Por: Ing. Agr. Matías Cambareri -CPO Caburé
Venimos anticipando hace un tiempo que habrá vaivenes en lo que respecta a las precipitaciones, al menos hasta que se establezca lo que pareciera ser finalmente la fase cálida del fenómeno ENSO (El niño). Y así, como el mes de febrero dejó valores de precipitación acumulada muy pobres en general, durante marzo, nuevamente ocurrieron precipitaciones que mejoraron la condición de humedad en el perfil del suelo y como dice la canción dedicada a la Selección Argentina de fútbol: ahora nos volvimos a ilusionar. En las próximas líneas y acompañados de figuras que ayudarán a comprender la dimensión de lo ocurrido durante el pasado mes, haremos un recorrido de lo que dejó marzo en términos (agro) meteorológicos y qué se viene para los próximos meses.
En el mes de marzo del 2023 ocurrieron precipitaciones de variada intensidad y si bien prácticamente sólo en el sur de la Provincia de Buenos Aires estuvieron por encima de lo normal, llegaron a lugares donde se necesitaban acumulados de tal magnitud. El norte de la Provincia de Buenos Aires y toda la zona Litoral fue la zona que más alejada estuvo de los valores medios, con una anomalía de entre 50 y 100 mm. Sigue siendo esa zona la más complicada en términos hídricos, no sólo por la falta de lluvias, sino como veremos más adelante, por la escasez de humedad en el perfil.
La red de estaciones meteorológicas de Caburé permite observar cómo fue la distribución de precipitación acumulada en el mes de marzo en nuestro país, así como también obtener algunos insights que nos permiten jugar un poco con los números (Figura 1).
Esta vez fue en la Provincia de San Luis (en Merlo) donde se dio el máximo valor de precipitación acumulado (384 mm.). En la red, se recopiló que en el 15% de los puntos de medición (de aproximadamente 1000) la precipitación acumulada no superó los 30 mm, en el 56% de los puntos la precipitación acumulada fue menor a 100 mm y en el 90% de los puntos la precipitación acumulada fue menor a 200 mm. En la Provincia de Córdoba (Río Cuarto) fue donde se dio la mayor cantidad de días con precipitación superior a 20 mm (5 días), mientras que el valor más alto de precipitación acumulada en un día (alcanzando los 193 mm) ocurrió el 18 de marzo en Coronel Suárez, en el sudoeste de la Provincia de Buenos Aires.
Según el SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica), el nivel de sequía asociado a la escasez de precipitaciones de los últimos 3 meses (entre enero y marzo/abril) es considerado como “sequía moderada a severa” en el Litoral de nuestro país. Mientras tanto el norte de la Provincia de Buenos Aires, el oeste de Mendoza y este de Neuquén, la sequía es considerada “extrema a excepcional” (Figura 2). Pero tenemos que aclarar que esta sequía que el SISSA describe, está asociada sólo a escasez de precipitaciones.
“Para considerar la magnitud de lo que realmente están atravesando nuestras producciones actualmente debemos mirar cómo está el reservorio de agua: el nivel de agua en el suelo“
El mes de marzo compensó en muchas regiones las escasas precipitaciones de febrero, lo que permitió recargar los niveles de agua en el suelo no solo a nivel superficial (primeros 10 cm; Figura 3), sino también en profundidad (región del NEA, sur de Córdoba y sur de Buenos Aires), lo que permite ilusionar un comienzo de campaña “de fina” con perfiles adecuadamente provistos de agua, debido a que el agua en este estrato de suelo será clave para asegurar que el cultivo no esté limitado para su crecimiento en sus primeros estadíos fenológicos.
Pero esto sólo es el punto de partida, una foto actual de la condición de agua en el suelo que nos permitirá junto a los pronósticos a largo plazo, realizar un correcto análisis para tomar las mejores decisiones para nuestro sistema productivo.
Como la evolución del nivel de agua en el suelo puede ser estimada a partir de un balance entre la “demanda” (de la atmósfera o del cultivo una vez implantado) y la “oferta” de agua (precipitaciones), conociendo cuál es la tendencia a largo plazo (más allá de los 30 días) de las variables determinantes, puede predecirse de forma aproximada su comportamiento.
Con distintos niveles de probabilidad de ocurrencia, el pronóstico trimestral elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ayuda a dilucidar cómo serán las condiciones de oferta (precipitaciones) y demanda (evapotranspiración, determinada en parte por la temperatura del aire) que hacen al balance de agua en el suelo, durante los próximos meses. El pronóstico trimestral del SMN para el próximo trimestre (abril-mayo-junio) indica (i) mayor probabilidad (40-50%) de tener temperatura media por encima de lo normal desde el sur de la Provincia de Buenos Aires hacia el norte, exceptuando (ii) Santiago del Estero, Formosa y Chaco donde se espera mayor probabilidad (>40%) de tener valores de temperatura media dentro de los valores normales (Figura 5).
Esto significa que donde tenemos mayor probabilidad de tener temperatura media por encima de lo normal, la temperatura media del trimestre mencionado sería al menos 0,5 °C mayor a los valores de temperatura media que observamos en la Figura 6. Por lo tanto, como gran parte de la demanda atmosférica está asociada a la temperatura, es esperable que la evapotranspiración acumulada en este período sea mayor a lo normal, en estas regiones.
Por otro lado las precipitaciones acumuladas en el trimestre abril-mayo-junio tienen (i) mayor probabilidad (40-45%) de ser superiores a lo normal sobre el norte y noroeste del país, Córdoba, oeste de Santa Fé, este de San Luis, La Pampa y gran parte de Buenos Aires y(ii) mayor probabilidad de estar en el rango normal (>40%) de precipitación acumulada sobre el norte del Litoral, Cuyo, centro y norte de Patagonia (Figura 7).
Es decir que se esperan más de 200 mm acumulados en el este de la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo y más de 150 a 200 mm en el este de Córdoba (Figura 8). El balance hídrico atmosférico (diferencia entre la demanda atmosférica y las precipitaciones) sería levemente positivo en gran parte del país, volviendo a recargar de agua los perfiles del suelo.
Con respecto a la actualización del fenómeno ENSO (El Niño South Oscilation) que en gran parte de nuestro territorio tiene un impacto negativo sobre las precipitaciones, todo parece indicar que lo que anunciábamos varios meses atrás se va a concretar durante esta campaña. El evento el Niño se consolida cada vez más y si bien estamos transitando la fase neutral del evento, que tiene un 70% de probabilidad de continuar en el trimestre abril-mayo-junio, esta transición sería muy corta. La probabilidad de pasar a la fase cálida del evento (el Niño) a partir del trimestre mayo-junio-julio comienza a ser superior a la probabilidad del evento neutral y después de mucho tiempo podemos esbozar una sonrisa (al menos en términos meteorológicos).
En resumen
Es prácticamente un hecho que la condición del fenómeno ENSO para la próxima campaña agrícola será “el Niño”. Esto puede asegurarnos mayor humedad en la atmósfera y mayor cantidad de eventos de lluvia. El pronóstico trimestral del SMN, también indica que en el mediano plazo habrá buenos niveles de precipitación acumulada en zonas productivas importantes de nuestro país. Muchachos, ilusionémonos! Comienza una nueva campaña y todo hace pensar que no va a ser de escasez de precipitaciones. Así como cuando falta agua lo indico, cuando hay, también es necesario utilizar la agrometeorología como una herramienta más que permita maximizar el uso del agua, haciendo economía del recurso hídrico.
Como siempre recomiendo, hacer monitoreo de las condiciones actuales, analizar los pronósticos (a mediano y corto plazo) y recopilar DATOS para la construcción de estadísticas, que ayuden a tomar mejores decisiones. Mientras continúe la fase neutral del evento ENSO, seguiremos dando un paso adelante y dos para atrás en las precipitaciones, pero a la vuelta de la esquina todo indica que tendremos mejores condiciones de humedad.
Este artículo muestra un pantallazo general de lo que puede ocurrir y debe seguir ajustándose a medida que la campaña avance, contando con mayor certeza en los indicadores. En una escala temporal menor (por ejemplo, mensual) podría ocurrir que llueva más de lo que el pronóstico trimestral indica por lo que estemos atentos a los pronósticos de corto plazo (7-15 días). La atmósfera es caótica y dinámica y las previsiones climáticas que acá presentamos se refieren a condiciones medias durante el periodo analizado, por lo tanto no contemplan la ocurrencia de eventos puntuales tanto en la escala intra-estacional como en una escala menor a la regional.