“AGRADEZCO PODER PINTAR LOS PAISAJES DE MI PATRIA CON MIS PAYADAS”
Nuestro entrevistado es un joven y reconocido payador nacido en Rojas, provincia de Buenos Aires, quien ha revolucionado la payada con su talento a la hora de improvisar.
Por: Bettina Cucagna – Desde el Interior
Nico Membriani ha encontrado en la payada una forma de expresión que seduce a jóvenes y adultos de Argentina. Con la lucidez que lo caracteriza y su sonrisa franca y sostenida recorre los escenarios brillando y llevando la voz de nuestra tradición. Nico es una figura clave en la renovación de la payada destacada por el compromiso con la tradición, las creencias, las pilchas y las costumbres gauchas.
Comenzamos esta charla como no podía ser de otra manera, preguntándote qué es para vos la TRADICIÓN y cómo la vivís todos los días.
Son las costumbres, las creencias de un pueblo transmitidas de una generacion a otra, es amplio el concepto y así me lo enseñaron. Soy un acérrimo tradicionalista enamorado desde la pilcha gaucha hasta el canto y la guitarra. A los 5 años empecé a bailar folclore en el ballet del pueblo llamado MAIKAN SUMAC que en quichua significa “CUÁL ES LINDA”, un semillero en la ciudad de Rojas.

Un 25 de mayo cuando tenía 5 años fuimos al desfile patrio y cuando bailaba el ballet infantil mi mamá me preguntó si me gustaría bailar folclore y dije que sí. Desde entonces me enamoré, empecé a rendir y me recibí de Profesor de Danzas Nativas. Bailé mucho tiempo y participé en muchísimos certámenes bailando las danzas tradicionales pero la que más amo es “La huella”. A los 17 viajé a Costa Rica a un intercambio cultural de danza y fue lo último que hice porque ya trabajaba en lo mío.
Quienes te conocemos desde hace mucho tiempo sabemos que tu vocación nació en la niñez, que has sido un “artista precoz” en el arte de payar.
Es verdad, comencé a payar aparejado con la danza a los 10 ó 12 años en el “Centro tradicionalista Fortín La Horqueta” de Rojas, esas instituciones que forjaron mi presente. Recuerdo que llevaba una guitarra de mi bisabuelo materno, Nino. Lo mio en guitarra siempre ha sido precario sólo acompañamientos y ahí empecé a improvisar, a decir versos, era la mascota. Les confieso que me llamaba la atención decir versos que rimaban, siento que fue un llamado de la tierra, vino de la vida, desde algún lado, no lo sé… A los 14 años empiezo a improvisar soltando palabras al viento que rimaban. Entonces empecé a estudiar las sextillas, cuartetas, décimas y conocí algunos payadores.
“Me encanta cantarle a nuestra Patria, siento que en la caja de mi guitarra caben todos los paisajes de la República Argentina”
El payador es un cantor popular que, acompañándose con la guitarra y en contrapunto con otro, improvisa sobre temas variados. ¿Qué opinás payador se nace o se hace?
Siempre existieron las dos hipótesis, se nace y se hace. Yo creo que payador se nace, como cualquier virtud que puede descubrirse o no. Soy eterno apasionado de la obra del maestro Atahualpa “LA TIERRA SEÑALA A SUS ELEGIDOS, NO PARA SU VANIDAD SINO PARA SU SACRIFICIO”, para mí no es sacrificio sino un compromiso asumido con la tierra, uno toma esa llama para ser lámpara del pueblo, para alumbrar, ser voz de los que no tienen voz, ser comunicadores de nuestro público que nos regala su palma, su oído.
El compromiso es aprender un poquito más cada día, para con nuestro canto secar lágrimas de alegría y dibujar sonrisas de alegría. Ese es mi compromiso asumido con la tierra. Y muy convencido voy en esa huella.
Mucho se habla en nuestro país del “gaucho”, aquel hombre de campo, jinetes algunos que simbolizan la resistencia y la fuerza de la cultura rural argentina. ¿Qué significa para vos el gaucho, sos un gaucho?
Para mí es el prototipo nacional que nos identifica. Es la pilcha, el saber llevarla. Es el soldado que sin ser militar de oficio hizo patria, derramó su sangre, es la mestización. Mi abuelo era tano pero también gaucho, y mi abuela es una gaucha. Actualmente somos gauchos con celular, enchufando la guitarra porque los sonidos lo requieren pero vistiendo la pilcha que lucieron nuestros antepadados allá por 1810 con mucho amor y respeto, somos tradicionalistas. Yo soy un gaucho del 2025.
¿Cómo te llevas con la modernización en la comunicación?
Estoy convencido que no se pierde lo nuestro estando vigentes, presentes en un streaming, realizando una videollamada vestido de gaucho; las pilchas hermosas que se ven en La Rural de Palermo también veneran al gaucho, somos gauchos de este tiempo haciendo honor a aquellos gauchos que derramaron su sangre para hacer grande esta Patria que hoy tenemos.

Recordá aquel niño que nació en Rojas, qué le diría al hombre de hoy que alcanzó el reconocimiento de la gente y sigue viviendo en Rojas, su terruño natal.
Es para emocionarse, el niño me habla todos los días porque vivo en Roberto Cano, paraje rural del partido de Rojas, en el mismo lugar de siempre. Allí donde el niño aprendió a andar en bicicleta por la calle de tierra que hoy está pavimentada, frente a las vías del Ferrocarril Sarmiento. La misma ventana por donde la mirada de mamá o de la abuela me esperaba cuando venía del colegio, es la ventana que abro todas las mañanas. Ese niño me pregunta si alguna vez me dijo que quería ser payador y la verdad que no, ese niño de golpe se encontró en el escenario de Jesús María improvisando coplas, con 15 años, un caluroso enero cordobés
¿Sentís que la fama, los viajes, el estar en tantos sitios distintos en pocas horas lejos de la familia, los aplausos te han cambiado o seguís siendo el mismo, pero con gran reconocimiento del público?
Soy el mismo pero con un poco más de responsabilidad. Vivo para esto y por esto. Siempre fui simpático y amable con todos, es mi forma de ser y vivir, no puedo ver que un chico esté esperando para sacarse una foto, creo que la fama es “puro cuento”, se apagan las luces y somos los mismos, si me resfrío tengo que quedarme en cama, cambio los pañales a mis hijos como cualquier padre, nada me cambia.
Has formado una hermosa familia, hablanos de ese núcleo familiar que te contiene y espera en Roberto Cano. Y si crees en las utopías…
Creo que las utopías se hacen realidad. Estoy convencido de vivir todos los días con buena onda y buena vibra, dejo que todo fluya, no programo. Mi sueño profundo, mi compromiso es que el payador esté en todos lados, no sólo en lo relacionado con el campo. Pero soy muy respetuoso de nuestro arte, mi límite es que no respeten la pilcha, al gaucho. Soy agradecido de trascender nuevas fronteras y a la vida todos los días.
Estoy viviendo una etapa bonita con mis niños. Tengo a Hilario de 6 años y Cipriana de 2 años.
Es una etapa hermosa, “uno se recibe de hijo cuando es padre” A Hilario le gusta rascar la guitarra, andar a caballo, decir palabras que pegue una con otra, el día de mañana que haga lo que él quiera, no voy a influir en sus decisiones. Cipriana es un maravilloso terremoto que llegó a esta vida para desarmar todos los esquemas. Mi esposa, Johanna, Lic. en Comunicación actualmente es profesora y cordobesa, nos conocimos trabajando en Jesús María. La vida me sorprende continuamente en estas cuestiones familiares y eso me encanta.
“Mi mensaje es que no dejen de escuchar la zamba de Atahualpa Yupanqui”
Cuál es el secreto para ser un “buen payador”, un artista destacado en el arte de la improvisación…
Cuesta decirlo en primera persona, pero lo resumo en tres cosas: el don o llamado de la tierra, cultura general por supuesto y un amor profundo a la bohemia de salir todos los días al camino, buscando un porqué: ser payador. Leer libros de historia, el diario, mirar un noticiero, aunque a veces cueste. Estar actualizado es muy necesario para la improvisación.

Mucha gente ha permitido que hoy Nico Membriani brille en los escenarios pero habrá algunos incondicionales, aquellos que inspiraron este exitoso presente.
Por supuesto, soy un agradecido en primer lugar a mi madre, María Rosa; a los abuelos maternos, Hiraeldo y Pirula, quienes me dieron mucho amor aunque primero no confiaban, quizá por miedo. Mi abuelo fue el patriarca de la casa, quien me crió. Y un eslabón primoridal, gran amigo que me dio cariño de padre y por él salí al camino y fui al primer evento de jineteada, se llama Alberto, mi padre en los sentimientos totalmente fundamental. Otra persona a quien estoy eternamente agradecido por supuesto, es mi padrino artístico, el madariaguense Negro Argentino Luna. Quizá por este motivo tengo un amor profundo por el pago de Madariaga y por su gente tan gauchesca.
Seguramente has tenido una “musa inspiradora” en tu carrera, y quiénes ayudaron desde el desinterés en tu crecimiento profesional
La inspiración está todos los días y en todos lados, en el paisaje de cada lugar donde voy y en la interacción con la gente del pago donde voy a actuar. Hoy en día, me inspiran muchísimo los niños en un evento folclórico, un niño a caballo, los vestidos de paisanos, los niños en el colegio.
En el ambiente profesional soy un agradecido por lo compartido con José Curbelo, Martita Suint, Lazaro Moreno, mi maestro de 9 de julio, Jorge Alberto Soccodato. También Gustavo Abello, Liliana Salvat, un espejo para mirarme, Carlos Marchessini. Los de mi camada, Emanuel Gaboto, Luis Genaro, Juan Alberto Lanane, Cristian Méndez, David Tokar, son mis hermanos mayores de este camino, sé que cuento siempre con ellos si necesito una gauchada.
En Uruguay he compartido jineteadas con el gran Uerfil Concepción, una leyenda viviente, también con payadores jóvenes uruguayos muy talentosos. Todos amamos esta profesión.
Como en toda profesión existen también en la de payador, los pro y los contra que la hacen más desafiante quizá.
Los pro todoooooo! Soy un enamorado de lo que hago, vivo de la improvisación, y por eso siempre estoy sonriente. Me hace feliz conocer nuevos lugares, relacionarme con la gente de distintas provincias, recorrer la Patria. Y por supuesto también están los contras, las ausencias, el viaje ya que la ruta es peligrosa y estar lejos de mi casa, de mi gente, de mis hijos.
Ya conocemos mucho más de tu vida, de tu historia entre las provincias de Córdoba y Buenos Aires. Hablanos de Jesús María, de Roberto Cano
En Jesús María me siento en casa. Aprendí a querer ese lugar, es mi segunda casa donde tengo familia, allí disfruto el boliche de copas compartiendo el vermut con la gente del lugar como también lo hago en el club de mi pago, el “ 4 de octubre “ donde siempre me espera una copa con los parroquianos, jugar a las barajas. Allí voy con “el Hilario” a tomar una coca, a compartir con los abuelos un partido en la cancha de bochas… En Jesús María voy al “2×1”, el bodegón del pueblo, a la plaza con Hilario a hamacarnos, es lo mismo que ir a la plaza San Martín de Rojas.

Cómo es un día de Nico Membriani en su “lugar en el mundo”, en ese paraje rural que elegís una y otra vez para vivir, criar a tus hijos, disfrutar de tu familia desde hace más de 3 décadas.
Mi día comienza muy temprano, me gusta avivar el fuego, acomodar el fogón, prender la radio, escucho mucho folclore y también radio de la Patagonia en invierno. Por supuesto que preparo el mate, busco el libro que estoy leyendo. Me gusta leer de todo, mucha historia y poesía, mucha poesía. El Martín Fierro, es mi caballito de batalla, mirar algo de Rafael de León, Leopoldo Lugones, Borges.
“A los 14 años empiezo a improvisar soltando palabras al viento que rimaban”
Si estoy en Roberto Cano ensillo el caballo cuando el sol entró a pegar y a las 11 de la mañana estamos en Rojas con Hilario, pasamos por el club, almorzamos en la casa de mamá y la abuela, todos juntos. Luego preparamos a los chicos para ir al colegio.
A veces me quedo en Rojas o regreso al pueblo y a la tardecita comienzo a preparar la cena porque soy el “cocinero oficial de casa”. Me gusta la comida de olla, comida elaborada, pollito a la cacerola, un estofado de osobuco con alguna pasta porque gracias a Dios tenemos la suerte que nos inviten con el asado en las jineteadas, jaja.
Sos un gran emisario de las cosas nuestras, sencillas, las que tienen un valor verdadero, las que hacen bien. Te pido un mensaje para los jóvenes argentinos que tienen un largo camino por recorrer y también para los adultos mayores que ya han recorrido ese camino.
Me encanta cantarle a nuestra Patria, siento que en la caja de mi guitarra caben todos los paisajes de la República Argentina, me considero un hombre de la llanura pampeana, un bonaerense por excelencia, pero a la vez agradezco ser payador para pintar los diferentes paisajes.
Mi mensaje es que no dejen de escuchar la zamba de Atahualpa Yupanqui “Tierra querida” donde van a encontrar las musas inspiradoras que al poeta lo hicieron canción y que por sobre todo tenemos que sentirnos orgullosos de ser argentinos. A los JÓVENES: no olviden la tarea que han realizado los abuelos y los padres para llevar adelante esta Patria.
El respeto tiene que ser bandera principal, decir “buen día”, “buenas tardes” en cualquier lugar de nuestro país es el mejor idioma que puede tener la felicidad.
A los ADULTOS que escuchan lo nuestro, que acompañan nuestro canto graciasss por tanto que nos dieron y perdón a veces, por cierta parte de adolescencia y juventud que le debe tanto respeto a la Patria.
Para finalizar, un deseo para nuestra querida Argentina a la que tanto cantás y querés.
Deseo que tengamos suerte, que cambie todo un poquito. Jamás hablo de política en mi canto pero sí denuncio injusticias. Mi sueño es que esta Patria sonría o mejor dicho, vuelva a sonreir. Tenemos uno de los mejores países del mundo y con mi guitarra en la mano seguiré secando lágrimas y dibujando sonrisas en nuestra gente de Argentina.
Para el final de esta hermosa entrevista les dejo esta décima de un gran poeta Gil que dice:
“Tiende tu mano al vecino/ porque sí, por elegancia
Que no todo sea ganancia/ a la vera del camino
Cambia de sabor el vino/ cuando no hay con quién brindar
Qué harás con atesorar/ o ser opulento en bienes
Si entre tus bienes no tienes/ el bien supremo, el de dar”
Mil graciasss querido Nico Membriani!!! Fue un gustazo charlar con vos y compartir de cerca esa pasión contagiosa por nuestra tradición gaucha.