Microbiología Agroindustrial

Ceres Demeter toma proyectos de la comunidad científica, los desarrollan y los ponen a disposición de distintas empresas del agro. “Llevar la ciencia al campo” es uno de los principales desafíos de esta empresa enraizada en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, con proyección internacional. Esta incipiente compañía tiene el propósito de contribuir a la […]
mayo 28, 2021

Ceres Demeter toma proyectos de la comunidad científica, los desarrollan y los ponen a disposición de distintas empresas del agro. “Llevar la ciencia al campo” es uno de los principales desafíos de esta empresa enraizada en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, con proyección internacional.

Esta incipiente compañía tiene el propósito de contribuir a la producción de alimentos en el mundo, mediante la creación de tecnologías microbianas que sean capaces de resolver problemas de alto impacto en el sector. En Ceres Demeter investigan y trabajan en nuevos conceptos microbiológicos, mediante vínculos y alianzas estratégicas con instituciones científicas y empresas dedicadas a la producción y comercialización de bioinsumos. 

“Creemos que ante la mayor demanda global de alimentos, se avizora un mundo que tendrá que incrementar la producción de manera eficaz, inocua, afianzando buenas prácticas  agropecuarias, con conciencia ambiental, y uso responsable de los recursos. Siempre teniendo presente la sustentabilidad, la innovación y adoptando tecnologías”

Sergio Bonansea, Director General de Ceres Demeter

Por otro lado, explicando en detalle el trabajo de la empresa, Christopher Kilmurray, Director Científico de la empresa, cuenta que investigan y reclutan líneas de investigación de la comunidad académica para ser desarrolladas a gran escala. “Una vez que se logra el producto final, el mismo es licenciado a empresas con capacidad de posicionarlo en el mercado nacional y/o internacional. Apostamos por la ciencia y por el futuro”, dice. 

Ceres Demeter cuenta con un porfolio de productos microbiológicos enfocados al tratamiento de semillas y foliar, para cultivos extensivos, orientados en la estimulación bacteriana y de biomoléculas. Producen inoculantes, promotores de crecimiento, coadyuvantes y estimulantes foliares de origen bacteriano.

“Los bioestimulantes son microorganismos y sustancias diversas utilizadas para mejorar el crecimiento de las plantas. Los mismos  intervienen en los mecanismos fisiológicos para aumentar el rendimiento y la calidad de los frutos, debido a la estimulación de resistencia y recuperación en situaciones de estrés e incorporación de  nutrientes”, explican.

Su metodología de trabajo se divide en dos: primero, y una vez que detectan nuevas líneas de investigación, el sector de laboratorio se encarga del proceso de “scale-up” y desarrollo pre-comercial, el cual consta de las varias actividades: el estudio de factibilidad para el escalado industrial y análisis de todos los costos relacionados a la producción de la tecnología, y el potencial de su inserción en el mercado. Luego, es el turno de la formulación de la nueva tecnología (microorganismos, moléculas, mezclas, etc.) en volúmenes adecuados para las evaluaciones pre-comerciales; se realiza la evaluación de los formulados a nivel cámara de cultivo de  plantas y micro parcelas a campo; y se evalúan los formulados a nivel campo (ensayo macro), de dónde se obtendrán los resultados para la aprobación y registro de la tecnología. Y por último, luego de la creación de demanda a clientes potenciales, se consolida la venta de la tecnología llave en mano. 

En segundo lugar, Ceres Demeter brinda un servicio de investigación y desarrollo a empresas mediante el proceso de “open innovation”. “Escuchamos las demandas de nuestros clientes en materia microbiológica y diseñamos una solución a medida desde nuestra empresa”, manifiestan

Un producto para maíz en pleno desarrollo

En este momento en Ceres Demeter están trabajando en un tratamiento biológico para optimizar el crecimiento inicial del maíz. 

“Todavía está en etapa de desarrollo, pero es una tecnología desarrollada con el propósito de mejorar las condiciones de crecimiento inicial de plantas de maíz, bajo el nombre de Forza”, dice Christopher Kilmurray, y cuenta que, entre otras características, “mejorará los estándares de germinación y desarrollo de las plantas; se enfoca en la velocidad de emergencia y desarrollo del sistema radicular; y posee una importante ventaja en la absorción de agua y nutrientes”.

Será una línea diseñada para que se incorpore a los híbridos, entonces el productor recibirá la semilla lista para sembrar. “El productor no tendrá que realizar ningún tratamiento; esto asegura una trazabilidad adecuada y la garantía funcional del producto”, explica Kilmurray, agregando: “Las semillas serán enviadas a los centros de distribución correspondientes, diferenciadas con etiquetas que harán referencia a la tecnología incorporada, para ser comercializadas de la misma forma que se lleva a cabo con híbridos tradicionales, logrando de esta manera la venta de una semilla como paquete tecnológico”.

Por otra parte, Bonansea explica que esta tecnología está en desarrollo y disponible para ser licenciado por cualquier compañía. Una vez licenciada se firman convenios de confidencialidad y exclusividad con los compradores. “El desarrollo de este tipo de innovaciones evidencia grandes cambios que se están produciendo, y que se vienen”, asegura y recuerda que desde sus comienzos están buscando “transformar proyectos y trabajos de investigación, llevarlos a la acción; que el sector privado conozca y aplique estas nuevas tecnologías”.

Su historia 

Ceres Demeter comienza en 2009 cuando Sergio Bonansea, luego de finalizar su posgrado en la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), empezó a pensar en trasladar los conocimientos inmersos en el sector académico hacia el sector privado. “Empezamos vinculándonos con grupos de investigadores de la UNRC, con objeto de lograr la transferencia de nuevas tecnologías hacia el sector industrial, comercial. Poco a poco, esto permitió desarrollar líneas básicas de investigación, que fueron transformándose en productos que empezaron a aportar valor a la producción agropecuaria”, cuenta Bonansea, refiriéndose a los comienzos de la empresa. 

En 2013 se incorpora a Ceres Demeter Christopher Kilmurray, especialista en microbiología, que comienza a desenvolverse en el área Comercial y de Desarrollo, al mismo tiempo que empezaba su posgrado en Ciencias Biológicas en la UNRC. Desde el inicio, el objetivo fue realizar transferencia de tecnologías microbiológicas a empresas, “la idea es vincular la ciencia con la industria, transformar proyectos en soluciones de alto impacto para colaborar en el desarrollo de nuevos negocios y productos. Conocemos y entendemos a los dos sectores”, destaca Kilmurray como uno de sus diferenciales de Ceres Demeter. 

“Nuestros desarrollos tienen un sustento académico-científico, proveniente de la conjunción entre la empresa y las instituciones públicas, como Universidades, el Conicet, el INTA, etc. Nuestra relación con la comunidad científica e industrial es una de nuestras mayores fortalezas”, dice Bonansea, y señala que buscan “contribuir a la producción de alimentos en el mundo, mediante la inserción de la microbiología en el mercado”.

Ambos relatan que se asociaron en pos de un crecimiento complementario, ya que poseen visiones muy similares, pero con gustos diferentes. “Esto fue lo que nos llevó a posicionar la empresa en un mercado muy competitivo”, afirman. 

Por otro lado, con el objetivo de llevar a la empresa a un mercado global, en 2019 suman a otro socio, el abogado Luciano Nícora. “Luciano tiene todo lo necesario para contribuir económica, social y ambientalmente en los mercados que está inserta la empresa”, indican.

En 2020 se unió como socio estratégico Sergio Asis, ex integrante de Arcor Brasil, con el objetivo de trasladar su experiencia en procesos y negocios a Ceres Demeter, y apoyar a la globalización de la empresa.

“Ambos socios son muy complementarios, ya que Luciano es 100% estratega, mientras que Sergio es capaz de llevar esa estrategia a números, y discutirlos día a día con nosotros para su ejecución”, cuenta Kilmurray.

En la actualidad, la empresa se encuentra en una etapa de consolidación y expansión en el mundo agropecuario, valiéndose constantemente de las relaciones con el sector científico, y consolidando un nexo entre este y el mercado. “Somos un partner que posibilita la llegada de sus investigaciones al mercado”, aseguran. 

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