado de 40 millones de consumidores, a uno de 7000 millones en pleno crecimiento, con todo por hacer.
Si tomamos como ejemplo la ganadería, la actividad está ante una transformación histórica, saliendo de un sistema informal desde el lado que se lo mire, impositivo, legal, sanitario, que nos llevó a achicar stock, bajar peso de faena, cerrar frigoríficos y demás datos negativos.
Hoy la ganadería, no solo está en pista de despegue, sino que la misma actividad aporta al desarrollo de toda la cadena agroindustrial, complementando con el agro, la industria de los alimentos, de los biocombustibles. Impulsa un derrame virtuoso en toda la actividad pecuaria.
Obviamente, todavía no hay resultados determinantes a la vista, debido a que los procesos sostenibles tienen la fortaleza en los cimientos y no en el decorado. Las tendencias deberían tener un ascenso lento pero sólido, prueba de ello, son los números de la exportación de carne bovina que este nuevo año superará las 500 mil toneladas, posicionándonos en el 5º puesto, después de haber caído al número 12.
Mantener el ritmo de crecimiento en sectores claves de la economía será posible solo con las medidas públicas adecuadas, que preparen el terreno y acompañen a las empresas e instituciones.
Debemos trabajar en cada caso concreto para hacer más con menos, y ofrecer bienes y servicios que estén a la altura de las exigencias externas. La vinculación con el ámbito académico es clave, debido a que contamos con mano de obra calificada y a la vanguardia de los avances en todas las disciplinas.
Argentina que es un actor fundamental en el marco internacional, en el campo de la ciencia y la tecnología aplicada al agro, debe serlo también en la cadena de ganados y carnes.
Es necesario hacer la tarea tranqueras adentro. La apertura de mercados conlleva un cambio en los procedimientos, el cual mejora y moderniza los eslabones de la cadena productiva. La certificación de normas y el cumplimiento de ciertos estándares para poder exportar es una clara ilustración de la afirmación precedente. El nuevo consumidor establece condiciones, la inocuidad de todo el proceso es clave. La trazabilidad, con la identificación electrónica, va en la misma dirección. Tener información confiable desde el principio hasta el final, no solo es valorado sino exigido por los consumidores.
Tenemos la gran oportunidad de ingresar a los mercados más exigentes. El mundo nos necesita y nosotros necesitamos el mundo. La población mundial crece día a día, y la demanda de alimentos es cada vez mayor y más sofisticada. Debemos agregar valor a la producción si queremos ser competitivos y convertirnos en proveedores de excelencia, donde podamos defender y capitalizar el potencial de productos emblemáticos, como la carne argentina.
En 2019 se define el destino de Argentina. Volvemos al corto plazo, o continuamos con un plan sustentable con bases sólidas, consolidando políticas de estado, que trasciendan a los gobiernos.